Rafael Ortega, herido grave
La oreja que cort¨® Rafael Ortega la pag¨® con su sangre. Al salir del ¨²ltimo par de banderillas le infiri¨® una grave cornada (dos trayectorias, una de ellas penetrante de vientre) en la entrepierna derecha el astado que abri¨® plaza.
Pidi¨® que le pusieran un torniquete y con gran pundonor y verg¨¹enza torera continu¨® en la lidia realizando una poderosa faena con limpias series por ambos lados que coron¨® con buena media.
Ortega no quiso privarse del gusto de dar la vuelta al ruedo con la oreja y la dio antes de ingresar a la enfermer¨ªa.
Jos¨¦ Mar¨ªa Lu¨¦vano tuvo un triunfal resurgimiento. Al noble tercero le cuaj¨® un toreo con hondura y sentimiento. El ¨¦xito de la art¨ªstica faena obedeci¨® a que siempre cit¨® al fijo ejemplar a la distancia adecuada y en sus pases carg¨® la suerte. Prevaleci¨® el acoplamiento en los derechazos que dibuj¨® en varias tandas y en los naturales baj¨® la mano corri¨¦ndola con suavidad. A la hora de la verdad hizo la cruz y dej¨® el acero hasta la empu?adura.
De Quir¨®s / Ortega, Pizarro, Lu¨¦vano
Toros de Bernaldo de Quir¨®s, serios, d¨¦biles, excepto el 3?; de poca casta, salvo el 3?. Rafael Ortega: oreja, pas¨® a la enfermer¨ªa. Federico Pizarro: tres silencios. Jos¨¦ Mar¨ªa Lu¨¦vano: dos orejas, oreja, sali¨® a hombros. Monumental Plaza M¨¦xico, 26 de enero. 13? corrida de la temporada. Un cuarto de entrada.
Con t¨¦cnica, el hidroc¨¢lido a base de cruzarse, de consentir y aguantar al manso quinto, le oblig¨® a que repitiera y que siguiera el enga?o para ligarle largos redondos.
Federico Pizarro no le encontr¨® la distancia al revoltoso segundo y su trasteo fue atropellado. Por la nula colaboraci¨®n del inv¨¢lido y manso cuarto que lidi¨® en sustituci¨®n de Ortega, tuvo que abreviar.
Con el sexto, un bicho sin recorrido, nada pudo hacer. Quiso regalar el sobrero pero la autoridad no se lo permiti¨® porque previamente no hab¨ªa consultado con la empresa ni con el juez de plaza.
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