El 'caso Venezuela'

No es f¨¢cil tomar partido por Ch¨¢vez. Igualmente resulta dif¨ªcil decantarse en contra de ¨¦l. As¨ª que es entendible, como manifestaba el pasado martes 7 de enero Rosa Montero en su columna, que ni pol¨ªticos ni analistas ni intelectuales tomen partido sobre un tema tan peliagudo como es la "legitimidad" del presidente de Venezuela.

Conviene recordar que Ch¨¢vez salt¨® (o mejor, asalt¨®) a la arena pol¨ªtica con un intento de golpe de Estado (febrero de 1992) contra un presidente elegido democr¨¢ticamente, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez. Poco despu¨¦s, y revestido con una aureola de salvador de la patria, defensor de los pobres, con un discurso grandilocuente y demag¨®gico, accede a la presidencia con el apoyo de casi el 80% de la poblaci¨®n.

Pero bien es cierto que el h¨¢bito no hace al monje y que el pase por las urnas no necesariamente hace dem¨®crata a una persona.Ch¨¢vez tuvo su oportunidad, pero con su talante nada dem¨®crata y gobernando el pa¨ªs como si de un cuartel se tratara, con una situaci¨®n econ¨®mica desastrosa, en poco tiempo ha conseguido dar la vuelta a los resultados y perder "legitimidad social". Hoy tiene en contra a m¨¢s del 70% del pa¨ªs.

Venezuela lleva m¨¢s de diez meses "en guerra" contra su presidente. ?ste no puede seguir desoyendo la demanda de su pueblo, que a trav¨¦s de protestas y huelga general permanente le est¨¢ demandando nuevas elecciones. Me arriesgo a decantarme y pedir a Ch¨¢vez que tenga el valor pol¨ªtico de dimitir, convocar elecciones y enfrentarse a las urnas si quiere recuperar su legitimidad. ?sta y no otra actitud es lo que hace que un pol¨ªtico sea o no dem¨®crata.