Juegos delicados sobre un fondo dulce

Una fachada neocl¨¢sica realza el hotel Claris, buque insignia de Derby Hoteles, cadena catalana que preside el egipt¨®logo y erudito Jordi Clos, art¨ªfice del Museo Egipcio de Barcelona. Piezas arqueol¨®gicas de enorme valor y obras de arte diversas acompa?an a quienes cruzan las estancias del inmueble. En una esquina del edificio, con acceso directo desde la calle, abre sus puertas este sugerente restaurante-bar, de est¨¦tica contempor¨¢nea y alma refinadamente neoyorquina. Abajo, el bar propiamente dicho. Arriba, un restaurante posmoderno donde se ofrecen recetas mediterr¨¢neas agradables influidas por las tendencias de moda. Su art¨ªfice, Miguel Calzado, profesional inquieto y sensible, conecta con el esp¨ªritu culto de la casa. Es una l¨¢stima que, llevado por su obsesi¨®n por estar a la ¨²ltima, aspire en demas¨ªa los resoplidos de las vanguardias en lugar de apoyarse en el recetario catal¨¢n para consolidar su propio estilo. Y como lo que priva en estos momentos son los sabores salados / dulces, la mayor¨ªa de sus propuestas, algunas francamente buenas, andan pegadas al az¨²car. Una trampa gastron¨®mica de la que deber¨ªa distanciarse. Da lo mismo que se trate de entrantes, pescados o carnes, las notas edulcoradas aguardan agazapadas. Se comprueba con la sopa de setas, irreprochable, en la que emerge una gamba sobrepuesta a un dulz¨®n pur¨¦ de boniato. Plato sabroso, pero raro. Queda en evidencia en los canelones de calabaza rellenos de liebre a la royal, s¨®lo discretos, de gusto dulz¨®n y amargo. Y lo ratifican los huevos de pay¨¦s con caviar, espl¨¦ndidos, aunque orlados de un pur¨¦ de patatas violetas cuyo fondo dulce desentona de la espectacularidad de la mezcla. Mucho m¨¢s l¨®gica resulta la delicada tarrina de foie-gras rellena de d¨¢tiles, cubierta por un escabeche suave. Y particularmente chocante la lubina con mollejitas de cordero, carqui?olis y una reducci¨®n del vino dulce Pedro Xim¨¦nez, jarabe que no pega nada con el pescado. Menos mal que en las alb¨®ndigas de ib¨¦ricos con vieiras y manzanas, el juego dulce / salado enriquece un t¨ªpico mar y monta?a correcto. En East 47 se cuidan los detalles, desde el servicio, muy amable y profesional, hasta el surtido de panes, particularmente variado (imprescindible probar el de nueces y la oblea triangular de aceite).