El 'Prestige' no se ha hundido
Oh madre
?qu¨¦ he de clamar?
Pedimos una comisi¨®n,
una comisi¨®n representativa,
una comisi¨®n de investigaci¨®n
Dimisi¨®n dimisi¨®n dimisi¨®n
(Dificultades de un estadista, T. S. Eliot)
No se puede mirar al mar en vano. El mar crea lenguaje. A trav¨¦s de la mirada, el mar penetra en los sentidos interiores, nos traslada su metabolismo, lava las palabras y escupe, tarde o temprano, las mentiras. Si miras al mar, si lo miras de verdad, es muy dif¨ªcil decir bobadas. Hay en el mar una voluntad de estilo, una gravedad, una exigencia que mide nuestra talla. Di¨®genes super¨® su tartamudez conversando con el mar y con dos cantos rodados en la boca. Por cierto, fue Di¨®genes quien acu?¨® la expresi¨®n "por la sombra de un burro" para aludir a las maniobras de distracci¨®n que imped¨ªan debatir en el ¨¢gora lo realmente importante para Atenas.
La sociedad civil tiene el derecho y la obligaci¨®n de luchar por su seguridad
Mientras el fuel fluye, pretenden convertir el 'caso Prestige' en el 'caso Nunca M¨¢is'
Y aqu¨ª nos tienen. Perdiendo el tiempo. Batallando con las sombras de burro. Pero la ¨²ltima sombra que se ha cernido sobre el ¨¢gora, la inquisici¨®n contra Nunca M¨¢is, es algo m¨¢s que una maniobra de prestidigitadores para que el pueblo cambie de conversaci¨®n. Es una sombra viscosa, de una extraordinaria gravedad para el medio ambiente democr¨¢tico. Se trata del uso y abuso de los resortes del poder del Gobierno para atacar la honorabilidad, el patrimonio moral, de los ciudadanos que han ejercido en Galicia su derecho a la discrepancia. No es que alguien haya perdido los estribos. Lo que ha perdido es el jinete.
Hay un detalle importante en la intrahistoria del caso Prestige. Ni Aznar ni ninguno de los miembros de su gabinete que arrastraron los pies hacia Galicia tuvieron el gesto de mirar al mar. Se les ha criticado por la tardanza y por no pisar el chapapote para distinguirlo de la moqueta. Pero a m¨ª me ha llamado m¨¢s la atenci¨®n esa falta de instinto para mirar de frente al mar. Un haiku japon¨¦s dice: "El asunto del pino apr¨¦ndelo del pino, y el del bamb¨² del bamb¨²". Aznar fue a Galicia para verla en un mapa. No mir¨® al mar. L¨¢stima. All¨ª, al lado de la Torre de Control Mar¨ªtimo, est¨¢n las Penas das ?nimas, unas rocas bien conocidas por los coru?eses y donde el mar escribe sus memorias. De haberlo escuchado, aunque s¨®lo fuese el tiempo de un haiku, quiz¨¢s hubiese aprendido algo importante. Algo que no tiene que ver estrictamente con la pol¨ªtica ni con la lucha por el poder. Por ejemplo, que el mar existe, que es la gran v¨ªctima en esta historia, y que el movimiento c¨ªvico surgido en Galicia con el nombre de Nunca M¨¢is es la respuesta a un SOS, un compromiso de la sociedad con el mar, un pacto de supervivencia y un principio de esperanza. El mar que entra en las r¨ªas gallegas sabe muy bien que ¨¦l tampoco sobrevivir¨¢ si la gente que las puebla pierde el principio de esperanza y renuncia a defender su h¨¢bitat, su ecosistema. Es decir, su pa¨ªs, su casa, su hogar.
Galicia no es un pa¨ªs ni remoto ni ex¨®tico: hoy sabemos que estamos en primera l¨ªnea de la "sociedad de riesgo". La plaga anterior, la de las vacas locas, tambi¨¦n fue, es, una crisis moderna, resultado de otra gran operaci¨®n especulativa de un capitalismo impaciente. En ese estado de riesgo, la sociedad civil tiene el derecho y la obligaci¨®n de luchar por su seguridad. De demandar medios p¨²blicos y pol¨ªticas activas para garantizar nuestra seguridad. S¨ª, se?or Aznar, este tambi¨¦n es un asunto de alta seguridad. Recuerde a Karl Popper: la seguridad es directamente proporcional a la conjugaci¨®n de libertad y justicia. Hemos ejercido nuestra libertad. Y queremos justicia para tener algo m¨¢s de seguridad en el futuro. Una justicia que pasa por la creaci¨®n, sin m¨¢s dilaciones, sin m¨¢s "sombras de burro", de una Comisi¨®n de Investigaci¨®n en el Congreso de los Diputados. Si la creada en el Parlamento gallego qued¨® cercenada por no tener competencia para interrogar a quienes dependan del Estado (por cierto, ?no es parte del Estado democr¨¢tico el Parlamento gallego?), s¨®lo de ustedes depende que se investigue o no la verdad. Una verdad, repito, que tiene que ver con nuestra seguridad.
