Los socialistas acarician hoy el sue?o de volver al poder en las elecciones de Holanda
El nuevo l¨ªder de la izquierda aventaja a los democristianos en los ¨²ltimos sondeos
Arropados por una campa?a electoral que han podido seguir m¨¢s que nunca frente al televisor, los holandeses decidir¨¢n en las elecciones legislativas de hoy si otorgan de nuevo la mayor¨ªa de sus votos a la democracia cristiana, como ya sucediera en las legislativas de mayo pasado, o bien si premian el arrojo del nuevo l¨ªder socialista, Wouter Bos. Los socialistas llevan un esca?o de ventaja sobre sus principales rivales, seg¨²n los ¨²ltimos sondeos. Bos abog¨® ayer por la serenidad y reiter¨® su deseo de servir a la democracia desde el Parlamento.
"Mucha gente decide en el ¨²ltimo momento y con la papeleta en la mano, as¨ª que prefiero no prestarle demasiada atenci¨®n a las nuevas cifras", dijo Bos, despu¨¦s de que hasta las previsiones del Instituto Oficial para la Opini¨®n P¨²blica le otorgaran 42 esca?os, frente a 41para la democracia cristiana y 28 a los liberales de derecha. Todo ello con un 20% de votantes todav¨ªa indecisos y un 34% de los j¨®venes entre 18 y 34 a?os sin saber qu¨¦ hacer.
Una situaci¨®n poco alentadora que llev¨® a Jan Marijnissen, l¨ªder del Partido Socialista (SP), a aventurar una futura coalici¨®n entre la democracia cristiana (CDA) y los socialdem¨®cratas (PvdA). "La pelea enfrenta a las dos fuerzas mayoritarias, claro. Sospecho que habr¨¢ nuevos comicios dentro de medio a?o. El CDA se ha escorado tanto para poder unirse de nuevo a los liberales de derecha del VVD que acabar¨¢ asfixi¨¢ndose", se?al¨®.
Con muchas posibilidades de aumentar hoy su presencia en el Parlamento, Marijnissen parec¨ªa destinado a ser la sorpresa de estos comicios hasta que irrumpi¨® Bos. Sus propuestas son algo m¨¢s radicales que las de sus rivales, que, a pesar de lo mucho que han disputado en las tres ¨²ltimas semanas, est¨¢n m¨¢s cercanos de lo que cabr¨ªa esperar.
Desde el asesinato de Pim Fortuyn, temas antes considerados propios de la derecha como el freno a la inmigraci¨®n se han hecho un hueco en todas las formaciones. Ahora los candidatos, grandes y peque?os, hablan sin rubor de extranjeros y la forma de regular su entrada; de control de las ense?anzas impartidas en las mezquitas y de integraci¨®n m¨¢s o menos forzosa, con clases de holand¨¦s y civismo incluidas, de los musulmanes de otros pa¨ªses que pretendan residir en Holanda. Hay matices, desde luego, y nadie es tan agresivo como Fortuyn, pero su legado es innegable y alcanza a todo el registro pol¨ªtico nacional. Hizo falta que el informativo juvenil convocara ayer a los l¨ªderes con alguna posibilidad de gobernar para que se oyera hablar de escasez de profesores, medio ambiente o el futuro de la inmigraci¨®n infantil.
Las mayores discrepancias entre democristianos, socialistas y liberales de derecha no han radicado en los asuntos que abordaban, sino en c¨®mo piensan ahorrar al aplicar las medidas que proponen. Los bailes de cifras han sido tan constantes que al final el propio Ministerio de Finanzas ha hecho p¨²blicos sus c¨¢lculos sobre el tama?o del d¨¦ficit resultante de los planes de saneamiento de la econom¨ªa de los tres principales partidos. L¨®gicamente, el menos malgastador ser¨ªa el VVD, seguido del CDA y del PvdA. Los otros liberales (D66), m¨¢s hacia la izquierda, han sido eclipsados casi por completo, pese a ser los paladines de la renovaci¨®n de la clase pol¨ªtica desde su fundaci¨®n, en 1966.
La culpa de su oscurecimiento y de que hasta el CDA temiera anoche no poder repetir la coalici¨®n con el VVD que le parec¨ªa natural hace s¨®lo unos d¨ªas, la tiene, una vez m¨¢s, Wouter Bos. Ni siquiera su rechazo al cargo de primer ministro parece hacer mella en el electorado. El primer ministro dimisionario, el democristiano Jan Peter Balkenende, ha calificado dicha actitud de "asalto a la democracia".
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