El coste de la inacci¨®n
La econom¨ªa espa?ola ha cerrado 2002 con una tasa de inflaci¨®n del 4%, el doble de lo previsto por el Gobierno. Mejor se ha comportado la inflaci¨®n subyacente, que ha bajado tres d¨¦cimas durante el a?o -del 3,8% en 2001 al 3,5%- y queda la sensaci¨®n de que los precios han mejorado durante el segundo semestre del a?o. La inflaci¨®n espa?ola deber¨ªa ser en todo caso motivo grave de inquietud para el equipo econ¨®mico, sobre todo a la vista de la contenci¨®n de los precios en Alemania y Francia (1,1% y 2,2%, respectivamente) y de la desfavorable relaci¨®n para los productos espa?oles. Pero de las declaraciones p¨²blicas realizadas ayer por el vicepresidente Rodrigo Rato se desprende que el Ejecutivo no est¨¢ preocupado: "Las mayores preocupaciones de los europeos no est¨¢n en torno a los precios en pa¨ªses como Espa?a, sino en torno al crecimiento y al empleo en otros pa¨ªses", dijo. ?Quiere el se?or Rato elaborar un ranking de males econ¨®micos o pretende que los ciudadanos espa?oles se preocupen s¨®lo del desempleo en Alemania?
?Por qu¨¦ la inflaci¨®n espa?ola es tan alta en relaci¨®n con la europea? Una primera explicaci¨®n es que la pol¨ªtica monetaria fijada por el Banco Central Europeo (BCE) es demasiado laxa para las necesidades de la econom¨ªa espa?ola: a Espa?a le favorecer¨ªan tipos de inter¨¦s m¨¢s elevados. La segunda raz¨®n, y desde luego la de mayor importancia, es que la pol¨ªtica presupuestaria espa?ola es insuficiente para compensar la ausencia de un mayor rigor en el ¨¢rea euro. Las cifras de inflaci¨®n en Espa?a demuestran que el d¨¦ficit cero no tiene las propiedades terap¨¦uticas que se le atribuyen desde los ministerios de Econom¨ªa y Hacienda: ni garantiza m¨¢s crecimiento ni previene la inflaci¨®n. La pol¨ªtica presupuestaria s¨®lo podr¨ªa tener hoy efectos antiinflacionistas si registrase un cuantioso super¨¢vit, prueba de que no debe reducirse a un ejercicio casero de contabilidad.
Las pol¨ªticas de oferta y la rebaja fiscal contribuyen adem¨¢s a estimular las tensiones inflacionistas. Los mercados en Espa?a siguen funcionando con la misma rigidez que antes de las supuestas liberalizaciones del Gobierno; ninguna instituci¨®n p¨²blica se responsabiliza de la correcta formaci¨®n de los precios en las cadenas de distribuci¨®n de los productos agr¨ªcolas, y, acuciado quiz¨¢ por la merma de la recaudaci¨®n en el IRPF, el Gobierno no se ha reprimido a la hora de elevar los impuestos indirectos (combustibles, tabaco), cuyos efectos inflacionistas son inmediatos y devastadores. Hoy, en enero de 2003, el Gobierno tiene pendiente articular una pol¨ªtica antiinflacionista adecuada a las caracter¨ªsticas especiales de la econom¨ªa espa?ola. Tambi¨¦n la ten¨ªa pendiente hace un a?o y prefiri¨® sentarse a ver pasar los acontecimientos. Cabe esperar que el mal resultado de 2002 en materia de inflaci¨®n le anime a actuar en 2003.
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