S¨ª, el mar lava las palabras, regenera el lenguaje, devuelve sentido. En realidad, podr¨ªamos definir Nunca M¨¢is como un movimiento conservador all¨ª donde los pol¨ªticos "conservadores" carecen de la m¨ªnima conciencia conservacionista y desprestigian, por ineficaces frente a lo privado, los servicios p¨²blicos que ellos mismos gestionan. Nunca M¨¢is pretende la conservaci¨®n del mar. Pretende que el mar de Galicia sea declarado ¨¢rea sensible, despu¨¦s de acumular una Deuda Hist¨®rica de Cat¨¢strofes. Pretende, por esta raz¨®n, que se establezca aqu¨ª la Agencia Europea de Seguridad Mar¨ªtima, reclamaci¨®n gallega que antes de la cat¨¢strofe del Prestige fue boicoteada por el actual presidente de la Xunta y su partido. Pretende llevar a todos los foros espa?oles, europeos, internacionales, la necesidad perentoria de reforzar los instrumentos t¨¦cnicos y legales para preservar el medio mar¨ªtimo. Nunca M¨¢is no recaud¨® ni una perra de beneficencia con destino a los afectados porque el objetivo de Nunca M¨¢is, obviamente, no pod¨ªa ser suplantar a la Administraci¨®n, sino, bien al contrario, exigir una Administraci¨®n eficaz. Y los pasos que dio la Administraci¨®n los dio, en gran parte, urgida por la protesta de Nunca M¨¢is. Porque, adem¨¢s, y esto es algo que no entienden los hombres que no saben mirar al mar, Nunca M¨¢is no es otra cosa que la respuesta multitudinaria, activa, solidaria, de un pa¨ªs afectado. Afectado en su ecolog¨ªa, en su econom¨ªa, y tambi¨¦n en su estado de ¨¢nimo.
?Qu¨¦ hubiera pasado de no surgir Nunca M¨¢is? ?Cu¨¢l ser¨ªa nuestra situaci¨®n hoy? ?Qu¨¦ dir¨ªan de los gallegos esos mismos que ahora nos calumnian por protestar? ?D¨®nde estar¨ªa nuestro sentido comunitario, la responsabilidad con nuestros hijos? ?Qu¨¦ pretend¨ªan? ?Que nos hubi¨¦ramos tragado toda la ristra de mentiras, sus bedtime stories, sus cuentos para ir a la cama? ?Que nos hubi¨¦ramos encerrado en casa, como clientes sumisos, rumiando como siempre una mezcla de rencor y resignaci¨®n? ?Que nos tir¨¢semos de cabeza contra los acantilados como las ballenas orca de Burela?
En la obscena campa?a contra Nunca M¨¢is, atizada en las comparecencias que siguen a los consejos de Gobierno central y Xunta auton¨®mica, en Madrid y Santiago, se ha empleado el lenguaje y las t¨¦cnicas de intoxicaci¨®n del franquismo. Se ha hablado de "cabecillas" para calificar a ciudadanos libres, se ha difamado a ciudadanos honrados, se ha identificado a quienes ejerc¨ªan sus derechos constitucionales de forma ejemplar y pac¨ªfica con "radicales, extremistas, primos de Batasuna y de jarraikos". Y todos sabemos la intencionalidad ¨²ltima de esa infamia. Se han utilizado medios de comunicaci¨®n afines y los p¨²blicos para propagar la intoxicaci¨®n, con la participaci¨®n, no s¨¦ si entusiasta, de ese tipo de personajes que en gallego llamamos os da patadi?a (los cobardes que dan la patada por detr¨¢s a quien est¨¢ siendo agredido). Por supuesto, esos medios han silenciado las conferencias de prensa de Nunca M¨¢is sobre su composici¨®n y exang¨¹es cuentas. Aparece, ?oh, casualidad!, un denunciante con v¨ªnculos ultraderechistas. Y a continuaci¨®n, con s¨²bita diligencia, intervienen el fiscal general del Estado y el fiscal jefe de Galicia para investigar... ?Investigar qu¨¦? ?Investigar a Nunca M¨¢is!
