Arte y emoci¨®n
El arte, el gran arte, lo puso Carmen Linares, cantando de manera ejemplar, como hac¨ªa tiempo no la o¨ªamos. La emoci¨®n vino con la presencia de Rafael Riqueni, que est¨¢ volviendo a empezar despu¨¦s de su dram¨¢tica desaparici¨®n de m¨¢s de cinco a?os.
Arte y emoci¨®n, felizmente acordados, dejaron una noche para el recuerdo. Carmen cant¨® como sabe en sus mejores momentos, con grandeza, autoridad y un dominio de los estilos y de los recursos realmente impecables. Extraordinaria por tarantas, como siempre, ese palo en el que Carmen es ¨²nica. Brillante en los tientos, g¨¦nero que se ha vulgarizado de tal manera que la mayor¨ªa de los cantaores hacen de ¨¦l una melopea cansina y monocorde. Malague?as de distintas formas personales acu?adas por cantaoras que la precedieron en el arte...
Carmen Linares y Rafael Riqueni
Segunda guitarra: Salva del Real. Sala Clamores. Madrid, 9 de enero.
Tengo para m¨ª -y quiz¨¢s sea s¨®lo una intuici¨®n- que esta noche tan especial la cantaora puso el m¨¢ximo inter¨¦s en brindar su mejor arte al guitarrista que se sentaba a su lado, para facilitarle el desempe?o de su trabajo. Un Rafael Riqueni sorprendente, que est¨¢ reapareciendo y que pese a los a?os de inactividad demuestra no haber perdido ni mucho menos tanto saber acumulado en a?os de plenitud tocaora. Acusa los a?os perdidos, desde luego, pues la t¨¦cnica no se recupera en un d¨ªa, pero su sonido exquisito e inolvidable reaparece una y otra vez -la sole¨¢ trianera, una de las joyas de su corona art¨ªstica- y nos hace concebir fundadas esperanzas de que el maestro est¨¢ volviendo a su ser natural. Sorprendente, repito, y no saben cu¨¢nto me alegra decirlo.
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