'Ciudad de Dios' descubre el Brasil hambriento que Lula quiere erradicar
El filme de Fernando Meirelles se convierte en acicate de la transformaci¨®n del pa¨ªs suramericano
Hace unos d¨ªas, mientras promocionaba en Los ?ngeles su pel¨ªcula Ciudad de Dios con vistas a los Oscar, el brasile?o Fernando Meirelles recibi¨® una gran noticia. La mejor. Asegura el cineasta -y se intuye la franqueza- que le hace m¨¢s feliz todav¨ªa que la candidatura de su filme a la glamourosa estatuilla. La buena nueva es que el Gobierno de Luiz In¨¢cio Lula da Silva ha decidido poner en marcha un programa de recuperaci¨®n de las favelas y ha elegido como piloto la que sirve de escenario de su historia, Cidade de Deus, un barrio mis¨¦rrimo de R¨ªo de Janeiro donde impera la violencia: los ni?os a los nueve a?os ya llevan pistola, trafican con droga y muchos mueren antes de los 20.
"Que mi filme ayude a que la favela se convierta en un lugar habitable es mejor que un Oscar"
"El barrio de Cidade de Deus es la evidencia para el mundo de que las cosas han de cambiar"
Esta favela de nombre parad¨®jico, porque desde luego est¨¢ dejada de la mano de Dios, es el ejemplo palmario del Brasil hambriento y sin ley con el que el nuevo presidente del pa¨ªs ha prometido acabar. "Aunque seguramente el filme, que se estren¨® en plena campa?a electoral en Brasil y tuvo un gran ¨¦xito, ha influido en la decisi¨®n pol¨ªtica, la opci¨®n me parece acertada, porque Cidade de Deus es una evidencia para el mundo entero de una situaci¨®n que no puede continuar, que debe cambiar", dice este cineasta nacido hace 47 a?os en S?o Paulo y que nunca hab¨ªa pisado una favela hasta que, profundamente conmovido por la lectura de la novela de Paulo Lins en la que despu¨¦s bas¨® su pel¨ªcula, decidi¨® visitar Cidade de Deus, el arrabal cuya vida describ¨ªa el libro. "Ojal¨¢ funcione el plan del Gobierno y que Cidade de Deus se convierta en un lugar habitable", invoca Meirelles. "Si eso sucediera, ser¨ªa para m¨ª un premio a¨²n mayor que el mismo Oscar". Y a?ade con cierto rubor: "Me gustar¨ªa creer que mi pel¨ªcula habr¨¢ tenido alguna responsabilidad en esa transformaci¨®n, aunque sea una responsabilidad muy peque?a".
Por su f¨ªsico, pelirrojo y paliducho, Meirelles, que el mi¨¦rcoles present¨® en Barcelona su pel¨ªcula, no es el t¨ªpico brasile?o, m¨¢s bien parece finland¨¦s, y es dif¨ªcil imaginarlo bailando samba o jugando al f¨²tbol. Pertenece a la clase media de su pa¨ªs y, aunque empez¨® estudiando arquitectura, hace a?os cambi¨® la escuadra y el cartab¨®n por la c¨¢mara. Su pasi¨®n es el cine, pero hasta ahora se ha tenido que ganar la vida dirigiendo anuncios. Explica que se embarc¨® en el rodaje de Ciudad de Dios con el objetivo de mostrar a los de su clase la desgarradora miseria que existe en su propio pa¨ªs y as¨ª sacudir sus conciencias, igual que Lins hab¨ªa golpeado la suya con su novela. "Yo, como mucha gente en Brasil, s¨®lo conoc¨ªa las favelas a trav¨¦s de la televisi¨®n, los peri¨®dicos y alguna pel¨ªcula, pero el punto de vista de esa realidad siempre era distante, la mirada proced¨ªa de alguien que no estaba implicado realmente. Hab¨ªa visto im¨¢genes brutales, de cuerpos inertes en el suelo, de cr¨ªmenes... Pero ten¨ªa la sensaci¨®n de que nadie me hab¨ªa explicado qu¨¦ suced¨ªa all¨ª de verdad hasta que le¨ª a Lins, que se hab¨ªa criado en Cidade de Deus, y quise contar en el cine lo mismo que ¨¦l en el libro, y que las im¨¢genes tuvieran la misma pegada que sus palabras", cuenta el cineasta.
Meirelles admite que nunca pens¨® que Ciudad de Dios tuviera semejante eco -en Brasil han visto la pel¨ªcula m¨¢s de tres millones de espectadores, un r¨¦cord hist¨®rico, ha recorrido prestigiosos festivales y ha optado a destacados premios internacionales- y, con toda modestia, apunta al momento de esperanza que atraviesa su pa¨ªs y a los aires de regeneraci¨®n que soplan tras la victoria de Lula en las urnas como circunstancias que han ayudado a dar a conocer la cinta, que se ha vendido a 62 pa¨ªses. "La lucha contra el crimen organizado fue uno de los ejes de la campa?a presidencial; los candidatos hablaron de la pel¨ªcula en sus m¨ªtines y Ciudad de Dios acab¨® promoviendo un debate muy intenso. De manera que, aunque no sale ning¨²n actor conocido, no hay bellas mujeres, ni escenas de sexo, o sea, no tiene ning¨²n reclamo comercial, su tema interesa a la sociedad brasile?a y, por lo visto, a todo el mundo", comenta.
Para rodar la pel¨ªcula -que no se pudo filmar completa en Cidade de Deus porque el capo del narcotr¨¢fico del barrio se opuso-, Meirelles tuvo que convivir durante dos a?os con los meninhos da rua, los ni?os de la calle cariocas, protagonistas y actores de la cinta. Esa experiencia, revela, ha sido "transformadora" para ¨¦l y para muchos de los cr¨ªos que participaron en la pel¨ªcula, algunos de los cuales siguen haciendo sus pinitos en el cine. "Mi vida ha cambiado. Antes, cuando ve¨ªa a un chico pidiendo por la calle, lo esquivaba. Ahora, aunque jam¨¢s haya visto al chaval, lo conozco. S¨¦ que tiene una historia, y eso me hace sentir m¨¢s pr¨®ximo a ¨¦l".
Tanto se ha implicado Meirelles en la defensa de los despose¨ªdos y la justicia social que en su pr¨®ximo filme abordar¨¢ el tema de la globalizaci¨®n con historias situadas en Brasil, China, Indonesia, Kenia y Estados Unidos.
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