Maravillas tecnol¨®gicas de ayer y de hoy
TEL?FONOS CON UNA C?MARA de fotos incorporada que permiten enviar mensajes multimedia. Videoconsolas para ver cine y para navegar por Internet. Artilugios tecnol¨®gicos de ¨²ltima generaci¨®n a los que habr¨ªa que encontrar nombre. Como se se?alaba en el Ciberp@¨ªs navide?o (12-12-2002), el tel¨¦fono que hace fotos deber¨ªa llamarse, quiz¨¢s, telefoto, y la t¨¦cnica, telefotograf¨ªa; la videoconsola multiuso, videocineconsola.
En un mercado que, en algunos casos, est¨¢ llegando a la saturaci¨®n (32 millones de espa?oles con m¨®vil), los fabricantes se afanan para que los consumidores adquieran nuevos modelos que incorporen nuevas prestaciones. O para endosarnos dispositivos impensables: un tenedor provisto de una sonda para medir la temperatura a distancia que avisa de que la comida est¨¢ lista (?Caramba, el pollo est¨¢ ya listo! ?Pero se est¨¢ tan bien en el sof¨¢ que ya me acercar¨¦ a la cocina despu¨¦s!).
Un microondas que, mientras calienta nuestro desayuno, tuesta el pan (No estoy seguro de si he puesto el pan en el horno microondas y el queso para fundir en la zona de la tostadora, o al rev¨¦s). Un tel¨¦fono con una miniestaci¨®n meteorol¨®gica incorporada, para interior o exterior de la vivienda, que ofrece la previsi¨®n del tiempo (?Me temo que en la sala de estar va a haber tormenta. Mejor hoy me quedo en cama!). Un reloj con br¨²jula digital, alt¨ªmetro, bar¨®metro y term¨®metro (ideal para deportistas urbanos). ?Ah! Y como casi todo lo anterior funciona con tecnolog¨ªa sin cables, gorros y bufandas de tejido met¨¢lico, de dise?o, por supuesto, que protegen de las radiaciones de bajo nivel emitidas por estos aparatos, la consigna es clara: hay que consumir m¨¢s.
Nuestros adalides de las innovaciones tecnol¨®gicas parecen haberse inspirado en escritores que, con un esp¨ªritu menos comercial, fantasearon, hace m¨¢s de un siglo, con aparatos, algunos de los cuales a¨²n no son realidad. El insigne P¨ªo Baroja, en Inventos, aventuras y mixtificaciones de Silvestre Paradox (1901), lista toda una serie de invenciones del pintoresco personaje que da t¨ªtulo a la novela. Entre ellas: la mano remo y el pie remo, aparatos para nadar; el borrador universal (anti-plombaginita); la contratinta; el cepo-langost¨ªfero y la fotograf¨ªa galvanopl¨¢stica, para la obtenci¨®n de fotograf¨ªas en relieve.
En el relato, En el planeta Marte (1890), el periodista Nilo Mar¨ªa Fabra presenta una relaci¨®n de invenciones tecnol¨®gicas donde la electricidad juega un papel preponderante. Introduce un novedoso invento: el telefoteidoscopio, un aparato que, por medio de hilos el¨¦ctricos, reproduce las im¨¢genes en un espejo, por grande que sea la distancia de separaci¨®n: "Los amantes a quienes separa la distancia apelan al telefoteidoscopio y al tel¨¦fono para verse con el uno y para transmitirse con el otro las jam¨¢s enojosas y nunca in¨²tilmente reiteradas protestas de amor, cambiando entre s¨ª las corrientes del fluido vital , el cual sumerge a ambos en deleitoso ¨¦xtasis, produciendo en los sujetos el maravilloso fen¨®meno de la unidad y simultaneidad de ideas y sensaciones". Avances f¨ªsicos que "han tra¨ªdo consigo el mejoramiento moral e intelectual" de la sociedad. Algo que, como la historia de la humanidad bien se encarga de demostrar, no siempre ha ocurrido.
En otro relato, Teit¨¢n el soberbio. Cuento de lo porvenir (1895), Fabra adopta una actitud pesimista frente al progreso. Esboza una dictadura tecnol¨®gica sustentada por el monopolio de la energ¨ªa el¨¦ctrica. El tirano rey esp¨ªa a sus s¨²bditos con una legi¨®n de electricistas y una extensa red de micr¨®fonos y c¨¢maras que registran hasta los pensamientos: "Merced al terror y al monopolio de la electricidad, era due?o del orbe: las nobles conquistas y portentosos triunfos de las ciencias f¨ªsicas sobre la materia hab¨ªanse convertido en serviles instrumentos de opresi¨®n y esclavitud". Lo cual viene a recordarnos nuestra dependencia absoluta de las compa?¨ªas que detentan el control del suministro de la energ¨ªa (el¨¦ctricas, petroleras). ?Se han parado a pensar qu¨¦ suceder¨ªa con los maravillosos dispositivos descritos (con la salvedad del reloj citado, que funciona con energ¨ªa solar) si a aquellas se les ocurriese suspender el abastecimiento? Por lo pronto, nos vamos a ver, si aunque sea a precio de saldo, si encontramos alguno de estos artilugios en las rebajas. Aunque, pens¨¢ndolo bien, ?me hace falta?
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