"Espero y pido a Dios no dejar en herencia una derrota electoral"
Recibe de pie, parapetado tras un torrente de erudici¨®n sobre unos libros que ofrece generosamente. Se defiende en los momentos d¨¦biles mirando hacia otro lado, simulando prisas y tiempo atrasado
Pregunta. Es dif¨ªcil, se?or Fraga, aun escrutando los surcos de su rostro, saber si ha logrado aventar ya esa negra sombra de adversidad que le persigue desde el hundimiento del Prestige...
Respuesta. Bueno... La verdad es que se ha pasado muy mal... Ahora parece que la situaci¨®n tiende a mejorar. Aunque hay que reconocer que de todo esto se sabe m¨¢s bien poco, y que hay que saber si eso que hay ah¨ª abajo, en el fondo del mar, va a seguir produciendo emanaciones importantes o no. He vivido muchos d¨ªas de preocupacion y muchas noches muy largas y de mucha soledad, y no tengo pudor en reconocer que ¨¦stas han sido las navidades mas tristes de toda mi vida. Mire, llevo ya cincuenta a?os en la pol¨ªtica y he tenido etapas de razonables ¨¦xitos,pero tambi¨¦n de terribles pruebas. Pero esto, esto... Para m¨ª ha sido tremendo, lo peor que me ha pasado en la vida, dejando aparte la muerte de mi pobre madre y la de mi mujer... En esas noches tan largas y de tanta soledad, pues yo... ?qu¨¦ iba a pensar! pensaba en la fatalidad de que lo peor hubiera tenido que pasar en aquella zona de gentes tan castigadas. Lo he pasado muy mal, muy mal.
"He suplicado ayuda a mi partido y no me averg¨¹enzo, ?es que no le rezamos a Dios todos los d¨ªas puestos de rodillas?"
"La crisis del 'Prestige' es lo peor que me ha pasado en la vida, aparte de la muerte de mi pobre madre y de la de mi mujer"
"Algunos van a pagar lo que han hecho. Nunca M¨¢is ha podido medrar en las ciudades, pero en los pueblos no puede enga?ar a nadie"
"Los gallegos nos van a ajustar las cuentas a todos. Pero al menos nosotros hemos afrontado el problema no con gritos, sino con soluciones y dinero"
"Si yo nombrara un vicepresidente, no tendr¨ªa ning¨²n valor sucesorio. No me considero con derecho a testar. Pero pesar¨¢ decisivamente mi opini¨®n"
"Por mi parte, el di¨¢logo con el Bloque sigue abierto. Tras las elecciones, cuando vean el poco fruto que les habr¨¢ dado su estrategia, volver¨¢n a posiciones de encuentro"
P. Sobre todo, me imagino,viendo c¨®mo los gallegos han respondido a su actuaci¨®n, tan criticada, d¨¢ndole la espalda, exigi¨¦ndole a gritos su dimisi¨®n... No s¨¦ c¨®mo lleva usted ir por los pueblos de Galicia obligado a escuchar reproches, insultos...
R. ?Hombre! No le voy a ocultar que me afectan, l¨®gicamente, esas situaciones y, sobre todo, que no se tenga en cuenta que estos a?os han sido muy buenos para Galicia y que se pierda la confianza que la gente nos hab¨ªa otorgado. Pero lo que usted no me puede negar a m¨ª es que la oposici¨®n no ha sido leal y que no han entendido que, en casos como ¨¦ste, todo el mundo debe ayudar y luego se hacen las cuentas. Habr¨¢ que pedir responsabilidades a los que no pueden soportar perder una elecci¨®n tras otra. Pero estoy seguro de que el tiempo volver¨¢ a poner a cada uno en su lugar. Pero es que adem¨¢s..., en fin, todo esto ha coincidido con muchas cosas, entre otras con el final de un ciclo... porque yo, por razones de edad, igual que le pasa al se?or Pujol, pues yo me... en fin, que es mi ¨²ltimo mandato, como es natural. Y es evidente que, por razones muy distintas, el presidente Aznar ha querido tambi¨¦n marcar el final de su ciclo.
P. Lo cierto es que usted ha ofrecido una imagen de un pol¨ªtico noqueado, como si fuera a derrumbarse de un momento a otro.
