?Qui¨¦n roba las estrellas?
En el Canto V de la Odisea, Homero nos narra el periplo de Ulises hacia el pa¨ªs de los feacios, "... despleg¨® el velamen y sentado al tim¨®n contemplaba las Pl¨¦yades, sin perder la vista a la Osa, tambi¨¦n llamada Gran Carro, gu¨ªa de todo navegante y cuyas estrellas que la conforman nunca bajan a ba?arse al Oc¨¦ano. (...) La diosa Calipso hab¨ªale ordenado que durante diecisiete jornadas navegase con la Osa arrumbada a su izquierda". Hoy, muchas de estas brillantes estrellas son imperceptibles visualmente desde las inmediaciones de nuestras grandes urbes por efecto de la contaminaci¨®n lum¨ªnica. Contaminaci¨®n que resulta m¨¢s hostil cuando la luz se propaga en un ambiente saturado de part¨ªculas de humedad. Esta misma opacidad tambi¨¦n nos impide visualizar el objeto celeste m¨¢s bello y extenso del cielo nocturno, la franja estelar de nuestra galaxia vista desde dentro, la V¨ªa L¨¢ctea. Los pol¨ªticos locales y muchos ciudadanos confunden el despilfarro y la ostentaci¨®n luminosa como sin¨®nimo de progreso. Confundimos alumbrar con deslumbrar. Este anaranjado y nocturno hongo luminoso que cubre nuestras ciudades es, entre otras cosas, una agresi¨®n al fr¨¢gil ecosistema nocturno de bastantes especies, un derroche de recursos energ¨¦ticos y la perdida del firmamento estrellado, declarado por la Unesco el 2 de julio de 1992 como un patrimonio cultural a preservar para generaciones futuras. Arruinamos un patrimonio cultural y encima nos cuesta dinero.
No deber¨ªamos vivir de espaldas a las estrellas. Culturalmente siempre ha existido un vinculo entre el hombre y el cielo. El hombre desde su evoluci¨®n siempre ha tenido la necesidad de mirar al cielo para entender y regular los ciclos estaci¨®nales y lunares en la agricultura. Hoy, mucha matem¨¢tica que se imparte en los libros de texto tuvo su empuje en el af¨¢n de conocimiento de la mec¨¢nica celestes y la propia f¨ªsica de las estrellas. Sin olvidar esa otra fuente de inspiraci¨®n en la mitolog¨ªa y la literatura. La protecci¨®n del cielo oscuro no es ninguna banalidad, tenemos la obligaci¨®n de respetar, de dejar libre la opci¨®n, el derecho a ver y disfrutar del cielo estrellado, patrimonio com¨²n de la humanidad. Si nuestros pol¨ªticos, en su d¨ªa, pusieron tanto celo en aprobar la Ley para la difusi¨®n del f¨²tbol, por qu¨¦ ahora no ponen un poco de inter¨¦s en proteger este otro espect¨¢culo cargado de aut¨¦nticas estrellas y encima gratuito. Los planetarios, nuestro Hemisf¨¨ric, son espacios para la divulgaci¨®n de la astronom¨ªa, pero nunca deben ser la ¨²nica reserva para contemplar los astros celestes. Pues, ¨¦stos, tambi¨¦n deben ser contemplados en todo el entorno de la b¨®veda celeste. Cabe considerar que el mismo vocablo -cielo- deriva del lat¨ªn caelum, cincel, lo que est¨¢ bien trazado, lo bien esculpido.
El Parlament de Catalunya, el 16 de mayo del 2001 aprob¨® la Ley para la reducci¨®n de la contaminaci¨®n lum¨ªnica. Los primeros Ayuntamientos que se comprometieron en esta causa fueron los de T¨¢rrega (Lleida) y Figueres (Girona), dentro del ¨¢mbito espa?ol. A principios de este a?o el Parlamento de la Rep¨²blica Checa declar¨® su pa¨ªs "respetuoso con el cielo nocturno". El 29 de mayo de 2002, el Departamento de Ciencias Experimentales de la Universidad Jaume I de Castell¨®n, junto con muchos de sus conciudadanos, firmaban un manifiesto con un protocolo de normativas para reducir el impacto lum¨ªnico, el derroche energ¨¦tico y preservar, as¨ª, la calidad del cielo en los n¨²cleos urbanos de la Comunidad Valenciana. Un claro ejemplo de aberraci¨®n lum¨ªnica son las farolas globo (chupa-chup) carentes de ninguna proyecci¨®n al suelo. Casi el 70% de estos fotones artificiales se diluye en el cielo, ?Ser¨¢ que hay concejales de urbanismo que a¨²n no se han enterado que los aviones utilizan otros sistemas de navegaci¨®n nocturna? Menos se entiende que desde la administraci¨®n local y auton¨®mica no se incentive el uso de las l¨¢mparas de vapor de sodio en detrimento de las l¨¢mparas de vapor de mercurio y las de halogenuros met¨¢licos, tanto para el alumbrado p¨²blico, factor¨ªas, puertos y aeropuertos. Las primeras son las menos contaminantes, de luz amarillenta y monocrom¨¢tica y emiten s¨®lo dentro del espectro visible. Las segundas, de luz blanca y azulada, presentan emisiones en el espectro ultravioleta y adem¨¢s poseen componentes muy contaminantes.
Muchos pol¨ªticos locales infravaloran esta problem¨¢tica medioambiental por el hecho que no arrastra votos. A¨²n as¨ª, nosotros y todo aquel que tambi¨¦n se sienta un poco homo astronomis, seguiremos comprometidos contra este irracional derroche de fotones artificiales que con el agravante de nocturnidad nos roba estrellas como la roja Antares.
Josep Emili Arias. Agrupaci¨®n Astron¨®mica de La Safor, Gandia. Contacto: www.celfosc.org y www.astrored.net/patrimonio/.
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