Magnetismo
Pap¨¢ padece insomnio. Como no puede dormir, suele encender la tele a las tantas de la madrugada. S¨¦ lo que ponen a esas horas porque a veces estoy leyendo con la linterna en mi cuarto, son anuncios de cosas que parece que no compra nadie, pero que luego compra mucha gente. En fin, que despu¨¦s de muchas noches viendo esos anuncios de cintas adelgazantes, bolsas al vac¨ªo para ropa vieja y aspiradores de coche, al final cay¨® en la tentaci¨®n de comprar.
Resulta que estaba una noche de tantas haciendo zapin con los anuncios, cuando pusieron en la tele un anuncio de plantillas. El anuncio ten¨ªa tres o cuatro cap¨ªtulos, y contaba que las plantillas eran muy buenas para la salud y que no te cansabas nunca gracias a unos imanes chul¨ªsimos sobre los que se andaba muy a gusto. Pap¨¢ reconoci¨® luego que al principio no ten¨ªa ganas de comprar, pero que, cuando vio el anuncio por en¨¦sima vez, agarr¨® el m¨®vil y, con una simple llamadita, hizo el encargo sin moverse de casa. "Nunca me hab¨ªas contado que sufr¨ªas tanto de los pies", dijo mam¨¢. "No es eso, es que ten¨ªa insomnio", respondi¨® pap¨¢.
Tres o cuatro d¨ªas estuvo pap¨¢ esperando impacientemente, preguntando cada dos por tres si no hab¨ªa llegado un paquete para ¨¦l, hasta que, por fin, las plantillas aparecieron contra reembolso. Eran unos pl¨¢sticos con forma de pie en los que estaban incrustados los preciosos imanes que iban a hacer que pap¨¢ caminase estupendamente. A m¨ª me parecieron una pasada. Me dijo pap¨¢ que con esas maravillosas plantillas incluso pod¨ªa subirse como Spiderman al puente de Portugalete, si quisiese, porque ten¨ªa los pies imantados. ?Jo, con aquellos imanes se pod¨ªa hacer de todo! A mis amigos les dije que tuviesen cuidado, que mi padre ten¨ªa superpoderes desde que se hab¨ªa comprado las plantillas con imanes, y que con solo apuntar con el zapato estropeaba la televisi¨®n en color.
Al principio pap¨¢ parec¨ªa contento. Aseguraba que andar le costaba menos que antes. Caminaba muy feliz con sus plantillas, e incluso mam¨¢ le dijo que le encontraba m¨¢s magnetismo personal desde que las llevaba. Pero pap¨¢ not¨®, pocos d¨ªas m¨¢s tarde, una ligera cojera, y se quit¨® el zapato. "Se desprenden", constat¨®; "Los imanes se desprenden", y luego dijo algo que no entend¨ª. Al d¨ªa siguiente pap¨¢ cojeaba a¨²n m¨¢s, se volvi¨® a quitar el zapato y exclam¨®: "?No solamente se sueltan, sino que luego se unen entre s¨ª!". Y era cierto, porque los imanes se pegaban entre ellos y formaban una gran bola en el zapato de pap¨¢.
Mam¨¢ se ri¨® mucho, y entonces pap¨¢ le record¨® lo del reductor de vientre -marca Acme, dijo ¨¦l- que adquiri¨® por correo y que tuvo que tirar al de dos d¨ªas. Despu¨¦s pap¨¢ intent¨® volver a pegar los imanes con pegamento, y lo consigui¨®. Cuando se puso los zapatos todav¨ªa no se hab¨ªa secado el pegamento y se le pegaron los pies, as¨ª que hubo que quitarle los zapatos con los calcetines y todo pegado. Pero lo peor de todo es que al final pap¨¢ tir¨® las plantillas a la basura y no pudo hacer la prueba del puente de Portugalete. Yo estaba deseando verlo.
El art¨ªculo de Enrique Mochales de ayer ya fue publicado el 28 de noviembre. El correspondiente es ¨¦ste.
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