Tarea de escultores
Dos escultores muestran sus trabajos ¨²ltimos en sendas galer¨ªas bilba¨ªnas: Miquel Navarro (Mislata, Valencia, 1945) en la galer¨ªa Col¨®n XVI, y Koldobika J¨¢uregui (Alkiza, 1959) en la galer¨ªa Juan Manuel Lumbreras.
Miquel Navarro ofrece mayor inter¨¦s en las acuarelas -las que son esbozos de obras, no aquellas donde aparece la figura humana, que est¨¢n fallidas- y en los proyectos de obras de peque?o formato que en las esculturas revestidas de mayor empaque. Esbozar y proyectar es el territorio propio de lo inacabado y provisional, en tanto persigue dar alcance al logro definitivo. Esa vivencia de futuro esperanzado, plena de gozo creativo, contrasta con la realidad de las esculturas terminadas. Esculturas filiformes, de terminados fr¨ªos, trazadas por acumulaci¨®n de elementos geom¨¦tricos, con los c¨®modamente reiterativos puntos de fuga hacia el extremo superior, todo ello carente de pulso escult¨®rico. De poco sirve que nos muestre los tama?os grandes, cuando su genuino mundo se alza por encima de lo dem¨¢s cuando se centra en lo breve, min¨²sculo e inacabado. En el esbozo conviven a pleno la imaginaci¨®n l¨²dica y la fantas¨ªa. Quiz¨¢ se cumple en su caso la reflexi¨®n h?lderliniana respecto a que el hombre es un dios cuando sue?a y un mendigo cuando act¨²a. A?adimos otro quiz¨¢ a favor de lo breve e inacabado, al apuntar que sobre ese pivote se forja el pensamiento desinteresado cuyo fruto concluye en la verdadera creaci¨®n.
Koldobika J¨¢uregui sigue quitando a las maderas su vitalidad primigenia, a trav¨¦s de mostrarlas quemadas, anestesiadas, otorg¨¢ndolas as¨ª cierta opacidad misteriosa y silente. En esta ocasi¨®n, las formas escult¨®ricas que ha conseguido ir modelando en madera las ha pasado a hierro fundido. Y para dotarlas de una mayor similitud con la madera esos hierros fundidos llevan las m¨¢s de las veces un pavoneo negruzco. Es un error may¨²sculo, porque si con la madera admitimos la existencia de un proceso que va buscando por tanteos unas formas nuevas, con el hierro fundido, al ser una continuaci¨®n que se sirve de lo logrado por las maderas, no es otra cosa que aplicar lo que ya se sabe.
Un dicho en t¨¦rminos de creaci¨®n aduce que si lo sabes, no lo hagas, en tanto se recomienda hacer lo que no se sabe. Tampoco es acertada la inclusi¨®n del pan de oro usado en alguna escultura y en las tablas quemadas, por otra parte, tablas con incisiones gr¨¢ficas de escaso valor pl¨¢stico. Si se cree con convicci¨®n en las formas creadas es innecesario el adorno lujoso del pan de oro como apoyo. Dada la proliferaci¨®n de esculturas de formato peque?o vale arg¨¹ir que comerciar con simulacros est¨¢ en las ant¨ªpodas del verdadero arte.
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