?Bipartidista?

Me dec¨ªa mi querido amigo y recordado pol¨ªtico Ximo Mu?oz Peirats, recrimin¨¢ndome lo que ¨¦l consideraba un distanciamiento elitista hacia la pol¨ªtica de a pie (ahora ya no me dir¨ªa lo mismo, despu¨¦s de casi cuatro a?os de hacer de alcalde de un peque?o pueblo de la monta?a), que hab¨ªa que bajar del refinamiento de la boutique hasta lo pr¨ºt-¨¤-porter, que es donde estaba la verdadera pol¨ªtica. En realidad, lo que me ped¨ªa Ximo era m¨¢s acci¨®n y menos especulaci¨®n. Pero con el paso de los a?os y la evidencia de lo que da de s¨ª la pol¨ªtica a pie de obra no s¨®lo no he perdido el gusto por la boutique sino que he ido acumulando m¨¢s referencias emp¨ªricas con destino a relativizar lo que la intuici¨®n presta a la especulaci¨®n. Rodeado de tablas de resultados electorales globales por circunscripciones, comarcas, pueblos o mesas, conectado a diario con ese vadem¨¦cum que mi colega y amigo Josep Maria Felip ha ido tejiendo en la base de datos Argos de Presidencia de la Generalitat Valenciana (a disposici¨®n del p¨²blico a trav¨¦s de la red), donde se ofrece una complet¨ªsima secuencia demosc¨®pica, suficiente para hacer balance de tendencias y extraer algunas conclusiones poco rebatibles, comparo los entusiasmos o temores de los contendientes con los n¨²meros y obtengo conclusiones que a menudo no veo reflejadas en el tono general que acompa?a a las glosas del proceso electoral. Por ejemplo, resulta sumamente curioso que la dimisi¨®n de Zaplana, su sustituci¨®n por Olivas y la casi simult¨¢nea designaci¨®n de Camps como futuro candidato del PP no hayan sido un revulsivo para los porcentajes de intenci¨®n de voto al PP recogidos en una significativa serie de encuestas y sondeos (que es de en torno al 50%), por m¨¢s que las realizadas por encargo del PSOE en los ¨²ltimos meses parezcan traducir un cambio bastante dr¨¢stico en la intenci¨®n del voto, l¨®gicamente a favor de un acercamiento galopante en porcentajes, algo que no resulta cre¨ªble y que puede obedecer simplemente a la voluntad de crear sensaciones virtuales como parte del juego. En la misma secuencia se ve que la intenci¨®n de voto hacia los tres competidores restantes (EU, BNV y UV) ha ido bajando para EU y UV paulatinamente desde 1995 hasta hoy, de modo que los resultados auton¨®micos de ambas fuerzas fueron en el 95 y en el 99 menores que la media de los recogidos en la serie demosc¨®pica y muy por debajo de las mejores expectativas, mientras que el BNV, que en el 99 estuvo muy por encima de las expectativas demosc¨®picas (debido fundamentalmente y entre otras circunstancias -como sostuve en su momento-, a la captaci¨®n de no menos de 25.000 votos del electorado socialista m¨¢s comprometido con Joan Romero, el candidato al que el PSPV-PSOE forz¨® a abandonar en puertas de la campa?a electoral), de seguir las pautas de EU y UV, que van a la baja en las estimaciones demosc¨®picas con respecto al per¨ªodo 95-99, podr¨ªa verse en mejor pero parecida situaci¨®n que UV (muy lejos del 5%) y en peor que EU (apenas en el 5%).

Con todo, si el PP acaba obteniendo en la elecci¨®n mejor porcentaje que el que le asignan las encuestas (probable, con la serie de datos en la mano), el PSOE se ajusta a lo que aparece recurrentemente como suelo y techo a la vez (en torno al 34%), y los tres restantes competidores obtienen menos de lo que las encuestas les asignan (la pauta desde 1983), el pr¨®ximo parlamento podr¨ªa ser bicameral de no mediar una movilizaci¨®n espectacular de los abstencionistas a favor de los peque?os.

Vicent.franch@eresmas.net