Mientras el Prestige sigue ah¨ª, mientras el fuel, en la precisa descripci¨®n de un t¨¦cnico franc¨¦s, "avanza, entre aguas, sigilosamente", pretenden convertir el caso Prestige en el caso Nunca M¨¢is. Todo parece responder a un tosco gui¨®n de serie negra. Atr¨¢s quedan los intentos del Partido Popular de Galicia para sumarse a la plataforma, atr¨¢s el Nunca M¨¢is que Aznar ense?¨® a pronunciar a George Bush, atr¨¢s la confesi¨®n de Mariano Rajoy: "S¨®lo el pueblo gallego ha estado a la altura de las circunstancias".
Deteng¨¢monos, pues, ante las "sombras de burro". Nunca M¨¢is est¨¢ compuesta por la asociaci¨®n libre de decenas de entidades legales, en su gran mayor¨ªa de car¨¢cter sindical, profesional, ecologista, o vecinal, preferentemente vinculadas al mundo del mar. Y en ella han confluido grupos locales y una gran parte de las personas que en Galicia desarrollan una actividad cultural, agrupadas en Burla Negra. Quien intente explicar Nunca M¨¢is por el viejo esquema de un partido o vanguardia que, cual flautista m¨¢gico, arrastra a las masas no entender¨¢ nada de lo que pasa en Galicia. No valen los antiguos esquemas. Nunca M¨¢is expresa una revalorizaci¨®n del concepto de ciudadano, un ciudadano activo que demanda informaci¨®n veraz y participaci¨®n para afrontar los problemas que le afectan gravemente. Es un movimiento de ra¨ªz democr¨¢tica y conservacionista y algunos pol¨ªticos hacen muy mal en tirar piedras contra ese tejado. No ha nacido para la competencia electoral. De no surgir Nunca M¨¢is, el espacio que quedar¨ªa ser¨ªa el del nihilismo y el desprecio a lo pol¨ªtico. Las personas que han hablado en su nombre han dado siempre la cara, sabiendo lo que eso significa hoy en Galicia, donde hablar de listas negras no es una entelequia. Pero hay una Galicia del valor que sabr¨¢ decir lo de Quevedo: "No he de callar, por m¨¢s que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises, o amenaces miedo".
En lo que se refiere a las cuentas de Nunca M¨¢is, la campa?a del Gobierno tiene un tinte macabro. Es como si no se hubiera hundido el Prestige y alguien decidiera no mandarlo finalmente al quinto pino, sino darle un giro de 360? y dirigirlo en regadera hacia la gente, hacia el lado limpio, tratando de manchar a la sociedad gallega.
La cuenta p¨²blica de Nunca M¨¢is, en la oficina principal de Caixa Galicia en Santiago, debe ser una de las m¨¢s transparentes de Espa?a. Cuando se puso en marcha la maquinaria de la infamia, el 8 de enero, los ingresos sumaban 85.901 euros, menos de 15 millones de pesetas. S¨®lo una peque?a cantidad, unos 21.000 euros, proced¨ªan de aportaciones exteriores, pues siempre se insisti¨® en todos los folletos, llamadas telef¨®nicas y p¨¢ginas web que las donaciones directas para afectados deber¨ªan enviarse a las instituciones o cofrad¨ªas. Al contrario, he visto a mucha gente de Nunca M¨¢is rascarse el bolsillo como la he visto emplear horas y horas en limpiar chapapote.
No estamos hablando de un ente ideal. Dios me libre. Pero s¨ª defendi¨¦ndonos de un tir¨®n antidemocr¨¢tico. De los que pretenden robarnos la dignidad y la esperanza. Hace ahora 20 a?os conseguimos con otra movilizaci¨®n ejemplar el cierre del cementerio de residuos radioactivos en la Fosa Atl¨¢ntica, a 300 millas de Finisterre. Tambi¨¦n entonces algunos nos llamaron locos y radicales por ponerse debajo de los bidones. Pero lo conseguimos. La gente de mi generaci¨®n ha vivido ya ocho grandes cat¨¢strofes de contaminaci¨®n marina en Galicia. Muchos consideramos que ya es suficiente. Que hay que conseguir todos los medios posibles para que no vuelva a repetirse un da?o de estas dimensiones. Lo hemos jurado ante el mar.
Manuel Rivas es escritor y miembro de Nunca M¨¢is. En nombre de esta plataforma ley¨® el 1 de diciembre pasado un manifiesto de protesta ante 150.000 personas en Santiago de Compostela.
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