EE UU cree que har¨ªan falta 300 a?os para desarmar a Irak al ritmo actual

El Gobierno de EE UU ya no espera nada de las inspecciones. El ultim¨¢tum de la resoluci¨®n 1.441, que ofrec¨ªa una "¨²ltima oportunidad" para que Irak accediera a desarmarse, se da pr¨¢cticamente por vencido. El secretario de Estado, Colin Powell, dijo ayer que confiar¨ªa hasta el ¨²ltimo momento en una conclusi¨®n pac¨ªfica, pero tambi¨¦n afirm¨® que lo ¨²nico que separaba a su pa¨ªs de la guerra era la necesidad de consultar con el resto de los pa¨ªses miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. "Cuando concluyan las deliberaciones de esta semana, anunciaremos cu¨¢l ser¨¢ el siguiente paso", declar¨®.

La diplomacia de la hiperpotencia no quiso mostrarse especialmente belicosa y aliger¨® la crispaci¨®n ret¨®rica de jornadas anteriores, para mantener abiertas en lo posible todas las v¨ªas de negociaci¨®n en el Consejo de Seguridad y, sobre todo, para que fuera el propio presidente George W. Bush quien esta noche, en su trascendental discurso sobre el estado de la naci¨®n, presentara la posici¨®n estadounidense despu¨¦s del informe de los inspectores de la ONU.

El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, dijo que Bush no quer¨ªa conducir su pa¨ªs a la guerra. "Nadie, nadie, es m¨¢s contrario a la guerra que el presidente Bush", proclam¨® Fleischer. "Pero tambi¨¦n sabe", a?adi¨®, "que para salvar vidas estadounidenses hay que evitar que Sadam Husein cometa algo que podr¨ªa ser mucho, mucho peor que lo visto el 11 de septiembre". Tanto Fleischer, en nombre de Bush, como Colin Powell, se mostraron en desacuerdo con las peticiones de prolongar por unos meses m¨¢s el trabajo de los inspectores. Ambos repitieron que los inspectores no eran detectives y su misi¨®n consist¨ªa exclusivamente en "asistir en el desarme voluntario de Irak". "Sin un cambio de actitud por parte iraqu¨ª, har¨ªan falta unos 300 a?os para que los inspectores consiguieran encontrar algo", coment¨® Fleischer. "Irak no ha aceptado genuinamente el desarme, y eso no lo digo yo, sino los jefes de los equipos de inspectores", indic¨® a su vez Powell.

A juzgar por las palabras del secretario de Estado, el peso de la responsabilidad hist¨®rica ya no reca¨ªa sobre el Gobierno de Sadam Husein, que hab¨ªa incumplido "la resoluci¨®n final" del Consejo de Seguridad, la 1.441, sino sobre la propia ONU. Powell, cuyo tono se ha endurecido gradualmente en las ¨²ltimas semanas, seg¨²n ¨¦l porque ha "comprobado la actitud iraqu¨ª", recurri¨® a un argumento similar al empleado por Bush en septiembre pasado, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU: es el momento de actuar, es decir, de respaldar una invasi¨®n de Irak y participar en ella, o asumir el descr¨¦dito de la principal instituci¨®n internacional. "Sadam Husein ha planteado un reto a la credibilidad del Consejo de Seguridad", dijo Powell. "Es el momento de imponer la resoluci¨®n", agreg¨®.

Powell plante¨® una larga serie de preguntas ret¨®ricas en su comparecencia ante la prensa: "?D¨®nde est¨¢ el ¨¢ntrax? ?D¨®nde est¨¢ el VX? ?D¨®nde est¨¢n las armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas? ?D¨®nde est¨¢n los laboratorios m¨®viles? ?Por qu¨¦ Irak incumple las resoluciones sobre misiles bal¨ªsticos? ?Por qu¨¦ los inspectores no han podido entrevistar a ning¨²n iraqu¨ª en privado? ?Por qu¨¦ el Gobierno de Bagdad no ha proporcionado a¨²n la lista de los cient¨ªficos que trabajan en sus programas militares?". "Es evidente que tienen mucho que ocultar", se respondi¨® a s¨ª mismo.

El objetivo de la diplomacia estadounidense, en el arranque de una semana decisiva para la crisis de Irak, se centraba en conseguir que los otros 14 miembros del Consejo de Seguridad, o al menos una amplia mayor¨ªa de ellos, reconocieran que Sadam Husein estaba "desafiando a la ONU". Ese reconocimiento podr¨ªa bastar, indicaron fuentes del Departamento de Estado, para movilizar una coalici¨®n militar suficiente y para contar con la aquiescencia del Consejo de Seguridad, si no se pod¨ªa conseguir unanimidad o el respaldo formal de una nueva resoluci¨®n que, en los t¨¦rminos planteados ayer por pa¨ªses como Francia, Alemania o Rusia, resultaba improbable.

Mientras tanto, el Gobierno de Bush emiti¨® mensajes abundantes, indirectos en alg¨²n caso, sobre la peligrosidad y malevolencia de Irak. El secretario de Sanidad, Tommy Thompson, proclam¨® que los ataques bioterroristas eran "inevitables" y ocurrir¨ªan inexorablemente, coordin¨¢ndose con el portavoz Fleischer, quien asegur¨® que Sadam hab¨ªa proporcionado "asesoramiento en armas qu¨ªmicas y biol¨®gicas" a Al Qaeda. Y el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, repiti¨® que los servicios secretos iraqu¨ªes ya se hab¨ªan infiltrado en los equipos de inspectores.