Ros Marb¨¤ destap¨® el tarro

Del reparto vocal destac¨® Barbara Bonney en el papel de la Condesa. Siguiendo con las comparaciones futbol¨ªsticas, si Ros era Zidane, Bonney se podr¨ªa equiparar a Ronaldo. Ten¨ªa dos oportunidades; desaprovech¨® la primera, el aria Porgi amor, y se desquit¨® en la segunda, Dove sono, llevando a su terreno t¨¦cnico el aria y haciendo diabluras en el m¨¢s puro estilo mozartiano. El resto del reparto fue a m¨¢s conforme la noche transcurr¨ªa. Los comienzos fueron m¨¢s bien fr¨ªos, lo equivalente en arte a lo pol¨ªticamente correcto en el lenguaje de uso cotidiano. Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno tard¨® en coger las riendas de la acci¨®n. Al final consiguieron dar, con el resto del elenco, una sensaci¨®n de homogeneidad. Marco Arturo Marelli plante¨® unos decorados rococ¨® a lo Ti¨¦polo. Defini¨® mejor las situaciones teatrales que la psicolog¨ªa de los personajes. En raras ocasiones fue m¨¢s all¨¢ de lo previsible, en parte por su tendencia a subrayar lo evidente. El equilibrio entre la agitaci¨®n, el desenga?o y la ternura de que habla Starobinski, a prop¨®sito de esta ¨®pera, pas¨® inadvertido.