Globalizaci¨®n: segunda generaci¨®n
La frontera entre dos etapas fue Seattle, diciembre de 1999. Es en ese momento cuando los medios de comunicaci¨®n se fijan no s¨®lo en la aparici¨®n del movimiento de resistencia a una forma de entender la globalizaci¨®n, sino en la globalizaci¨®n misma. Pero la globalizaci¨®n ya exist¨ªa, aunque hasta entonces se hubieran manejado conceptos m¨¢s o menos sin¨®nimos de la misma como internacionalizaci¨®n o mundializaci¨®n. Y tambi¨¦n exist¨ªan sus cr¨ªticos, que hab¨ªan hecho acto de presencia multitudinaria en lugares como Londres (1985; cumbre anti-G-7), Birmingham (1998, 70.000 personas) o Colonia (1999, 50.000 personas a favor de la condonaci¨®n de la deuda externa).
La eclosi¨®n de esta dial¨¦ctica globalizaci¨®n-antiglobalizaci¨®n- a partir de Seattle hizo florecer la industria editorial. Centenares de libros, de muy distinto pelaje y rigor, abastecieron tiendas y quioscos. La mayor parte de ellos eran descriptivos o se asomaban al fen¨®meno desde posiciones extremas: o la aceptaci¨®n hagiogr¨¢fica de la globalizaci¨®n, o su culpabilizaci¨®n como causante de todos los males. Faltaban matices. La explicaci¨®n monocausal de la globalizaci¨®n, a favor o en contra, ha sido de bastante pobreza te¨®rica.
Era imprescindible la aparici¨®n de estudios sobre la globalizaci¨®n de segunda generaci¨®n. Aquellos que puedan detenerse en lo sucedido ya, hacer un primer balance y, una vez expuestas las posiciones te¨®ricas, sustentarlas emp¨ªricamente. Los que aqu¨ª vamos a comentar pod¨ªan haber sido de estos ¨²ltimos pero, en buena parte, no lo han conseguido. Sus contenidos tienen algo de d¨¦j¨¤-vu, giran alrededor de los mismos aspectos sin profundizar en los mismos. Pero cada libro es un caso distinto.
Globalizaciones m¨²ltiples es un texto colectivo, cuyos compiladores son el soci¨®logo Peter Berger y el polit¨®logo Samuel Huntington, tan de moda por su c¨¦lebre teor¨ªa sobre el choque de civilizaciones. El texto responde dando la centralidad que le corresponde a la globalizaci¨®n cultural, que muchas veces es despachada a un segundo t¨¦rmino ante la irresistible globalizaci¨®n econ¨®mica o financiera, con esa miop¨ªa economicista tan extendida en nuestros d¨ªas.
En este libro se estudian las relaciones entre globalizaci¨®n y cultura en lugares tan distantes como China, Alemania, Sur¨¢frica, Chile o Estados Unidos. En el pr¨®logo, Berger advierte de la dificultad de hacer s¨ªntesis f¨¢ciles en este tema que es la continuaci¨®n, au fond, del proceso de modernizaci¨®n. Tres conclusiones: en un mundo que supuestamente se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s peque?o por obra y gracia de la globalizaci¨®n, las culturas individuales resisten y al mismo tiempo hallan los medios para seguir adelante; existe una cultura global incipiente, de origen y contenido estadounidense, que no es ni una fuerza dirigida desde el centro, como en el imperialismo cl¨¢sico, ni una mera "Disneylandia metast¨¢tica"; hay fuerzas globalizadoras culturales alternativas, bastante desapercibidas para los medios de comunicaci¨®n, como el protestantismo evang¨¦lico (que se adapta a los idiomas y las culturas locales e introduce valores estadounidenses), y el Opus Dei, movimiento conservador originario de Espa?a. Libro desigual, pero muy sugerente.
Globalizaci¨®n, de George So
ros, es el ¨²nico de los cuatro libros escrito de corrido por un autor ¨²nico. Quien conozca las anteriores obras, art¨ªculos y conferencias de este financiero, especulador y fil¨¢ntropo norteamericano de origen h¨²ngaro, no encontrar¨¢ ideas nuevas; s¨®lo desarrollos m¨¢s avanzados. Soros tiene una espina: seguramente dar¨ªa mucho de lo que tiene a cambio de ser considerado un fil¨®sofo del capitalismo. Lamentablemente no lo ha logrado.
Su punto de partida ya es pol¨¦mico: no ve contradicci¨®n entre sacar provecho de los mercados financieros globales (especular) e intentar reformarlos al mismo tiempo. Claro que opina que la principal caracter¨ªstica del fundamentalismo del mercado (el sistema neoliberal que nos gobierna) y el realismo geopol¨ªtico son amorales. La moralidad no entra en sus definiciones. A trav¨¦s de este texto, Soros pretende establecer una forma de coalici¨®n intelectual en el mundo cuya misi¨®n sea reformar las instituciones internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organizaci¨®n Mundial de Comercio, etc¨¦tera) para satisfacer las necesidades que han promovido el descontento actual. En cambio, considera poco acertada la alianza entre los fundamentalistas del mercado (Soros utiliz¨® este concepto antes que Stiglitz), en el extremo de la derecha, y los activistas de la antiglobalizaci¨®n, a la izquierda de la izquierda, a los que califica de "extra?os compa?eros de cama".
