Suspenso en protecci¨®n familiar
Es significativo que la familia sea la instituci¨®n m¨¢s valorada por los ciudadanos en la actualidad, con unos porcentajes muy elevados: el 78% en la UE, el 74% en Espa?a y el 82% en EE UU. Esto demuestra que no hay ning¨²n atisbo en el mundo occidental de que la familia, como unidad y punto de referencia, est¨¦ desapareciendo. No entro a valorar que las formas de familia est¨¦n cambiando, como resultado de varios factores, de los que el m¨¢s importante es la entrada de la mujer en el mercado de trabajo. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que las nuevas formas de familia est¨¢n haciendo cada vez m¨¢s necesario el incremento de los servicios del Estado de Bienestar y la implementaci¨®n de pol¨ªticas p¨²blicas que reconozcan el Derecho de Ciudadan¨ªa a la provisi¨®n de servicios de ayuda a la familia, tales como escuelas de infancia de 0 a 3 a?os, servicios domiciliarios a personas dependientes, viviendas asistidas y residencias para tales personas.
El escas¨ªsimo esfuerzo econ¨®mico para la ayuda a la familia nos situa a la cola de Europa
En los ¨²ltimos meses son varias las medidas desarrolladas desde los Gobiernos central y vasco, encaminadas supuestamente a facilitar la compatibilizaci¨®n de la vida familiar y laboral. Mientras el Gobierno central se ha decantado por reducciones fiscales por hijo, complementadas con otra reducci¨®n por hijos menores de 3 a?os y otra deducci¨®n, adicional y espec¨ªfica, a las madres trabajadoras con hijos menores de 3 a?os. Las Diputaciones forales no contemplan esta ¨²ltima medida. El Gobierno vasco da ayudas directas a partir del segundo hijo, adem¨¢s de otras distintas para incentivar las reducciones de jornada y excedencias. La pol¨¦mica est¨¢ servida, en una especie de carrera por el "y yo m¨¢s", con acusaciones mutuas de discriminaci¨®n y ayudas escasas.
La famosa medida de los 100 euros mensuales, que no deja de ser un anticipo de una deducci¨®n, deja fuera, por ejemplo, a todas las mujeres que trabajan en la econom¨ªa sumergida y a las que trabajan a tiempo parcial, con jornada inferior al 50% de la ordinaria y las que no tienen empleo, es decir a quienes m¨¢s lo necesitan. En cuanto a las deducciones por hijos y por menores de 3 a?os del impuesto estatal, que no exigen que la madre trabaje, desde su concepci¨®n han sido claramente regresivas, al suponer un mayor ahorro cuanto mayor es la renta familiar.
Las desgravaciones vascas no son regresivas, ya que se ahorra la misma cuant¨ªa cualquier contribuyente que tenga hijos menores de 3 a?os, pero, tras la implantaci¨®n de la paga de los 100 euros del Gobierno central, las vascas son clara e indiscutiblemente inferiores, por mucho que algunos pol¨ªticos se empe?en en sumar cosas que no se pueden sumar, en multiplicar por varios a?os para engordar las cifras y crear confusi¨®n o incluso en hacer propias las medidas de alg¨²n territorio d¨ªscolo que "se ha rebelado" frente a las orientaciones del ?rgano de Coordinaci¨®n Tributaria. Estamos en v¨ªsperas de campa?a electoral y todos quieren salir en la foto con un ni?o en los brazos.
El suspenso a ambos Gobiernos -central y vasco- se fundamenta en que se trata de medidas de escaso contenido y mucha apariencia, complejas, injustas y de insignificante repercusi¨®n, ya que no contribuyen a compatibilizar el trabajo y la maternidad sino que simplemente disminuye ligeramente el montante de las facturas. No es extra?o que ambas administraciones ofrezcan id¨¦ntica singularidad negativa: el escas¨ªsimo esfuerzo econ¨®mico que se dedica a la protecci¨®n familiar nos sit¨²a a la cola de Europa (en Espa?a gastamos el 0,4% del PIB frente al 2,2% de la media europea).
Lo ¨²nico positivo de esta disputa es la posible contribuci¨®n al debate, sobre las necesarias pol¨ªticas p¨²blicas para el bienestar de las familias y es aqu¨ª, precisamente, donde comprobamos que en Europa han sido los pa¨ªses de tradici¨®n socialdem¨®crata, no los de tradici¨®n cat¨®lica, donde m¨¢s se han desarrollado las pol¨ªticas pro-familiares, tales como la igualdad de g¨¦neros, la integraci¨®n de la mujer en el mercado de trabajo, la redefinici¨®n de las responsabilidades en las familias, el continuado esfuerzo educativo en valores que posibiliten la eliminaci¨®n de la discriminaci¨®n cultural, laboral, social y pol¨ªtica de la mujer.
El soci¨®logo V. Navarro, en su libro Bienestar insuficiente, democracia incompleta, denuncia la ret¨®rica pro-familiar del discurso pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs, superficial e inconsecuente, al definir la familia como el m¨®dulo central de nuestra sociedad y apenas desarrollar pol¨ªticas p¨²blicas de apoyo a la misma. Se pregunta qui¨¦n est¨¢ cubriendo las deficiencias tan notables de nuestro d¨¦bil Estado de Bienestar. La respuesta es clara, la familia cubre estos d¨¦ficit. Y al hablar de familia estamos diciendo la propia mujer, con su sobrecarga de trabajo.
Las pol¨ªticas p¨²blicas socialdem¨®cratas han dado unos resultados manifiestos: Una tasa de participaci¨®n de la mujer en el empleo en estos pa¨ªses muy elevada, el 74%, frente al 39,95% en Euskadi. Unos servicios del Estado de Bienestar muy desarrollados con un gasto social del 35% del PIB y con un porcentaje de poblaci¨®n adulta ocupada, en el sector servicios, cercano al 20% frente al 6% en Euskadi. Niveles de pobreza pr¨¢cticamente inexistentes en los grupos m¨¢s vulnerables, como j¨®venes marginados, madres solteras y ancianos. Una alta calidad de vida en las familias y, es curioso, una fecundidad alta (2,1% frente al 1,2% en nuestra Comunidad aut¨®noma). Esto demuestra que no es la participaci¨®n de la mujer en el mercado de trabajo la causa de la baja natalidad, sino la forma en que tal participaci¨®n se produce, es decir, la poca seguridad, certeza y apoyo que la mujer tiene cuando se integra en el mercado de trabajo.
De las pol¨ªticas conservadoras del Gobierno del PP de reducci¨®n de protecci¨®n social, de desregulaci¨®n del mercado laboral... se puede esperar muy poco, salvo campa?as de imagen. Por el contrario, a quienes identifican Autogobierno con Bienestar y dicen defender un modelo social m¨¢s justo y solidario, es preciso advertirles que no nos enga?en y que no se limiten a conformarse con competir y compararse con el Gobierno central, ya que ambos tienen un suspenso muy alto en pol¨ªticas p¨²blicas para el Bienestar de las familias.
Carlos Trevilla es representante de UGT en el CES vasco.
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