La libertad de una argelina
Lo m¨¢s admirable de Argelia son sus mujeres. Ellas fueron las v¨ªctimas directas de las brutalidades desatadas en los a?os noventa por los islamistas de ese pa¨ªs magreb¨ª, unos fan¨¢ticos que, en nombre de una interpretaci¨®n reaccionaria y delirante del Cor¨¢n, odiaban todo lo que supusiera libre expresi¨®n de la feminidad, desde el cabello descubierto y el l¨¢piz de labios hasta el acceso a la educaci¨®n y el trabajo, pasando por el amor y el sexo. Pero como las argelinas fueron las principales resistentes a la barbarie islamista, tambi¨¦n pueden ser las grandes ganadoras de una guerra civil que parece estar dando sus ¨²ltimas boqueadas.
Aunque la historia de El miedo es un camello ciego, la segunda novela de Vicente Romero, est¨¢ contada a trav¨¦s de Carlos, un t¨¦cnico espa?ol de una empresa de construcci¨®n destinado en Argel, su verdadera protagonista es Violeta. De Violeta poco sabremos, ni tan siquiera su verdadero nombre. Bajo esta identidad se oculta una argelina de la clase alta que libra un combate particular contra el terror desatado por los islamistas y al que los militares replican con pareja brutalidad. Su recurso es vivir una aventura clandestina con un extranjero, y, por puro azar, a Carlos le corresponde el papel de partenaire temporal. Vicente Romero construye muy bien el personaje de Violeta: lo hace cre¨ªble y lo hace entra?able. Como cuando ella le dice a Carlos: "Vuelve a la cama y du¨¦rmete. As¨ª cuando despiertes creer¨¢s que me has so?ado". Para a?adir luego con una risa dulce: "Perdona. A veces no puedo evitar estos ataques de cursiler¨ªa...".
EL MIEDO ES UN CAMELLO CIEGO
Vicente Romero Destino. Barcelona, 2002 196 p¨¢ginas. 16 euros
Vicente Romero, veterano
reportero de guerra, describe de modo magn¨ªfico el ambiente opresivo, enfermizo, de pesadilla, en el que vivieron los muchos nativos y los pocos extranjeros del Argel de mediados de los noventa. A este comentarista, que conoci¨® una existencia semejante en el Beirut de los ochenta, las p¨¢ginas de Romero le han recordado el tiempo febril en que dorm¨ªa completamente vestido para presentar una imagen digna si a los islamistas de Hezbol¨¢ les daba por secuestrarle. Y es que en mi Beirut y en el Argel de Romero, si alguien llamaba a tu puerta de madrugada jam¨¢s era el lechero. En situaciones extremas, el ser humano es capaz de las reacciones m¨¢s extra?as, como dormir vestido para no ser secuestrado en calzoncillos. Tambi¨¦n es capaz de vivir el amor de un modo especialmente intenso y aut¨¦ntico. As¨ª lo hace Violeta utilizando como instrumento a un Carlos que saldr¨¢ de esta experiencia de horror y amor completamente transformado, y que jam¨¢s encontrar¨¢ las palabras para describirla a los que nunca estuvieron en aquel Argel. En realidad, Carlos, como tantos otros que han pasado por esto, jam¨¢s tendr¨¢ ni tan siquiera las ganas de contarlo. Parapetado en la ficci¨®n, Vicente Romero lo ha hecho por ¨¦l.
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