R. Le aseguro que ese peligro, el de que yo fuera a derrumbarme, no ha existido. A pesar de que mi disgusto y mi sufrimiento han sido grandes, en ning¨²n momento me ha faltado ni la voluntad ni la capacidad de actuar. No he sufrido ning¨²n derrumbe psicol¨®gico, pero s¨ª un gran pesar y una fuerte sensaci¨®n: el convencimiento de que algunos lo tendr¨¢n que pagar ante la sociedad, que sin duda va a comprender lo que ha pasado.
P. Lo que no es nada f¨¢cil de comprender es que usted se haya visto obligado a venir a Madrid a hacer algo terrible: pedir al Comit¨¦ Ejecutivo Nacional del PP que le ayuden a finalizar sus d¨ªas pol¨ªticos con dignidad, invirtiendo en Galicia...
R. Pues creo que lo que hice fue algo muy razonable. Porque,en fin, creo que algunos servicios he prestado al partido y que he sabido dar paso al tiempo. Al pedir una discriminaci¨®n positiva para Galicia ped¨ªa algo razonable, ped¨ªa justicia. Pero cre¨ª que si yo pod¨ªa a?adir un plus para que un viejo servidor de Espa?a, de Galicia, y del partido tuviese un final digno, no dec¨ªa nada malo.
P. Pero su obligaci¨®n como presidente de la Xunta es exigir al Estado en lugar de mendigar a su partido. ?No le parece?
R. La palabra exigir es muy c¨®moda cuando uno est¨¢ en la oposici¨®n. Pero cuando uno forma parte de un grupo que ha contribuido a formar y cuando uno ha pasado por tantos esfuerzos y sacrificios para sacarlo adelante... ?Hombre!, el decir "echadme a m¨ª una mano ahora" pues no me parece que sea algo tan disparatado... exigir, exigir, dice usted... No entiende usted, me parece, que yo no pueda ir a exigir a un lugar donde mis relaciones son un poco como las de un padre rodeado de sus hijos. Yo fui al Comit¨¦ Ejecutivo Nacional de mi partido a pedir con firmeza. Pero tambi¨¦n fui a suplicar para que no se me dejara solo en estos momentos tan duros para m¨ª.
P. Pues a m¨ª me parece equivocado y hasta pat¨¦tico que tenga usted que suplicar...
R. En ocasiones hay que hacerlo todo, todo: pedir, suplicar. Yo tambi¨¦n lo he hecho y no me averg¨¹enzo por ello. Porque... ?es que no le rezamos a Dios, todos los d¨ªas, puestos de rodillas? Hay momentos en la vida en los que la magnitud de los problemas obliga a adoptar una actitud suplicante.
P. Lo malo es que la gente de Galicia no parece muy dispuesta a ejercer la compasi¨®n con usted. No s¨¦ si est¨¢ dispuesto a aceptar que esa gente est¨¢ decepcionada, o quiz¨¢ prefiera refugiarse en aquello de la conspiraci¨®n judeomas¨®nica... ?se acuerda?
R. Pues yo no creo que haya dado motivos de decepci¨®n, sino que, al contrario, he hecho todo lo posible para no cerrar ning¨²n cauce. Pero si las cosas son como usted dice, pues... ?mil perdones! En cuanto a lo de la conspiraci¨®n judeomas¨®nica, yo nunca he cre¨ªdo en esas cosas, pero lo que s¨ª es evidente es que hay quien ha querido utilizar esto como lo que no era y ha recurrido a toda clase de estrategias que no tienen nada que ver con la soluci¨®n de los problemas. Yo he sufrido dos mociones de censura por parte de dos partidos con los que me mostr¨¦ totalmente abierto al di¨¢logo y que no han hecho sino una pura ofensiva para obtener r¨¦ditos electorales.
P. Lo cierto es que las elecciones municipales est¨¢n ya demasiado cerca y que no es descabellado suponer que los gallegos le van a ajustar las cuentas al PP...
R. ?Los gallegos nos van a ajustar las cuentas a todos! Pero nosotros saldremos sin duda adelante. Ahora todo est¨¢ empujado por el ¨ªmpetu de las olas, pero ya se calmar¨¢, ya se calmar¨¢. Hace dos a?os tambi¨¦n pasamos por otra crisis, la de las vacas locas. Y tambi¨¦n hubo mociones de censura y luego se ganaron las elecciones. Tengo una enorme fe en el pueblo gallego.
P. Porque usted ha gobernado a sus anchas, y durante mucho tiempo, una Galicia sumisa, acomodada al poder omn¨ªmodo de la derecha. Pero ahora es una Galicia airada, irreconocible, casi en pie de guerra contra usted. ?No es capaz de percibir esto?
