El estadista poeta
Ya el presente dilema del Parlamento checo en la elecci¨®n de un sucesor de V¨¢clav Havel como presidente de la rep¨²blica induce a la melancol¨ªa o al menos a invocar la conciencia de lo que significa para checos y europeos en general el adi¨®s pol¨ªtico de un hombre, poeta y estadista, que, como nadie probablemente en la segunda mitad del siglo XX, ha personificado la excelencia en la pol¨ªtica, la dignidad y la compasi¨®n en el seno del Estado. Dos pol¨ªticos natos, hombres ambiciosos, aparentemente realistas, implacables en sus luchas partidarias y en la imposici¨®n de su vocaci¨®n de poder se disputan ahora el cargo de Havel en el castillo de Praga, sede de la jefatura del Estado checo. Poco o nada tienen que ver ellos o los candidatos ya descartados en las primeras votaciones del Parlamento con el presidente saliente. Es m¨¢s, ambos son adversarios pol¨ªticos y personales declarados de Havel por razones no muy diferentes. V¨¢clav Klaus y Milos Zeman, un ultraliberal y un socialdem¨®crata, se consideran muy enfrentados entre s¨ª cuando en realidad de quien les separa a ambos un abismo es del presidente saliente, que podr¨ªa celebrar su inminente jubilaci¨®n pol¨ªtica en la casa que su amigo el rey de Espa?a, Juan Carlos I, le deja en Canarias cuando necesita huir, por motivos de salud, del fr¨ªo invernal centroeuropeo.
En Praga acaba estos d¨ªas un largo cuento de 13 a?os al que Havel no ha dejado de referirse ¨²ltimamente. Habla de los continuos vaivenes a los que se ha visto sometido entre reflexi¨®n y realidad, entre m¨¢ximas aspiraciones morales y requerimientos pr¨¢cticos, c¨¢lculos muy prosaicos y la omnipresente intriga del juego de poder, "entre el dulce cuento y la dura realidad". Un hombre que s¨®lo quiso ser conciencia de su pueblo maltratado, humillado y asustado, y redimirlo de sus miedos y bajezas, fue llevado en 1989 a hombros por ese mismo pueblo a liberar un castillo, el Hradshin, en el que durante muchas d¨¦cadas hab¨ªan gobernado la mediocridad, el despotismo y el encanallamiento, cuando no el crimen. Este hombre peque?o y fr¨¢gil, pronto otra vez rodeado de incomprensiones, hizo de aquel centro de poder un ateneo en el que se hac¨ªa mucho m¨¢s que pol¨ªtica para unir definitivamente a la Rep¨²blica Checa con la Uni¨®n Europea.
Ahora, con la retirada de Havel, amarga por no haber podido evitar la divisi¨®n de Checoslovaquia, pa¨ªs con el que se identificaba tanto como aquel otro gran fil¨®sofo que fue el presidente fundador de la Rep¨²blica en 1919, Thomas Garrigue Masaryk, amarga tambi¨¦n porque la movilizaci¨®n ¨¦tica de 1989 que encabez¨® se agot¨® ante las habituales miserias de la vida, queda proclamada la normalidad tras el cuento del estadista poeta. Poco o nada tienen que ver los candidatos a sucederle con el hombre que parte. Havel se va sin haber conseguido todo lo que deseaba. Pero nos deja como estadista un legado de dignidad y lucidez que es ya patrimonio de todos los europeos y semilla de esperanza generada por quien, desde la persecuci¨®n, el acoso y la enfermedad, ha sido un hombre libre, fuerte, l¨²cido y tenaz en su lucha por una ¨¦tica del poder y por la dignidad de todos.
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