Pensamiento Cage

LA PUBLICACI?N en Espa?a de la principal colecci¨®n de art¨ªculos de John Cage de sus primeros veinticinco a?os de actividad con m¨¢s de cuarenta a?os de retraso plantea no pocos interrogantes sobre nuestro pulso cultural. Silencio, en efecto, apareci¨® en 1961 y recog¨ªa una serie de trabajos, textos, conferencias y manifestaciones que iban desde la temprana charla El futuro de la m¨²sica: Credo, de 1937, hasta los escritos del mismo a?o de la salida del libro: 'Sobre Robert Rauschenberg, artista y su obra' y '?Hacia d¨®nde vamos? Y ?qu¨¦ hacemos?'. Entre estos l¨ªmites temporales, aparecen en esta publicaci¨®n textos fundamentales y ampliamente citados: 'Composici¨®n como proceso', 'Indeterminaci¨®n', los c¨¦lebres textos dedicados a Erik Satie y Edgar Var¨¨se, o las renombradas 'Conferencia sobre algo' y 'Conferencia sobre nada'.

A lo largo de una veintena de escritos, se van abriendo camino las principales ideas que terminaron caracterizando sus posiciones. En el primer escrito, de 1937, a¨²n se busca la sustituci¨®n de los problemas est¨¦ticos del pasado a trav¨¦s de las posibilidades que abr¨ªan los instrumentos el¨¦ctricos y la revalorizaci¨®n del ruido. Pero enseguida se hacen presentes las referencias al zen como liberador de la identidad. De tal modo que en poco m¨¢s de dos d¨¦cadas, Cage ya formula claramente un ideario que cuestiona las prerrogativas del individuo en el proceso creador: no intencionalidad, indeterminaci¨®n, azar... As¨ª, por ejemplo, cuando habla de Var¨¨se y le cr¨ªtica sus "manierismos", dice que: "Hacen dif¨ªcil escuchar los sonidos tal como son, pues atraen la atenci¨®n hacia Var¨¨se y su imaginaci¨®n".

?Llegamos con retraso para leer a Cage? Veamos: "Con nuestras acciones no buscamos ganar dinero, pero hacemos lo que hay que hacer, con nuestras acciones no buscamos alcanzar la fama (el ¨¦xito), pero hacemos lo que debemos...". En fin, nunca es tarde para aspirar a la juventud.

Leer en nuestro idioma el pensamiento casi completo del primer Cage con m¨¢s de medio siglo de diferencia plantea curiosas im¨¢genes que nos hablan tanto de la potencia de su personalidad como de las paradojas del paso del tiempo.