Cu¨¦ntame
"All¨¢ donde la toques, la memoria duele", dijo Yorgos Seferis para la eternidad. No siempre. Quiero decir que a veces la memoria se cansa de producir dolor y comportarse como una llaga abierta o un absceso. A veces la memoria hace cosquillas, y a veces, ay, lo que da es risa, se convierte en el hueso de la risa, en la cosa m¨¢s tonta del mundo. Ahora lo que se lleva (lo que se trae y lleva) es la nostalgia, ese c¨®modo error. Lo que tiene la nostalgia es que abriga como un abrigo viejo. Uno se instala en ella igual que quien se instala en el sal¨®n de casa y se encastra en su c¨®modo sof¨¢ y se chuta una dosis de Sard¨¢ o Cu¨¦ntame. Puede que la nostalgia sea una error, pero alimenta, abriga y seda como una dormidina o un tranxilium.
Todos los pol¨ªticos nos dicen que tenemos la juventud m¨¢s preparada de la historia de Espa?a. Pero se nota poco.
Uno abandona al gran Imanol Arias y se instala en la viva realidad de los informativos o abre cualquier peri¨®dico y, ?qu¨¦ encuentra? Se encuentra a Manuel Fraga embozado en su loden eterno y al inefable Rodolfo Mart¨ªn Villa emergiendo otra vez, esta vez como comisionado gubernamental para el Prestige. La imagen emergente de Mart¨ªn Villa no es nuestra. Leopoldo Calvo Sotelo le retrat¨® "emergiendo de la prehistoria franquista". Es el gran emergente, nunca ha sido otra cosa: insumergible. El es el dinosaurio de Augusto Monterroso. Sigue ah¨ª, seguir¨¢ siempre ah¨ª. No hab¨ªamos nacido y don Rodolfo era ya jefe nacional del SEU. D¨¦jame que te cuente: a¨²n no sab¨ªa uno que acabar¨ªa escribiendo en los papeles y don Rodolfo ya era presidente del Sindicato Nacional de Papel, Prensa y Artes Gr¨¢ficas; mientras hac¨ªamos la comuni¨®n vestidos de grumete y recib¨ªamos como regalo un estuche con bol¨ªgrafo y pluma Inoxcrom, don Rodolfo ya cobraba su sueldo como secretario de la Organizaci¨®n Sindical; nuestras primeras tentativas er¨®ticas se produjeron aproximadamente cuando don Rodolfo fue nombrado gobernador civil y jefe provincial del Movimiento en Barcelona; nos empezamos a afeitar con don Rodolfo como ministro de la Gobernaci¨®n y, poco a poco, mientras el mismo don Rodolfo cargaba sucesivamente las pesadas carteras de Interior y Administraci¨®n Territorial, nos segu¨ªa creciendo la barba.
El tiempo pasa, pero no don Rodolfo. Presidente de Endesa. Consejero de Cepsa. Jefe de lo que sea. Siempre dispuesto al m¨¢ximo sacrificio por el bien com¨²n. Tenemos, nos los aseguran todos los pol¨ªticos de todos los partidos, la juventud m¨¢s preparada de la historia de Espa?a. Pero se nota poco. Don Rodolfo debe ser a la m¨²sica lo que Camilo Sesto a la canci¨®n. Nada hay hoy tan vigente ni tan in. Mola mazo, seguro. El PP le ha pescado en un casting hecho directamente en Cu¨¦ntame, a la puerta del kiosco de Tony Leblanc ("del gimnasio a la casa de campo, de la casa de campo al gimnasio"). El pasado d¨ªa 11 de enero dec¨ªa don Rodolfo: "Admito que a¨²n no s¨¦ nada del Prestige, pero aprender¨¦. Bueno, me voy hoy mismo para Galicia con voluntad de aprender y espero ser capaz de aprender". Nadie podr¨¢ decir que don Rodolfo sea un hombre soberbio o infatuado. La verdad es que a uno, si no fuese por tres o cuatro historias, le caer¨ªa simp¨¢tico. D¨¦jame que te cuente, o mejor no te cuento, lime?a.
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