R. ?No hay una Galicia ni acomodada a la derecha ni sumisa! Nosotros no somos la derecha, somos el verdadero centro, si quiere usted, el centro derecha, pero no somos ni extremistas ni extremosos, como son los radicales que van a buscar a r¨ªo revuelto en la plataforma esa del Nunca M¨¢is... Este pa¨ªs no ha sido nunca un pa¨ªs sumiso, simplemente ha sido un pa¨ªs que se ha encontrado con lo que deseaba, y que m¨¢s o menos lo volver¨¢ a encontrar. Lo que yo percibo es que esa plataforma, que est¨¢ manipulada pol¨ªticamente, ha podido medrar en las ciudades porque en los pueblos no pueden enga?ar a nadie. En los pueblos saben que hemos hecho todo lo que hemos podido y que hemos puesto inmediatamente el dinero encima de la mesa.
P. Era usted para muchos gallegos su referencia, se?or Fraga. Era el aval de la autonom¨ªa en Madrid. Por eso no le perdonan que les dejara tirados, que dejara todo en manos de un Estado que, por otra parte, no existi¨® para Galicia durante muchos d¨ªas.
R. Yo actu¨¦ siempre dentro del l¨ªmite de mis competencias, pero sin dejar de valorar que est¨¢bamos ante un problema de Estado.
P. ?Pues tuvo usted una singular manera de ejercer sus competencias como presidente de la Xunta! Porque usted se fue de caza, y de verdad que eso no lo entiendo ni yo. Porque con usted desapareci¨® de golpe la Xunta, y con ella las se?as de identidad de Galicia... ?Por qu¨¦ lo hizo?
R. ?Yo le digo a usted que todas nuestras competencias fueron ejercidas! Y es m¨¢s, el Estado fue sumamente comprensivo y generoso a la hora de coordinar las ayudas. Es verdad que en los primeros momentos hubo una cierta descoordinaci¨®n, pero eso se super¨® enseguida. En cuanto a m¨ª, yo estuve s¨®lo unas horas fuera de aqu¨ª para arreglar una serie de cosas y me volv¨ª inmediatamente. ?Yo desaf¨ªo a quien quiera negar que durante todos estos a?os y todos estos meses he trabajado m¨¢s horas y con m¨¢s dedicaci¨®n que nadie!
P. Pero se fue de caza, se?or Fraga. Y no s¨¦ si es cierto que lo hizo usted porque el Gobierno de Madrid lo hab¨ªa apartado de un manotazo de la gesti¨®n de la crisis del Prestige...
R. Eh... ?Eso es totalmente falso! Mire, yo voy poco de caza, porque no tengo ni tiempo ni dinero, repito: ni tiempo ni dinero. Y era mi ¨²ltima cacer¨ªa con una persona que, generosamente, me invit¨® a una buena finca, ?con siete puestos! Yo no quise dejar sin esos puestos a amigos m¨ªos de toda la vida y por eso fui, les salud¨¦ y me vine. Puede que fuese una equivocaci¨®n, pero no hubo en ning¨²n momento abandono de Galicia, ?y eso lo sabe todo el mundo!
P. Y si usted no fue apartado por Madrid, ?por qu¨¦ permiti¨® que emergiera, en tan dram¨¢ticas y cruciales circunstancias, un suced¨¢neo de poder central tan bien peinado como perfecto manipulador a la hora de informar de lo que estaba pasando?
R. Del delegado del Gobierno tengo la impresi¨®n de que se ha exagerado un poco con lo de la gomina. ?l hizo bastante bien su papel y hay que estarle muy agradecido. Porque tuvo que hacer un trabajo muy dif¨ªcil, porque ¨¦l ten¨ªa la responsabilidad de coordinar la informaci¨®n.
P. Pues ahora, la determinaci¨®n del Gobierno de no permitir la comparecencia de Fern¨¢ndez de Mesa ni de ning¨²n responsable de la Administraci¨®n central le ha colocado a usted en una posici¨®n imposible. ?Para que tenga usted que reconocer que esa decisi¨®n desprestigia al PP de Galicia!
R. ?Yo no he dicho eso! ?Eso me lo han atribuido! Lo que he dicho es que en derecho tiene raz¨®n el Gobierno central y que, como ya hab¨ªa habido unos acuerdos con anterioridad en el Parlamento gallego, pudo haberse hecho esta objeci¨®n antes.
