Fortalecer el Estado
SEG?N JAIME MAYOR Oreja, la democracia espa?ola se ha desarrollado a partir de la conjugaci¨®n de tres verbos: transitar (UCD), cambiar (PSOE) y fortalecer (PP). Al PP, seg¨²n su ide¨®logo especializado en doctrina nacional, le ha correspondido la tarea del fortalecimiento del Estado. Lo cual plantea un problema ideol¨®gico: ?c¨®mo poner este objetivo estrat¨¦gico en relaci¨®n con el principio liberal, santo y se?a del Gobierno del PP, de menos Estado y m¨¢s sociedad? Dicho de otro modo, nos sit¨²a ante la contradicci¨®n principal de la gesti¨®n del PP. Por un lado, se ha hecho una tarea sistem¨¢tica de descr¨¦dito del Estado, como lugar de la burocracia y de la ineficiencia; por otro, ha sido el Gobierno m¨¢s intervencionista de nuestra corta democracia. En este esfuerzo de robustecimiento institucional, Mayor Oreja constata un fracaso: "No hemos sabido desarrollar las autonom¨ªas con fortalecimiento democr¨¢tico".
?Debemos entender que corregir esta disfunci¨®n es el principal objetivo de Aznar para lo que queda de legislatura? Si es as¨ª, adquiere todav¨ªa mayor relevancia el ejercicio de puesta a punto de la musculosidad gubernamental con que Aznar ha empezado el a?o. Primero, la pornogr¨¢fica exhibici¨®n de los atributos del Estado, en forma de m¨¢s c¨¢rcel y m¨¢s c¨¢rceles. Despu¨¦s, el aviso a quien tenga tentaciones de disentir, con cuerpo de querella contra Nunca M¨¢is. Y finalmente, la advertencia contra los guetos culturales y las tribus identitarias, que nos retrotrae a los a?os preconstitucionales de la Espa?a una. ?El fortalecimiento del Estado quiere decir volver a empezar? Sorprendentemente, el partido del patriotismo constitucional, que jura a todas horas por la Constituci¨®n y su intocabilidad, pone en cuesti¨®n ahora, con el apoyo de la incontinencia verbal de Jim¨¦nez de Parga, las propias bases constitucionales que reconocen la pluralidad nacional de Espa?a. Es decir, para fortalecer el Estado, el PP parece dispuesto a rebobinar lo andado y situarse antes del mism¨ªsimo pacto constitucional.
?Realmente, como pretende Mayor, el PP ha fortalecido el Estado? El Estado espa?ol no puede decirse que sea un Estado amenazado. En realidad, el ¨²nico desaf¨ªo de entidad que tiene es el terrorista. En este sentido, el PP ha conducido a ETA a uno de sus peores momentos, tanto en lo pol¨ªtico como en lo militar. Es una aportaci¨®n positiva al reforzamiento del Estado. Sin embargo, los modales pol¨ªticos que han acompa?ado a este ¨¦xito han producido efectos colaterales: especialmente el deterioro de las relaciones pol¨ªticas. Con el PNV, en primer lugar. Pero ¨²ltimamente tambi¨¦n con el PSOE, al que la manipulaci¨®n partidista del pacto antiterrorista por parte del PP sit¨²a en una complicada posici¨®n, especialmente frente a pactos de futuro en el Pa¨ªs Vasco. Por lo dem¨¢s, la confusi¨®n entre p¨²blico y privado que preside el ¨¢rea de cercan¨ªas del Gobierno -privatizaciones mediante; el empe?o sistem¨¢tico en controlar al Poder Judicial- con ¨¦xitos indudables, la p¨¦rdida de casi cuatro puntos del PIB en el gasto social y los esfuerzos para minimizar el papel del Parlamento hacen al Estado democr¨¢tico mucho m¨¢s d¨¦bil de lo que era. De modo que uno tiene la impresi¨®n de que -salvo en el caso de ETA- los que quieren debilitar al Estado est¨¢n m¨¢s dentro que fuera del PP.
El ide¨®logo Mayor Oreja ha tenido que inventarse un enemigo: los que est¨¢n trabajando en una segunda transici¨®n (expresi¨®n, por otra parte, que Aznar utiliz¨® tiempo atr¨¢s para encuadrar las reformas que promet¨ªa la derecha). Mayor Oreja construye una extra?a amalgama de enemigos de Espa?a en la que caben casi todos, incluso aliados fieles del PP, como Converg¨¨ncia i Uni¨®, que no le ha abandonado un solo momento en una legislatura y media -y lo van a pagar electoralmente- y, sin embargo, reciben como agradecimiento su expulsi¨®n al saco de los malos. Habr¨ªa, seg¨²n Oreja, una vasta conspiraci¨®n entre socialistas y nacionalistas perif¨¦ricos para hacer saltar el Estado por los aires. Tal sospecha no tiene otro fundamento que el plan Ibarretxe -que los socialistas han rechazado de modo palmario-, algunas coaliciones en Gobiernos regionales, que han actuado en la m¨¢s absoluta legalidad, y las propuestas de reforma estatutaria procedentes de Catalu?a. La suma dar¨ªa un peligroso enemigo que el PP ha construido para justificar la cara de perro que desde principio de a?o se le ha puesto a Aznar en defensa del Estado. Tengo la sensaci¨®n de que el ¨²nico que est¨¢ poniendo en peligro la fortaleza de las instituciones es el propio Aznar, metido en una agresiva estrategia de la tensi¨®n con tal de salvar los muebles en el trance sucesorio. Lo que fortalece al Estado es la pol¨ªtica, no el exabrupto.
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