C¨®mo se fabric¨® el 'eje del mal'
El escritor de discursos de Bush relata c¨®mo improvis¨® el t¨¦rmino, inspirado en la II Guerra Mundial, y los pa¨ªses que lo forman
La frase m¨¢s c¨¦lebre de George W. Bush es aquella en la que incluy¨® a Irak, Ir¨¢n y Corea del Norte en un eje del mal que amenazaba al mundo. Desde que la pronunci¨®, hace casi exactamente un a?o, se dio por supuesto que una acusaci¨®n de tal calibre hab¨ªa sido largamente meditada. Pero la frase, en realidad, fue el fruto de una suma de elementos inconexos. Su ¨²nico objetivo inicial era vincular a Irak con el terrorismo. Ir¨¢n y Corea del Norte acabaron incluidos por razones circunstanciales o simplemente ret¨®ricas. El inventor del concepto eje, David Frum, ex escritor de discursos para Bush, ha publicado un libro en el que describe la improvisaci¨®n y la mediocridad imperantes en la Casa Blanca y en el que califica al presidente de Estados Unidos de agrio, dogm¨¢tico y mal informado.
Frum, de ideolog¨ªa conservadora, periodista de profesi¨®n y con una carrera larga y prestigiosa a sus espaldas, se declara admirador tard¨ªo de George W. Bush. Fue cr¨ªtico con ¨¦l durante la campa?a presidencial de 2000, acept¨® escribirle discursos m¨¢s por curiosidad que por devoci¨®n y sus primeras impresiones de la Casa Blanca fueron negativas. En su libro, aparecido esta semana en Estados Unidos, se refiere a la "escasez de cerebros de alta potencia" en el equipo presidencial, con la relativa excepci¨®n del gur¨² pol¨ªtico Karl Rove y del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y subraya su extra?eza ante la extrema religiosidad del ambiente. Bush inicia todas las reuniones de su Gobierno con una oraci¨®n y sus ayudantes dedican un rato cada d¨ªa al estudio de la Biblia.
Despu¨¦s del 11-S, Frum descubri¨®, como muchos estadounidenses, una imagen m¨¢s positiva de su presidente. "No parec¨ªa", escribe, "el hombre m¨¢s aconsejable para el puesto. Pero, por un extra?o giro del destino, result¨® ser, muy inesperadamente, el hombre adecuado". The right man, el hombre adecuado, es el t¨ªtulo del libro, el primero que relata desde dentro el funcionamiento de la presidencia de Bush. Frum dej¨® en verano su empleo como escritor de discursos para volver al periodismo.
David Frum afirma que muchos tienen una idea equivocada sobre el car¨¢cter de Bush: "No es dulce, es agrio", afirma, "y dado a los accesos de furia". "Incluso sus detractores m¨¢s feroces", a?ade, "rinden tributo a su personalidad agradable, pero, en privado, Bush no es el hombre llano y simp¨¢tico que parece ser en p¨²blico". En opini¨®n del ex redactor de discursos, s¨®lo se puede entender al actual presidente de EE UU si se tiene muy en cuenta su lucha contra el alcoholismo: "Cada ma?ana se levanta sabiendo que ¨¦se ser¨¢ otro d¨ªa sin una copa", indica. Eso explica, dice Frum, el autocontrol de Bush, una de las claves de su personalidad. Y explica algunos detalles de su rutina diaria: la regla sagrada de no acostarse jam¨¢s m¨¢s tarde de las 21.30, para no caer en tentaciones y su estricto programa de carreras y gimnasio.
El hombre m¨¢s poderoso del planeta es "impaciente y de enfado s¨²bito; a veces petulante o incluso dogm¨¢tico; carece de curiosidad y como consecuencia est¨¢ mal informado, y sus ideas son demasiado convencionales para un l¨ªder". Para Frum, sin embargo, "los defectos de Bush son mucho menos importantes que sus virtudes: decencia, honestidad, rectitud, coraje y tenacidad".
George W. Bush se rige por instintos, no por principios, y deja que sus colaboradores se ocupen de llevar sus inspiraciones pol¨ªticas al terreno de lo concreto. Eso produce fen¨®menos como la denominaci¨®n eje del mal para Irak, Ir¨¢n y Corea del Norte, una frase que sorprendi¨® e irrit¨® incluso a personas tan cercanas al presidente como su propio secretario de Estado, Colin Powell.
Seg¨²n el relato de Frum, todo comenz¨® cuando en enero de 2002 le encargaron una frase que sugiriera que Irak y Al Qaeda estaban relacionados, para que el presidente la incluyera en su discurso sobre el estado de la naci¨®n. Frum pens¨® en la palabra eje, que evocaba a Alemania, Italia y Jap¨®n, los enemigos de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Bush pod¨ªa afirmar que Irak y Al Qaeda constitu¨ªan un eje del odio (¨¦sa fue la formulaci¨®n inicial), lo que permit¨ªa vincularles sin necesidad de probar que el pa¨ªs soberano y la organizaci¨®n terrorista estaban aliados de forma concreta.
A la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, le gust¨® la expresi¨®n. Y pens¨® que hab¨ªa que aprovecharla para subrayar un cambio en la pol¨ªtica de Washington hacia Ir¨¢n: Rice ya no cre¨ªa que el r¨¦gimen de Teher¨¢n pudiera reformarse desde dentro y en esos d¨ªas decidi¨® cargar frontalmente contra el Gobierno de los ayatol¨¢s. Ir¨¢n, por tanto, entr¨® en el eje. Lo que cojeaba entonces era Al Qaeda, que cay¨® de la frase y pas¨® a otros p¨¢rrafos. En una revisi¨®n de ¨²ltima hora, a Karen Hughes, asesora de comunicaci¨®n del presidente, se le ocurri¨® que si las potencias del antiguo eje -Berl¨ªn-Roma-Tokio- eran tres, conven¨ªa que el nuevo eje tuviera tambi¨¦n tres miembros. ?Por qu¨¦ no a?adir a Corea del Norte? Ten¨ªa un Gobierno dictatorial, un programa nuclear agresivo y, adem¨¢s, su poblaci¨®n no era musulmana, lo que permit¨ªa negar que el mal de principios del siglo XXI fuera exclusivamente isl¨¢mico. As¨ª quedaron tres pa¨ªses consagrados como malvados, ante los aplausos entusiastas de senadores y representantes.
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