?Salones de la infancia?

Algunos comentaristas sostienen con razones atendibles que ya no pueden verse pel¨ªculas en los canales televisivos usuales. De hecho, apuntan, se programan espacios publicitarios que, para conseguir la atenci¨®n del espectador, intercalan im¨¢genes f¨ªlmicas cada cierto tiempo. Si la cosa es as¨ª, sin duda ha creado escuela. Cuando uno visita acongojado alguno de los pabellones del Sal¨®n de la Infancia barcelon¨¦s, se encuentra inmerso en una serie innumerable de marcas publicitarias que, de vez en cuando, intercalan alg¨²n juego pero, sobre todo, objetos diversos, m¨¢s o menos ¨²tiles, en cantidades desmesuradas; eso s¨ª, con sus siglas en plano destacado.

Adem¨¢s, y por si fuera poco, el ministerio hisp¨¢nico del Interior (no hay error) tiene una caseta publicitaria en la que un v¨ªdeo muestra, entre otras infantiles haza?as, a j¨®venes ensayando el lanzamiento de granadas. Eso s¨ª, sin explosi¨®n mort¨ªfera. ?A todo esto es leg¨ªtimo llamarlo sal¨®n de la infancia? ?Acaso intentan imitar los salones infantiles de adoctrinamiento pensados por Orwell para su 1984?