EE UU cambia su pol¨ªtica y apuesta por la disidencia interna
Powell recibi¨® a Oswaldo Pay¨¢ para discutir una eventual transici¨®n democr¨¢tica en la isla
Estados Unidos ha reorientado su pol¨ªtica hacia Cuba apostando por la disidencia interna, en vez de por los exiliados, de cara a una transici¨®n democr¨¢tica. Washington ha enviado esta semana un claro mensaje al anticastrismo de Miami al degradar a un puesto meramente figurativo al cubano de l¨ªnea dura que dirig¨ªa la pol¨ªtica con La Habana, Otto Reich.
Al mismo tiempo, el ex jefe de Reich, el secretario de Estado Colin Powell, hizo un hueco en su apretada agenda para recibir con honores al opositor Oswaldo Pay¨¢, partidario de una transici¨®n pac¨ªfica.
"Los exiliados empiezan a entender que los disidentes deben liderar el cambio", dijo Pay¨¢
Hubo un tiempo en que los anticastristas radicales ten¨ªan influencia en la pol¨ªtica de Estados Unidos con Cuba. Cuando viv¨ªa Jorge Mas Canosa lograron que el Congreso fuera apretando las tuercas del embargo, pero su muerte, la derrota en el caso del ni?o Eli¨¢n y el creciente lobby contra el bloqueo han devaluado el poder del exilio a los niveles m¨¢s bajos de su historia. Fragmentados y hu¨¦rfanos de liderazgo, han pasado de ser protagonistas a jugar un papel de coro electoral de George W. Bush y su hermano Jeb, gobernador de Florida. La Casa Blanca, consciente de que no tienen voz, pero s¨ª votos, s¨®lo se siente obligada a complacerles con una pol¨ªtica de mantenimiento, d¨¢ndoles cargos de representaci¨®n, como el que Bush le acaba de dar a Otto Reich de enviado presidencial a Latinoam¨¦rica.
"El nombramiento de Reich es un premio de consolaci¨®n sin influencia pol¨ªtica, s¨®lo para la galer¨ªa", subraya Anya Landau, analista del Center for International Politics. "Reich cumpli¨® su papel para la reelecci¨®n de Jeb y ahora pueden prescindir de ¨¦l, aunque no del todo, porque todav¨ªa falta la reelecci¨®n de Bush".
El presidente nombr¨® hace un a?o a Reich subsecretario de Estado para Latinoam¨¦rica con car¨¢cter interino porque el Senado se opon¨ªa a su confirmaci¨®n, y al tener que cesar en vez de renominarlo, le ha ofrecido un cargo de libre disposici¨®n, con el que Bush no arriesga capital pol¨ªtico. Reich simbolizaba la recuperaci¨®n de la influencia en Washington del n¨²cleo duro, justo en sus horas m¨¢s bajas. Hace a?o y medio, ese sector radical, que llevaba 40 a?os so?ando con gobernar Cuba, empez¨® a extinguirse cuando la nueva generaci¨®n, al mando de la Fundaci¨®n Nacional Cubano Americana (FNCA), fundada por Mas Canosa, opt¨® por reciclarse como un partido moderado.
La FNCA vio venir los vientos de cambio en Washington y decidi¨® reinventarse para no quedar fuera de juego. Su directiva lo admite indirectamente. "Hay que adecuar la pol¨ªtica al momento. Nosotros hemos influido durante 20 a?os, pero la batalla ya no est¨¢ en Washington, esa batalla ya la tenemos ganada, ahora est¨¢ en las calles de Cuba", dec¨ªa Joe Garc¨ªa, presidente ejecutivo de la FNCA, durante una entrevista el viernes. Prueba de ese giro estrat¨¦gico es que ahora apoyan al disidente Oswaldo Pay¨¢, a pesar de que ¨¦ste se opone al embargo, que ha sido la piedra angular de la FNCA.
El respaldo a Pay¨¢, impulsor del Proyecto Varela en Cuba (petici¨®n de un refer¨¦ndum para ampliar las libertades ciudadanas), es significativo en muchos sentidos. Por una parte, permite a los sucesores de Mas Canosa atribuirse sinton¨ªa con la nueva l¨ªnea de Washington, y por otra, es revelador de la p¨¦rdida de liderazgo del exilio en la ecuaci¨®n pol¨ªtica de Cuba, porque a?os atr¨¢s sol¨ªan ser los exiliados y no los disidentes los que marcaban la pauta.
En declaraciones a este diario, Pay¨¢ se hizo eco este fin de semana de que "los exiliados empiezan a entender que los disidentes deben liderar el proceso de cambio", y de que EE UU apoya esa tesis. "Tengo la sensaci¨®n de que este viaje es una reorientaci¨®n de la visi¨®n que algunos ten¨ªan del papel de EE UU en los cambios".
Aunque hay un sector anticastrista que interpreta la realidad en un tono similar a Pay¨¢, los exiliados distan de hablar al un¨ªsono. Est¨¢n "m¨¢s fragmentados que nunca, si bien es cierto que han moderado el discurso de confrontaci¨®n", subraya Eloy Guti¨¦rrez Menoyo, presidente de Cambio Cubano, pionero en proponer una transici¨®n pac¨ªfica. Menoyo cree que la oposici¨®n dispersada en cientos de grupos dentro y fuera de Cuba "no es seria" porque s¨®lo beneficia al r¨¦gimen.
El cambio del perfil del exilio se debe en gran parte a las nuevas oleadas de cubanos -unos 20.000 al a?o- que en general est¨¢n en contra del embargo econ¨®mico, y a que se han establecido nuevos espacios de debate en los medios de comunicaci¨®n, que antes dominaban los ultraderechistas. El comentarista Francisco Aruca (amenazado por los radicales) fue el primero en abrir la brecha. Aruca es uno de los que creen que incluso la facci¨®n m¨¢s conservadora est¨¢ suavizando la demagogia pro-embargo, "preparando la opini¨®n p¨²blica para acomodar cambios" y no quedarse excluidos el d¨ªa que Washington decida levantarlo.
Ese d¨ªa no est¨¢ en el calendario de 2003 y tampoco en 2004, seg¨²n John Kavulich, director de US-Cuba Trade, y otros observadores, pero el camino se est¨¢ allanando en esa direcci¨®n a un paso r¨¢pido, por las presiones del gran lobby de empresarios y agricultores, apoyados por m¨¢s de 40 congresistas republicanos y dem¨®cratas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.