P. La cuesti¨®n es que el PP vot¨® la creaci¨®n de esa comisi¨®n. Ahora parece que lo hicieron ustedes s¨®lo porque estaban con el petr¨®leo del Prestige al cuello.
R. El Parlamento gallego tiene los poderes que tiene y s¨®lo puede actuar en los l¨ªmites de su competencia. Es verdad que aceptamos la comisi¨®n de investigaci¨®n cuando fue pedida. Pero lo cierto es que si una autoridad es citada all¨ª y no hay facultad para ello, pues... ?Lo que hicimos estuvo bien hecho, y lo que ha hecho el Gobierno ha estado bien hecho tambi¨¦n!
P. Usted cree, de verdad, que est¨¢ bien hecho llevar al Gobierno aut¨®nomo de Galicia a una situaci¨®n de desprestigio como la que est¨¢ sufriendo, y que los gallegos van a entender que el se?or Aznar les niegue los papeles del Prestige, la informaci¨®n de lo que ha sucedido en sus propias costas.
R. ?No hay desprestigio ninguno! Adem¨¢s... Mire usted: yo he estado repasando la lista de todas las comisiones de investigaci¨®n, desde que se cre¨® el Parlamento gallego, y viendo las que han llegado a su final, y comprendo por qu¨¦ ese g¨¦nero, esa especie, est¨¢ desapareciendo. Los ingleses hace ya mucho tiempo que no hacen comisiones de investigaci¨®n, porque s¨®lo es un cuerpo a cuerpo pol¨ªtico. Lo que hacen es reunir a un grupo de expertos que elaboran un libro blanco, y esto es lo que va a pasar aqu¨ª. Y si el Gobierno tiene derecho a eximir a sus funcionarios de..., pues lo hace y punto. Lo que s¨ª creo es que esa decisi¨®n la hab¨ªan podido tomar antes, porque es lo cierto que la negativa del Gobierno nos lleg¨® horas antes, tan s¨®lo horas antes, de comenzar el trabajo de la comisi¨®n. En cuanto a lo del derecho de los gallegos a los papeles del Prestige, pues... ?Ya los est¨¢ pidiendo el juez de Corcubi¨®n! El Parlamento gallego no es el sitio adonde tienen que ir los papeles del Prestige.
P. No s¨¦ si es consciente de que sus errores en la crisis del Prestige han provocado un enorme descr¨¦dito de la pol¨ªtica, de los pol¨ªticos.
R. No creo que yo haya contribuido a ello. En cualquier caso, el valor de ese descr¨¦dito, incluido el m¨ªo, lo vamos a ver en las pr¨®ximas elecciones, si las ganamos o no. Pero estoy seguro de que la gente va a reconocer que al menos nosotros hemos afrontado el problema no con gritos, como los radicales oportunistas, sino con soluciones y dinero.
P. Pero la desconfianza que se ha incrustrado en la sociedad gallega no va a desaparecer f¨¢cilmente. Por muchos millones que vengan de Madrid. No s¨¦ por qu¨¦ le es tan dif¨ªcil aceptar que la gente lo que necesitaba eran gestos, presencia y eficacia de los pol¨ªticos que les gobiernan.
R. ?Por supuesto, por supuesto! Pero me tiene que reconocer usted que el gesto m¨¢s importante es procurar que nadie que haya sufrido esta tragedia pase necesidad. Y ¨¦sa era mi obligaci¨®n, y luego, todo lo dem¨¢s. Los gestos est¨¢n bien, y por eso nosotros hemos nombrado a una persona encargada de administrar esa solidaridad y el trabajo de los voluntarios, que es la consejera de Asuntos Sociales, la se?ora Porro, que lo est¨¢ haciendo maravillosamente.
P. Y que ha asegurado que sobran voluntarios y que eso es un peligro porque pueden contaminar las playas... Resulta dif¨ªcil encontrar, en toda esta tragedia, una afirmaci¨®n tan provocadora...
R. Es que si usted mete demasiados voluntarios en una playa,aunque no quieran, en lugar de contribuir a limpiarla, la perjudican. Porque, claro, el problema del fuel es que se mezcla con la arena y, cuanto m¨¢s se pise, si no se hace con cuidado, puede ser contraproducente.
P. Lo que est¨¢ claro es que el Prestige, como las vacas locas, ha vuelto a poner el foco sobre Galicia. Y ahora se descubre que algunas carencias de estructura son pavorosas y que se necesitan ?un bill¨®n de euros! para echar a andar...
