Antesala de las elecciones forales
?A qui¨¦n interesa hoy la pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco? A cuatro ilusos -entre los que uno se encuentra, aunque a desgana-. ?sa es la realidad. El resto ha perdido toda ilusi¨®n, que es como se pierde el inter¨¦s por la pol¨ªtica, el arte de lograr peque?os proyectos de mejora colectiva. C¨®mo, si no, explicar que la mayor¨ªa de los vascos crea que el 2002 fuera un buen a?o, aunque vea con pesimismo tanto la econom¨ªa como el futuro del pa¨ªs (Euskobar¨®metro de noviembre). Nada esperan de la marcha de esas cosas pomposas como el futuro o la econom¨ªa, pero a cada cual no le fue tan mal. O que el gobierno vasco pierda apoyos mientras que la oposici¨®n (PP y PSE) los pierda igualmente. ?Para qu¨¦ la pol¨ªtica? ?A la porra con ella!, dicen buena parte de los m¨¢s j¨®venes. Cada cual a cultivar su propio huerto, que de este manzanal de ¨¢rboles yermos nada podremos tomar.
Cierto que para algunos es La Patria, Aberria, y justifican que se mate por ella (a la inversa de aqu¨¦l mort pour la patrie, generalizado en la Francia de la Primera Guerra), y que para otros es ese lugar del que escapar porque su vida misma -ya no su estilo de vida, la vida misma- corre peligro. Cierto tambi¨¦n que hay a¨²n otros a quienes atrae la pol¨ªtica. Muchos, tal vez. Pero una mayor¨ªa imprecisa, quiere sobre todo vivir con normalidad y calma. Est¨¢n hartos de la crispaci¨®n social que genera la violencia callejera, de las noticias, ahora afortunadamente espaciadas, de ETA y sus barbaridades. Que descreen de las instituciones, sean vascas o espa?olas, y a¨²n m¨¢s del guirigay pol¨ªtico (ni el Estatuto ni la Constituci¨®n importan demasiado; ref¨®rmense si es preciso). Y que se ir¨ªan con aqu¨¦l que les prometiera arreglar esto un poco. Sin muchos matices. Que corra un poco menos ese viento helador y desasosegante en el huerto de cada cual. Y, luego, que nos dejen dedicarnos a lo nuestro.
?sa es la gente que, parad¨®jicamente, da las mayor¨ªas en las elecciones. El PNV lo entendi¨® e Ibarretxe lo articul¨®. Una imagen de normalidad infinita, de gesti¨®n pulcra (aunque se sea un fullero; v¨¦ase la aprobaci¨®n de los presupuestos), de "sincera apuesta por la paz" (como si lo nuestro fuera un problema de guerra y no de libertad), y, pensando en las municipales y forales que nos vienen, gente arraigada en el lugar, bien conectada, sosegada y ocupada en la gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa. ?Josu Bergara o Jos¨¦ Luis Bilbao para Vizcaya? Poco importa m¨¢s all¨¢ de la ya conocida p¨¦rdida de influencia y reflejos del presidente el EBB. Casi mejor, Jos¨¦ Luis Bilbao, un hombre anodino y sin demasiada historia detr¨¢s, modelo Ibarretxe.
?Es eso pol¨ªtica? Eso es hast¨ªo de la pol¨ªtica que lleva a dar por bueno un "Plan" que no se soporta en t¨¦rminos pol¨ªticos europeos, si no fuera por esa falsa promesa de "paz". Pero es la gente que hoy puede decidir en unas elecciones: el apol¨ªtico. Parece descontado que, con unas u otras alianzas, Guip¨²zcoa y Vizcaya ser¨¢n para el PNV. (?Qu¨¦ ser¨¢ de EA?).
?Y ?lava? El PP con Rabanera y su pragmatismo, con la ayuda del a veces tronante Javier Rojo, podr¨ªan lograr mantener esa Diputaci¨®n. Podr¨ªan. Siempre y cuando Aznar, Jaime Mayor o Iturgaiz no se empe?en en "echarles una mano", con la que espantar¨ªan a todo ese electorado apol¨ªtico. En 1999, el PP pas¨® de tener el 18% de los votantes alaveses a tener el 29%, ligeramente por encima del PNV. Era el momento dulce de los populares. ?Es ¨¦se el techo de Rabanera? Cuenta el reparto por pueblos que, afortunadamente no se ha variado. Rabanera era en 1999 un an¨®nimo muy conocido en la provincia. Hoy es conocido por su labor y su talante. Podr¨ªa mantener o tal vez reforzar su primac¨ªa si soporta ese perfil dialogante, eficaz y sensato que se ha forjado. Eso da confianza a quienes desean normalidad y calma. Eso da la victoria.
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