Ocho a cero
El ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, entregar¨¢ esta semana su ¨²ltima propuesta, por escrito, sobre la reforma del subsidio agrario. Quiere hacerlo con la solemnidad que requiere el caso as¨ª que contempla reunirse, de nuevo, con los presidentes de Andaluc¨ªa y Extremadura, Manuel Chaves y Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra. De lo que contenga esa formulaci¨®n depender¨¢, finalmente, si los sindicatos UGT y CC OO siguen adelante en su convocatoria de huelga general en el campo prevista para el 20 de febrero. En principio, las buenas palabras tanto del ministro como de dirigentes del PP, resaltando la cercan¨ªa de la respuesta de este departamento con lo que reivindican los sindicatos, son acogidas con el l¨®gico escepticismo, m¨¢xime si tiene en cuenta que anuncios similares se han realizado en anteriores ocasiones y sin que se hayan visto respaldados por los hechos m¨¢s tarde. Sin embargo, esta vez, el Gobierno se muestra dispuesto a ceder en un punto clave de las reclamaciones sindicales como es el car¨¢cter contributivo de las rentas que reciban los jornaleros mientras est¨¢n paro.
Zaplana ha sido muy claro en este aspecto crucial. Si ese es el problema, ha venido a decir, el asunto est¨¢ resuelto. Pues bien, es hora ya de conocer c¨®mo va a atender esta exigencia. De hacerlo tal y como se pide desde aqu¨ª, el ¨²ltimo conflicto que mantiene el Ejecutivo con los sindicatos por la frustrada reforma laboral se esfumar¨¢ de un plumazo. En tan s¨®lo unas semanas el pol¨ªtico levantino eliminar¨ªa un escollo que hered¨® nada m¨¢s llegar al puesto y que se ha convertido en una china en el zapato de un ministro que va por ah¨ª con ganas de agradar a todo el mundo. La foto es tan tentadora que se le ven verdaderas ganas de cerrar este contencioso cuanto antes para apuntarse un tanto que bien le vendr¨¢ en su af¨¢n de destacar lo suficiente en medio de un Gobierno despistado como est¨¢ por el desastre del Prestige y la pelea sucesoria de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Tampoco Chaves quiere quedar fuera del escenario. Al principio desechaba m¨¢s escenitas del sof¨¢ con Zaplana. Ahora, tal vez porque sepa que el acuerdo est¨¢ pr¨®ximo, dice que no le importar¨ªa reunirse de nuevo con el ministro traiga o no por escrito su reforma de la reforma de los derechos sociales de los trabajadores del campo. Mientras tanto, los que han llevado el peso de la protesta, UGT y CC OO, advierten de que no est¨¢n en clave negociadora y que siguen con sus preparativos de la huelga general. Una posici¨®n cr¨ªtica que contrasta con el entusiasmo demostrado por los del SOC a los que se observa plenamente satisfechos con el PP por haberles dado un lugar al sol. Y luego est¨¢n los populares andaluces que, a estas alturas de la pel¨ªcula, recuerdan que han sido el elemento b¨¢sico para que las cosas se arreglen. Cuando pase todo ser¨ªa bueno que explicaran a la sociedad andaluza en qu¨¦ ha consistido esa contribuci¨®n, ya que si ha resultado tan decisiva como dicen, bien podr¨ªan actuar de igual forma para el resto de frentes abiertos que mantiene Madrid con esta comunidad. As¨ª que de resolverse definitivamente el problema s¨®lo quedar¨ªa ya espacio para las distintas lecturas que se realizar¨ªan del acuerdo. En este sentido, el peor riesgo que corren los populares es que, al final, se resuma todo en que de los ocho puntos de su pol¨¦mico decretazo, los ocho los han tenido que retirar. En t¨¦rminos futbol¨ªsticos eso se llama 8-0.
Tampoco conviene olvidar otra contienda que est¨¢ a la espera de la contestaci¨®n definitiva del Gobierno central como es la relativa a las diferencias surgidas por la deuda financiera que se mantiene con Andaluc¨ªa. Tras la carta que el presidente andaluz envi¨® al ministro de Administraciones P¨²blicas, Javier Arenas, en donde se propon¨ªa un calendario de pago concreto, ya s¨®lo falta que se d¨¦ una respuesta final. Por las declaraciones de diversos dirigentes populares, todo hace indicar que hay serias dificultades t¨¦cnicas, dicen, para resolver el conflicto al estar atravesado el asunto por varias demandas en los tribunales. Argumentaciones de este tipo suenan a falsa excusa con la que no dar una salida digna a unas peticiones justas que se hacen desde Andaluc¨ªa. Tal vez aqu¨ª, tambi¨¦n, lo que ocurra verdaderamente sea que ceder a estas exigencias se podr¨ªa interpretar como un logro m¨¢s que esta comunidad arranca al Gobierno del PP. La goleada, entonces, ser¨ªa de esc¨¢ndalo.
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