R. Eso tiene que ver, sobre todo, con el tren de alta velocidad. Porque la verdad es que en carreteras se ha hecho mucho, mucho, y tambi¨¦n en puertos y aeropuertos. Se ha superado un atraso de siglos. ?Eso supongo que no me lo va a negar usted! Y los problemas de la pesca no los hemos creado nosotros, sino una situacion an¨®mala del derecho mar¨ªtimo internacional, que, pese a todo, no puede ocultar que precisamente en la pesca somos un pa¨ªs puntero y...
P. Y que no ha sido capaz de crear industrias alternativas para los que trabajan en la costa y viven de lo que le sacan al mar cada d¨ªa. Menos mal que ahora va a venir el Gobierno de Madrid con esa especie de plan Marshall a arreglarlo todo de la noche a la ma?ana.
R. ?No, no!, ?no es eso! Lo que hay que hacer es potenciar un plan de peque?as y medianas industrias, que ya se estaba en ello,sobre todo en esas zonas a las que usted se refiere. En cuanto a la cifra de las inversiones, le aseguro que no empezamos de cero ahora y que ya se han invertido miles de millones. Pero siempre quedan cosas por hacer.
P. Una de las cosas que estaba usted haciendo en los ¨²ltimos tiempos, se?or Fraga, era buscar el encuentro, la reconciliaci¨®n, con el nacionalismo gallego, con Beiras, concretamente. Pero parece que eso tambi¨¦n se lo ha llevado por delante la marea negra del Prestige...
R. Mire usted. Desde mi cuarta victoria por mayor¨ªa absoluta, yo hice un ofrecimiento al di¨¢logo, y en ese esfuerzo mantuvimos, el se?or Beiras y yo, varios encuentros, largas conversaciones... Pero ha habido gente, dentro de lo que no es un partido, sino un bloque, que no estaban de acuerdo con nuestro di¨¢logo y que le han apretado a Beiras. Pero quiero decir una cosa bien clara, y mido muy bien mis palabras: en todo este proceso, yo no he roto ninguna palabra que yo le hubiera dado. Y el se?or Beiras s¨ª ha roto su palabra.
P. Y ?qu¨¦ palabra ha roto el se?or Beiras?
R. ?No tengo nada m¨¢s que decir! ?Y a ver si el se?or Beiras niega algo de lo que estoy diciendo! Pero estoy seguro de que todo esto pasar¨¢. Yo estoy dispuesto a la reconcialiaci¨®n siempre que sea con los planteamientos de un nacionalismo moderado, leal a la Constituci¨®n. Hay una posicion intermedia que podemos compartir. Y, sin duda, ha habido excesos por ambas partes, y es cierto que hay separatistas, pero tambi¨¦n separadores. Por mi parte, el di¨¢logo con el Bloque sigue abierto, y estoy seguro de que, tras las elecciones, cuando vean el poco fruto que les habr¨¢ dado su actual estrategia, volver¨¢n a posiciones de encuentro.
P. Lo malo ser¨¢ si ese giro suyo, don Manuel, no lo entienden en el alto mando de su partido, o sea, el se?or Aznar.
R. Las dificultades pol¨ªticas que pueda encontrar mi proyecto no vienen de Aznar, aunque haya cosas que matizar a veces, sino de la ofensiva lamentable del soberanismo del se?or Ibarretxe, que es lo que puede estropearlo todo.
P. Y ese posible nombramiento de un vicepresidente en su Gobierno, ?se puede interpretar en clave sucesoria? Se lo digo porque la suplantaci¨®n de su poder por parte del Gobierno central, que hemos visto, quiz¨¢ le haga ahora m¨¢s dif¨ªcil controlar los mecanismos de su relevo.
R. Si yo nombrara un vicepresidente, no tendr¨ªa ning¨²n valor sucesorio. En cuanto a lo de suplantaci¨®n de mi poder, es algo que niego rotundamente, aunque respeto que usted lo piense. Yo no me considero con derecho a testar. Pero s¨¦ que pesar¨¢ decisivamente mi opini¨®n.
P. No s¨¦ si ha contemplado, se?or Fraga, la posibilidad de dejarle a su partido en herencia una derrota electoral...
R. Espero y pido a Dios no dejar en herencia una derrota electoral. Har¨¦ todo lo posible por merecer que Dios me escuche.
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