Concejales, ?para qu¨¦?
En el marco de un buscado consenso para el anteproyecto de Ley de Grandes Ciudades, el ministro de Administraciones P¨²blicas y el alcalde de Sevilla est¨¢n de acuerdo, al parecer, en algunos temas como la formaci¨®n del gobierno local con personas que no sean concejales y el aumento de la participaci¨®n de los ciudadanos en la pol¨ªtica municipal. Resulta sorprendente que se pretenda hacer compatible el aumento de la participaci¨®n de los ciudadanos en la pol¨ªtica municipal con la supresi¨®n de una de las pocas opciones que tienen: elegir a los concejales que han de representarles en el gobierno municipal.
Esta b¨²squeda de gobernantes al margen de los electores no es una novedad en la pol¨ªtica municipal. Los responsables de empresas p¨²blicas municipales, los gerentes de grandes ¨¢reas, la proliferaci¨®n de asesores, etc¨¦tera, son una muestra elocuente del acceso al gobierno y a la gesti¨®n municipal de personas que ni deben su legitimaci¨®n para ello al voto ciudadano ni tampoco forman parte del elenco de profesionales que integran la n¨®mina de los Ayuntamientos. Lo que ahora se pretende es dar un paso m¨¢s, privando a los ciudadanos de su ¨²nico referente en la pol¨ªtica municipal: el concejal de su distrito o el concejal responsable del tema que le interese.
Si la propuesta que comentamos sale adelante, ?para qu¨¦ queremos los concejales? Liberados los partidos pol¨ªticos de la necesidad de buscar entre ellos a gobernantes cualificados, es de temer que las listas electorales, cerradas y bloqueadas, se conviertan en un mero instrumento para acomodo de in¨²tiles y pago de favores a quienes no sirvan para otra cosa. Mal servicio a la democracia, mal negocio para los ciudadanos (no faltar¨¢n mecanismos para justificar retribuciones a concejales sin cometidos reales) y, en definitiva, una manera m¨¢s de estimular el desinter¨¦s de todos por la gesti¨®n de la cosa p¨²blica. Si el voto no ha de servir ni para elegir a nuestros gobernantes, el poco ejercicio democr¨¢tico que nos queda, una vez cada cuatro a?os, carecer¨¢ de sentido. Este no puede ser el camino para comprometer a los ciudadanos en la pol¨ªtica municipal.
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