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Uno de estos pasados y extra?os d¨ªas, en uno de aquellos fr¨¢giles peri¨®dicos, se resum¨ªa el ¨²ltimo estudio sobre el sexismo en la publicidad, tema recurrente pero apropiado en unas fechas en las que raras veces se interrumpe la emisi¨®n de anuncios para dar paso a alg¨²n peque?o fragmento de programa o pel¨ªcula.
Destacaban las conclusiones lo que tambi¨¦n aparece a simple vista, incluso de miope sin lentes : que vamos para atr¨¢s. Y se?alaban las promociones de juguetes "masculinos y femeninos" como el m¨¢s incuestionable bar¨®metro de este retroceso.
Una, desde su particular observatorio, infiere adem¨¢s que algunos mensajes no se conforman con reforzar los roles, sino que dan un paso m¨¢s hacia la mofa del ideal igualitario. Seguro que conocen ¨¦se donde el hombre pontifica en¨¦rgicamente que siempre han regalado a su hijo mu?ecas y a su hija balones, estrafalaria idea que acaba con el ni?ito chutando con inusitada sa?a a las cabezas de las peponas mientras la madre-zombi farfulla sin atreverse a discrepar.
Hay otro, de los del sexismo benevolente ("querida, es que soy un torpe, tu lo haces tan bien...") en que un joven padre, anti-educador en la igualdad y la corresponsabilidad dom¨¦stica, explica a su beb¨¦ c¨®mo hay que hacerlo de mal para no volver a fregar nunca m¨¢s. Menos mal que mami es muy lista y compra este detergente que puede con todas las grasas.Impagable tambi¨¦n aqu¨¦l en que a uno le anulan la excursi¨®n de pesca y ella le dice pues qu¨¦ bien, as¨ª podremos arreglar el trastero.
En una de tantas jornadas y seminarios supimos que casi no se reciben protestas en los Observatorios de la publicidad, ni en los organismos de defensa del espectador (donde los hay), siendo que un aviso de quejas transmitido al anunciante ha bastado para retirar m¨¢s de un engendro. Cuento esto para quien dude sobre la eficacia de formalizar o no el rechazo, con escr¨²pulos por si no ser¨¢ hacerles a¨²n m¨¢s publicidad. Porque si callamos, los brillantes creativos y sus clientes nunca se enterar¨¢n de que nosotras tambi¨¦n odiamos ordenar el trastero.
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