En recuerdo de Acacia Uceta, poeta con memoria hist¨®rica
Brillaba con luz propia. Era una poeta con l¨ªrica de vida. Fue una mujer entregada a la poes¨ªa sin condiciones. Fue una compositora de la cadencia y el sentimiento humano sin fronteras. Contrajo compromisos sociales que jam¨¢s neg¨® a quienes la conocimos. Acacia Uceta es, fue, la poeta que como una flor silvestre perfuma con sencillez la belleza creadora.
Naci¨® en Madrid, y en la capital espa?ola los acontecimientos b¨¦licos dejaron una huella que permaneci¨® durante toda su existencia. Testigo de la tragedia espa?ola, se asomar¨ªa con el grito de Goya, y nos dir¨ªa: "Dejaron los pies al aire, / le cubrieron con peri¨®dicos / que no empaparon la sangre. / Ni?o roto en el asfalto / sobre la cruz de dos calles, / desde el colegio a la muerte / apenas vuelo que nace, apenas alba de espiga / entre la guerra y el hambre".
La informaci¨®n, la prensa, el conocimiento fueron para Uceta Malo un modelo de libertad de expresi¨®n inagotable. Ella no quiso que las generaciones presentes y venideras olvidaran, como hicieron otros poetas, a la Espa?a sangrante por la felon¨ªa castrense. Es un bello poema que titul¨® Bombardeo en Madrid.
?Hemos superado la guerra? No. El mundo del poder no escucha a los poetas ni al pueblo. Por ello la recuerdo cuando estuvimos con decenas de miles de personas en Madrid denunciando e intentando ingenuamente "parar la guerra".
Ella amaba la paz, el progreso, la convivencia, el sentido com¨²n, la libertad y la democracia sin ninguna ortopedia salvadora. Siempre estaba dispuesta a colaborar en pro del di¨¢logo y la raz¨®n. Y as¨ª lo hizo con el programa de Solidaridad con Argentina de escritores y artistas espa?oles. Fue un acto donde intervino junto a otros poetas, y el tambi¨¦n inolvidable Paco Rabal, con su repertorio, ley¨® sus poemas.
Acacia Uceta fue adem¨¢s una mujer generosa con los poetas j¨®venes, a quienes nunca negaba su apoyo. El Ateneo de Madrid, tribuna de Espa?a sin fronteras, fue desde muchos a?os su tribuna de amor y arte.
Que tambi¨¦n lo tuvo por Cuenca, y la cant¨® con alma y coraz¨®n. Su voz queda as¨ª a la Hoz del J¨²car: "?rbol y piedra, unidos / en el mismo color y el mismo sue?o, / funden este diciembre en la ceniza. / El invierno es un p¨¢jaro dormido / transformando los chopos en plumaje".
Y la poeta, la mujer, la abuela, la amiga... no pide, aunque se lo merece, homenajes, y nos sigue hablando dej¨¢ndonos un sereno clamor: "(...) Bajo la voz, / me abrazo a este silencio, / cierro los ojos... Y la vida pasa".
No es su despedida. Es su encuentro, porque tras su reciente muerte viven sus versos. Acacia Uceta, poeta con memoria hist¨®rica, nunca en el Olimpo ni en la tierra estar¨¢s ausente.-
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