El adi¨®s del ¨²ltimo idealista 'aussie'
Lesionado en un hombro, Patrick Rafter se retir¨® en v¨ªsperas del torneo australiano del Grand Slam, una de sus asignaturas pendientes
Faltaban muy pocos d¨ªas para el Open de Australia, que comienza hoy, en Melbourne, cuando Patrick Rafter, ahora ya con 30 a?os, anunci¨® su adi¨®s definitivo al tenis. Eran pocos los que confiaban verle de nuevo empu?ando una raqueta desde que en diciembre de 2001 decidi¨® tomarse un a?o sab¨¢tico tras perder la final de la Copa Davis en Australia. Sin embargo, su comunicado del pasado viernes dej¨® un regusto de amargura entre los aficionados australianos. Rafter es el ¨²ltimo idealista, el ¨²nico jugador de las ¨²ltimas generaciones que tuvo una concepci¨®n de este deporte similar a la que siempre mantuvieron las grandes leyendas de los a?os cincuenta y sesenta.
"En muchos sentidos, Rafter supuso un reencuentro con la generaci¨®n formada por Harry Hopmann", comenta John Newcombe, uno de los campeones que acompa?¨® a Rod Laver, Ken Rosewall y Roy Emerson, entre muchos otros; "sab¨ªa c¨®mo ser feliz, pero en la pista se las arreglaba el solito. As¨ª lo hac¨ªamos nosotros. Cuando lleg¨¦ al equipo de la Copa Davis, Emerson me dijo: 'Ninguno de nosotros sale de la pista derrotado, a menos que derrame sangre sobre los dem¨¢s".
El doble campe¨®n del Open de EE UU cre¨® una fundaci¨®n para ni?os carentes de recursos
Rafter nunca lleg¨® tan lejos. Pero ama este deporte y ¨¦se es un valor poco en alza en el circuito actual. Probablemente, las lesiones, en especial la del hombro que le oblig¨® al final a abandonar, le impidieron configurar un palmar¨¦s m¨¢s brillante. Deja el tenis con dos Open de Estados Unidos (1997 y 1998) y dos finales de Wimbledon (2000 y 2001) como estandartes. Se va con tres asignaturas que ya nunca lograr¨¢ aprobar: el Open de Australia, Wimbledon y la Copa Davis.
"Sentir¨¦ especial arrepentimiento por no tener en mis vitrinas estos tres trofeos", confes¨® en su comunicado final; "pero as¨ª es el deporte. Unas veces se gana y otras se pierde. Aunque me voy satisfecho con mis logros, sabiendo que siempre d¨ª lo mejor de m¨ª mismo". Sus cifras indican que gan¨® once torneos y que sus ganancias en premios superan los once millones de euros.
Sin embargo, en su caso eso no es lo m¨¢s importante. Lo que realmente le ha convertido en un personaje de leyenda es su forma de afrontar la vida, su esp¨ªritu libre y la honradez con la que afront¨® todas las situaciones. Cuando gan¨® su primer Open norteamericano don¨® la mitad de su premio (unos 300.000 euros) a un hospital de Brisbane. En 1999 cre¨® la Fundaci¨®n para Ni?os que lleva su nombre y que dirige su hermana Louise para ayudar a los que carecen de recursos. Y en 2000 la ATP le distingui¨® con el Premio Arthur Ashe, reservado a quienes han realizado actos de car¨¢cter humanitario.
Fue el primero que sali¨® en defensa de Lleyton Hewitt cuando el actual n¨²mero uno del mundo tuvo problemas con la prensa de su pa¨ªs y pas¨® por momentos apurados en su propia casa. Y cuando John McEnroe coment¨® por televisi¨®n, tras su primera victoria en Flushing Meadows, que Rafter nunca ganar¨ªa otro t¨ªtulo del Grand Slam se limit¨® a contestarle: "Puede que John tenga raz¨®n. Lo ¨²nico que puedo asegurar es que el a?o que viene estar¨¦ aqu¨ª de nuevo para defender mis opciones".
Y lo hizo. Tap¨® con otro t¨ªtulo la boca de McEnroe. Y prosigui¨® su camino hasta que las lesiones le pusieron una barrera. Entonces cogi¨® los b¨¢rtulos y se fue con su compa?era, la modelo Lara Feltham, y con su primer hijo en busca de un nuevo camino a Pembroke, en la isla Bermuda.
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