Uno de los aspectos m¨¢s interesantes del libro de Soros es su cr¨ªtica a la pol¨ªtica unilateralista del presidente Bush. Cree que el presidente est¨¢ determinado a explotar la ventaja tecnol¨®gica de que disfruta actualmente la naci¨®n, sin dejar que los acuerdos internacionales entorpezcan su camino. La OTAN se ha convertido en una de esas instituciones multilaterales que desagrada tanto a Estados Unidos.
Lo m¨¢s novedoso de Globalizaci¨®n es la propuesta de financiar la asistencia al desarrollo con los Derechos Especiales de Giro: una forma de proveernos de bienes p¨²blicos a escala global. Por sofisticada que parezca esta propuesta brilla en unos textos que, como dec¨ªamos antes, est¨¢n en la mayor parte de los casos ayunos de las mismas.
Vallas y ventanas es un con-
junto de art¨ªculos de la periodista canadiense Naomi Klein que, agrupados, conforman la continuaci¨®n de su muy exitoso No logo, uno de los libros a los que se le considera una de las biblias del movimiento antiglobalizaci¨®n. La tesis central que destilan esos art¨ªculos escritos entre 1999 y la actualidad, "entre manifestaciones e informes", es que la globalizaci¨®n realmente existente afecta a todos los ¨®rdenes de la vida, transformando las actividades y recursos naturales en una mercanc¨ªa restringida y siempre en manos de alguien. Se han redefinido como "productos" sectores enteros que anteriormente eran considerados "bienes comunes", que no estaban en venta.
Las descripciones de la invasi¨®n de lo p¨²blico por lo privado, que han llegado a ¨¢mbitos como la educaci¨®n o la salud, son la faceta m¨¢s brillante de un texto que por ya conocido en sus tesis supone un paso atr¨¢s respecto al muchas veces original No logo.
Una conversaci¨®n muy dial¨¦ctica entre Susan George, por parte del movimiento antiglobalizaci¨®n, y Martin Wolf, influyente columnista del Financial Times y antiguo economista del Banco Mundial es el resultado de La globalizaci¨®n liberal. A favor y en contra. Lo m¨¢s interesante del libro es observar el orgullo intelectual, la superioridad t¨¦cnica de la que se dotan a s¨ª mismos, los defensores del statu quo como Wolf. La calificaci¨®n al contrario de "simplista", "totalmente obvio", "totalmente evidente"..., cuando el ¨²ltimo le tritura sac¨¢ndole de la seguridad del discurso oficial, nos resulta muy familiar en estos lares en los que los ap¨®stoles del neoliberalismo abusan de estos clich¨¦s faltones.
El libro aporta un compendio de datos para los partidarios de una u otra opini¨®n, record¨¢ndonos que la ideolog¨ªa sin cifras es, en muchas ocasiones, mera teolog¨ªa.
La exponencial desigualdad global
UNO DE LOS DEBATES centrales entre los defensores de la actual globalizaci¨®n y los partidarios de una globalizaci¨®n alternativa, que incluya a la pol¨ªtica, los derechos humanos, la ecolog¨ªa, etc¨¦tera, junto a la globalizaci¨®n financiera, es la amplitud de la desigualdad en el mundo.
Los primeros entienden que si la desigualdad ha crecido se debe no al aumento de la pobreza, sino al espectacular crecimiento econ¨®mico de los pa¨ªses que se han globalizado, incluyendo a los dos gigantes demogr¨¢ficos del planeta, China e India. Los cr¨ªticos de la globalizaci¨®n existente, por el contrario, aportan datos exhaustivos de que desde los a?os ochenta del siglo XX, cuando la revoluci¨®n conservadora se hace hegem¨®nica, las desigualdades han crecido exponencialmente a una velocidad superior a cualquier otro momento de la historia de la humanidad. A estos ¨²ltimos se ha unido recientemente el influyente economista Paul Krugman, que en un reciente y extenso art¨ªculo publicado en The New York Times demostraba el crecimiento de las desigualdades en el centro del sistema: Estados Unidos. Para Krugman, los ¨ªndices de desigualdad permiten hablar de nuevo de "lucha de clases". Los a?os correspondientes desde el final de la Gran Depresi¨®n, en el que se aplicaron las recetas de Roosevelt, hasta mediados de los a?os setenta fueron un interregno entre dos ¨¦pocas de desigualdad que han llegado al paroxismo en nuestros d¨ªas. Dice Krugman que hemos vuelto a la ¨¦poca del Gran Gatsby, en la que los signos de riqueza eran ostensibles y muchas veces insultantes.
A esta pol¨¦mica dedican buena parte de su discusi¨®n Susan George y Martin Wolf en La globalizaci¨®n liberal. Cuando el Estado no interviene a favor de los m¨¢s desfavorecidos, todas las relaciones econ¨®micas son del 80% frente al 20%, dice Susan George, que se pregunta para qu¨¦ existe la econom¨ªa en estas condiciones.
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