Un d¨ªa en la Universidad Cat¨®lica de Lisboa
Son las seis y media de la ma?ana, el despertador suena y pulso el bot¨®n que me dejar¨¢ dormir a penas siete minutos m¨¢s. Seis y treinta y siete, es invierno, a¨²n es de noche, salgo de la cama, abro la ventana, corro para la ducha, abro el grifo de agua fr¨ªa para despertarme e intento ser lo mas r¨¢pida posible. En seguida me visto con la ropa que dej¨¦ preparada la noche anterior. Todo esto lo hago en un abrir y cerrar de ojos, puesto que a esa hora de la ma?ana ganar tiempo equivale a tener una mayor calidad de vida.
En una tentativa de hacer todo al mismo tiempo, bebo un vaso de leche, como un bocadillo, cojo la mochila, las llaves del coche y cierro la puerta de casa. Son ahora las siete y cuarto de la ma?ana, ya salgo con retraso, y una fila interminable de coches me estar¨¢ aguardando. Dentro del Opel Corsa, escucho los servicios de informaci¨®n de tr¨¢fico de la radio, que me van alertando de que la autopista Lisboa-Cascais ya esta llena y que la calle Marginal que va junto al mar no es una buena alternativa, puesto que tambi¨¦n all¨ª los coches est¨¢n parados.
No hay nada que yo pueda hacer, me contento mirando el mar, que est¨¢ muy bonito a esta hora de la ma?ana y haciendo "zapping"" entre las diversas emisoras de radio, buscando aquella m¨²sica que tanto me gusta y me ayuda a despertar, y el informativo, que me pondr¨¢ al tanto de todo lo que se va pasando en el mundo. Es verdad, a primera hora de la ma?ana, mi "costilla period¨ªstica" ya est¨¢ trabajando ... yo soy una estudiante de periodismo en la Universidad Cat¨®lica Portuguesa. Pasados cerca de cuarenta minutos despu¨¦s de haber salido de casa, llego a la universidad: tard¨¦ el doble de lo que ser¨ªa habitual.
Cerca de la universidad, ya reconozco la tradicional caravana donde casi todos los estudiantes aguardan impacientes hasta introducir su tarjeta, que les dar¨¢ acceso a la entrada en el parking privado de la universidad... Una vez pagados los cincuenta c¨¦ntimos de la entrada, pienso en tomar el caf¨¦ que me dar¨¢ energ¨ªas para el todo d¨ªa. Con toda esta carrera, ya ni me acuerdo de que puedo ser multada por la polic¨ªa.
Finalmente estoy dentro del campus universitario, que est¨¢ constituido por tres bloques: el de la Facultad de Econom¨ªa y Administraci¨®n, el de la biblioteca y el de la Facultad de Derecho, Tecnolog¨ªa y Ciencias Humanas. Me dirijo hacia este ¨²ltimo y como ya llego tarde no paro en el bar a tomar mi caf¨¦ y voy directamente hasta la sala 356 para asistir a la clase de deontolog¨ªa de la comunicaci¨®n.
Agotada y llena de verg¨¹enza por el retraso, entro en la clase y me siento en la ultima fila, apoyada en la ventana. Fuera veo comenzar el d¨ªa y viajo en el tiempo y el espacio: me acuerdo de mi primer d¨ªa en la universidad, de las personas que conoc¨ª, de como las propias infraestructuras de la universidad han cambiado: nuevas salas, nuevos parkings; la secretar¨ªa ha cambiado de local y muchas otras cosas m¨¢s peque?as, pero no menos importantes, que s¨®lo ahora en mi ¨²ltimo a?o de carrera me estoy dando cuenta ?Ser¨¢ que ya echo de menos la universidad? Ya en el final de la clase, me despierta la voz del profesor, que esta llamando la atenci¨®n de los alumnos sobre el plazo de entrega de los trabajos pr¨¢cticas.
Terminada mi primera clase del d¨ªa, camino en direcci¨®n al bar, pues la necesidad de un caf¨¦ es urgente. Son las diez, mis compa?eros de trabajo no vinieron a clase, voy a ver si los encuentro en la cafeter¨ªa. El bar a esta hora de la ma?ana esta lleno, son tantos los estudiantes que no veo a quien busco.
Descubro una mesa vac¨ªa en la secci¨®n de la cafeter¨ªa reservada a los no fumadores. Dejo mis libros en un asiento y voy a pedir el corrosivo caf¨¦. Cuando estoy en la cola, van llegando mis compa?eros, no s¨®lo los de mi clase, tambi¨¦n los de otras carreras. En los minutos que nos quedan del descanso hablamos de todo: de la ¨²ltima pel¨ªcula que fuimos a ver; del restaurante vegetariano en el Barrio Alto donde Miguel ha ido a cenar; de los ex¨¢menes que nunca acaban y de la fiesta de hoy por la noche en la discoteca Kapital. Terminada esta discusi¨®n de quien va o no a la fiesta, volvemos a clase para asistir a las lecciones de una asignatura m¨¢s.
Es medio d¨ªa, hora de la comida. Tengo clases hasta la seis de la tarde, por eso voy a comer algo en el restaurante autoservicio de la facultad. Me siento en una mesa con un grupo de estudiantes Erasmus. Durante la comida se habla en cinco lenguas: ingl¨¦s, portugu¨¦s, espa?ol, italiano y flamenco. Es sin duda, un gran intercambio de culturas diferentes. En este contexto uno de los Erasmus me pregunta que si yo s¨¦ alguna cosa sobre la tuna universitaria, y yo les contesto que en estos momentos est¨¢ teniendo lugar una actuaci¨®n de la misma en el parking de la universidad, ya que ¨¦sta es la semana de la tuna acad¨¦mica de la Facultad de las Ciencias Humanas. Decidimos ir en grupo y nos quedamos a escuchar la banda bastante tiempo, aunque reservamos algunos minutos para ir a la sala de ordenadores a leer nuestro correo electr¨®nico.
Terminada la clase de escritura creativa mi jornada esta llegando al final, s¨®lo me queda rodar la pel¨ªcula que estamos haciendo para la asignatura comunicaci¨®n audiovisual y coger el coche para volver a casa. Ha sido un d¨ªa dif¨ªcil, pero al final todo ha ido bien. Adem¨¢s, por la noche voy a salir de fiesta y volver a estar con mis amigos y compa?eros de la universidad.
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