Efecto centr¨ªfugo, o c¨®mo no engordar en Navidad
"?PERO LA FUERZA de gravedad en este planetillo no es m¨¢s o menos igual que en la superficie de la Tierra?", pregunt¨® Davidson.
-En la cara externa, s¨ª. Pero en el interior de Valera las condiciones son muy distintas. Aqu¨ª dentro los cuerpos son ingr¨¢vidos. ?No pesan nada!
- Me pregunto ?c¨®mo se puede vivir aqu¨ª dentro sin gravedad?
-Las circunstancias son distintas ahora en el interior de Valera. ?ste gira sobre su eje, generando una fuerza centr¨ªfuga que se dirige desde el centro geogr¨¢fico del planeta en direcci¨®n a la periferia, y nos empuja contra el suelo. De esta forma se crea una fuerza que tiene su valor m¨¢ximo en una franja de 2.000 kil¨®metros sobre la l¨ªnea imaginaria del Ecuador, y va perdiendo intensidad a medida que nos alejamos de esta l¨ªnea en direcci¨®n a los tr¨®picos. Esto ocurre as¨ª porque la velocidad de rotaci¨®n es m¨¢xima en el Ecuador, y pr¨¢cticamente nula en los polos, donde el giro es muy lento.
En plena vor¨¢gine exploratoria, por encontrar mundos ignotos, un subg¨¦nero de novelas de ciencia ficci¨®n centr¨® su foco de inter¨¦s en improbables visitas a una (imposible) Tierra hueca (v¨¦ase Ciberpa¨ªs del 9 de agosto de 2001).
No es ¨¦ste el momento de repetir la historia sino de hacernos eco de un par de sagas que capearon el temporal con fortuna dispar, ambas ambientadas, seg¨²n el canon, en sendos mundos huecos.
Es el caso de The Moon Maid (1926), recientemente reeditada, una epopeya que narra la rebeli¨®n de una humanidad esclavizada por una extra?a raza alien¨ªgena que habita en el interior de la Luna, una luna... hueca. Su autor, Edgar Rice Burroughs, el c¨¦lebre creador de Tarz¨¢n, ten¨ªa especial fijaci¨®n por el tema, creando una serie de novelas paralela, iniciada con At The Earths's Core (1914), que transcurre en el interior de una Tierra hueca, escenario que para colmo acaba siendo visitado por el mism¨ªsimo Tarz¨¢n.
La Luna descrita en The Moon Made es, en esencia, una corteza esf¨¦rica de 400 kil¨®metros de grosor, vac¨ªa en su interior. Esta vez, Burroughs opt¨® por no rizar el rizo de lo imposible, como hiciera al situar un "hermoso" Sol en el mism¨ªsimo centro de la Tierra para proporcionar luz a las razas que habitan su interior (v¨¦ase At The Earth's Core), aunque su alternativa no deja de resultar aterradora: la tenue luz que ilumina la cara interna de la Luna, "como un d¨ªa terrestre parcialmente brumoso", es debida a la elevada presencia de radio en nuestro sat¨¦lite. ?Genial! Y en 100 a?os, todos calvos... En plena efervescencia por las aplicaciones de la radiactividad, Burroughs no cay¨® en la cuenta de que la exposici¨®n continuada a altas dosis de radiaci¨®n resultar¨ªa letal.
La clarividencia de los Aznar
Sin hacer tanto ruido, pero con una clarividencia sorprendente, la m¨¢s castiza saga de los Aznar explota tambi¨¦n las posibilidades (e imposibilidades) de un sinf¨ªn de mundos huecos. Es el caso del autoplaneta Valera, un mundo imaginario descubierto por los Aznar en su simpar singladura por la Galaxia, que merced a su elevada rotaci¨®n proporciona el elemento faltante en las obras de Burroughs: en la cara interior de una corteza esf¨¦rica, la gravedad es nula; no pueden construirse ciudades, ni andar sobre su superficie con normalidad... Pero pueden imitarse los efectos de la gravedad terrestre, haciendo girar el planeta a gran velocidad.
El efecto centr¨ªfugo consiguiente proporciona una aceleraci¨®n (equivalente a una gravedad), de valor igual al cuadrado de la velocidad de rotaci¨®n por la distancia al centro del planeta, que tiende a empujar los cuerpos hacia fuera. Eso funcionar¨ªa de maravilla en el ecuador, donde el efecto centr¨ªfugo es m¨¢ximo, tal y como se describe en el fragmento de la novela Salida hacia la Tierra IV, de la reciente reedici¨®n de la simpar Gran Saga de los Aznar, del escritor George H. White.
Por el contrario, el mismo efecto, sobre la superficie de la Tierra, produce una disminuci¨®n de peso (o gravedad efectiva). De hecho, si consigui¨¦ramos hacer girar la Tierra a unos 7,9 kil¨®metros por segundo, reduciendo la duraci¨®n del d¨ªa terrestre a s¨®lo 1,4 horas, una persona situada en el ecuador ver¨ªa su peso anulado por el enorme efecto centr¨ªfugo. No pesar¨ªa nada... y adi¨®s dietas.
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