Pedro Sorela narra 19 viajes por el mundo en 'Cuentos invisibles'
El escritor Pedro Sorela (Bogot¨¢, 1951) piensa que el viaje nos devuelve a nuestra condici¨®n de seres humanos y que si ¨¦ste no nos interesa no es un viaje, es un traslado. Y es a estos viajes, que provocan en uno una transformaci¨®n interior, el autor les dedica Cuentos invisibles (Alfaguara), un libro que recoge 19 historias sobre medio mundo. Sorela habla de un mot¨ªn de blancos en un r¨ªo chino, del renacimiento de un pobre hombre en Estambul o de una reuni¨®n de extravagantes en Helsinki.
"La obra nace de otra anterior, Trampas para estrellas, que criticaba el sistema educativo, y hablaba del viaje como conocimiento, como exploraci¨®n. En la novela el maestro instruye a sus alumnos para que hagan viajes de aventuras", afirm¨® Ricardo Cayuela, director de la revista mexicana Letras Libres en Espa?a, en la presentaci¨®n de Cuentos invisibles el pasado jueves en Madrid. "El libro agrupa 19 atm¨®sferas con gran variedad de estilos: cr¨®nicas de viajes transformadas, dos cartas de amor, de formato teatral...", prosigui¨®.
"Nac¨ª siendo extranjero y a veces es doloroso, pero, cuando terminas de aprender su per¨ªmetro de pa¨ªs, es una ventaja porque hay que escribir desde fuera", dijo Sorela, de padre espa?ol y madre colombiana, que tiene familia en ocho pa¨ªses. "Pedro agudiza la mirada para no caer en los t¨®picos y dar una mirada diferente. Y eso se agradece, porque estamos cansados de los libros de viajes empaquetados para turistas", subray¨® Cayuela.
El libro incluye dibujos hechos por Sorela relacionados con las historias que cuenta. "Todos tenemos una vocaci¨®n frustrada, y al amparo de mis viajes tom¨¦ muchas notas con dibujos y esos monigotes se desarrollaron a la par de las historias. No me apetec¨ªa hacer fotos, sino construir algo propio, los dibujos", se?al¨® el autor de Aire de mar en G¨¢dor.
La obra termina con un colof¨®n revelador: se titula Cuentos invisibles porque la literatura no puede ser filmada. "Parece que escribimos para llevar nuestras historias al cine. Un libro se concibe como el pr¨®logo de un gui¨®n y, en realidad, el lenguaje literario no se rige por las leyes visuales", concluy¨® Sorela.
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