Un juguete capitalista
El f¨²tbol se supera a s¨ª mismo: ni el histri¨®nico Doctor Cabeza, ni el volc¨¢nico Gil se hab¨ªan atrevido a tanto como Dimitri Piterman, un nuevo adinerado que ha irrumpido en Cantabria con la garra de un bisonte y, a falta de otros botines c¨¢ntabros, se ha dado el gustazo de presidir, calentar y dirigir al Racing. Pudo haberse comprado Las Ventas si ten¨ªa el gusanillo del estoque, o pudo escriturar el Teatro del Liceo para hacer gorgoritos, pero se ha quedado con el viejo Racing, m¨¢stil de una regi¨®n tan deportiva como deportista. Unos cuantos millones le han bastado para dinamitar todos los c¨®digos de este deporte, para segar un proyecto ilusionante con una semilla local. Es la ley de la selva de las sociedades an¨®nimas deportivas, que propicia estas pr¨¢cticas, que permite al capitalista barnizar a su antojo una instituci¨®n arraigada en el pueblo, que ampara al poderoso para borrar de un plumazo la identidad de un club, que consiente a cualquier empresario con ansias de ponerse el ch¨¢ndal provocar la renuncia de profesionales con toda una vida al servicio de su equipo natural.
Qu¨¦ m¨¢s le da a un hostelero ucranio afincado en la Costa Brava si tiene cuartos suficientes para comprarse el juguete de su vida. Qu¨¦ importancia tiene que Quique Seti¨¦n, una leyenda del Racing, ascendiera la pasada temporada al equipo y luego, lejos de empacharse de ¨¦xito, diera el relevo a Manolo Preciado, un t¨¦cnico de la casa, ex jugador del club, socio desde que llevaba pa?ales, y que en su primer curso estaba dejando una huella extraordinaria. Con humildad, sin gradilocuencias, consciente de su condici¨®n de novato en la superliga de las estrellas, Preciado puede presumir de ser el ¨²nico t¨¦cnico que ha ganado al Real Madrid; de haber tumbado al Deportivo en Riazor; de haber perfilado un equipo atrevido y punzante. Qu¨¦ demonios importa que Pedro Alba, el t¨¦cnico de porteros, fuera otro conspicuo ex racinguista. No encajan en la ley de Piterman. ?ste es el due?o y no hay m¨¢s que hablar. Puede que sepa de preparaci¨®n f¨ªsica, como ex atleta que es, y hasta que sea discutible si es o no preciso un t¨ªtulo para ser entrenador, pero a buen seguro que ning¨²n pr¨®cer econ¨®mico de la extinta URSS le ense?¨® a tomar la tabla del salto de longitud. Y hasta puede que se revele como un genio t¨¢ctico y el Racing levante la Copa de la Galleta o la Champions, pero desde ayer el f¨²tbol tiene una nueva gotera. Piterman ha abierto una peligrosa v¨ªa y el f¨²tbol suele rechazar de cuajo la presencia de cuerpos extra?os, porque como cualquier sector tiene sus propias normas y hace un siglo que fij¨® sus t¨ªtulos de cr¨¦dito. El ucranio corre el riesgo de alterar las reglas del juego, de transmitir, aunque tenga las mejores intenciones, que hoy es posible despojar a una instituci¨®n de todo su envoltorio sentimental si alguien tiene un capricho.
Hoy es Cantabria la que tiene dos caprichos: el imponente de Gaud¨ª, en Comillas, y el de Piterman, junto al Sardinero. Una regi¨®n en la que languideci¨® el Teka de ciclismo, en la que se encogi¨® uno de los mejores equipos de la historia del balonmano espa?ol (Teka), en la que no pudo sostenerse un equipo de la ACB (Lobos). Todo por ri?as internas. Faltaba el Racing. O Piterman es un visionario o seguir¨¢ la misma estela.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.