Perros catalanes
"Bienvenidos al segundo concurso de belleza canina organizado por Converg¨¨ncia i Uni¨®", dicen por los altavoces. Es un domingo por la ma?ana, y la avenida de Mistral cruce con Vilamar¨ª est¨¢ tomada por cientos de canes que hacen cola, con sus due?os, para inscribirse. A causa del tir¨®n de las correas, la mayor¨ªa de humanos no caminan perpendiculares al suelo, sino que van formando ¨¢ngulos agudos de hasta 45?, por aqu¨ª y por all¨¢. Un perro negro del tama?o de un puma se encarama sobre las patas de atr¨¢s y pone las delanteras en los hombros de su due?a para tratar de fecundarla. Una simp¨¢tica se?ora, Antonia Guirado, se lamenta: "?Qu¨¦ pena que no ha podido venir el m¨ªo! Est¨¢ de la pr¨®stata, y eso que es ¨ªntimo amigo de dos hermanos d¨¢lmatas, ni?o y ni?a, que s¨ª van a concursar". Un caniche levanta la pata y procede a la micci¨®n en el neum¨¢tico de la furgoneta de los organizadores. "Es que, con tanta perra, quiere marcar territorio", me explica su due?a. La mayor¨ªa de mascotas demuestran mucho talento para el olisqueo de la ingle ajena, es una pena que no se haga una exhibici¨®n fuera de concurso. "Se?or Zalaca¨ªn, se?or Planas, proceder¨ªamos a empezar", avisa el locutor, siempre en catal¨¢n.
El jurado debe puntuar a los perros, pero, en realidad las que concursan son las propietarias
El jurado ya ocupa sus puestos en la tarima. Destaquemos, entre sus miembros, a dos mujeres admirables: la concejal Magda Oranich y la presidenta del Instituto Catal¨¢n de la Mujer, Joana Ortega. Desde all¨ª arriba tienen una visi¨®n panor¨¢mica del recinto rodeado de vallas donde se celebrar¨¢ el certamen. Veo que en el interior han colocado dos cajas de fruta con un bast¨®n encima, para los saltos, y seis conos naranja, que deber¨¢n ser sorteados. Adem¨¢s, se ha aprovechado un banco, que forma parte del mobiliario urbano del paseo, para que los animales demuestren que saben sentarse. Algunos cr¨ªos est¨¢n encaramados en ¨¦l, as¨ª que el locutor se queja: "Si los ni?os siguen subi¨¦ndose al banco, al final no quedar¨¢ espacio para los perros".
Empieza el acto. Las cinco primeras due?as desfilan, elegant¨ªsimas, sujetando la correa del pequin¨¦s en una mano y el bolso en la otra. El jurado debe puntuar a los perros, pero en realidad las que concursan son ellas. Las se?oras 24 y 28, sin ir m¨¢s lejos, consiguen saltar la valla mientras que sus mejores amigos la pasan por debajo. Tambi¨¦n son ellas las que lucen en la solapa el n¨²mero de participante. Me alegra que no hayan decidido graparlo en el lomo de sus mascotas, que ya llevan las orejas bastante taladradas por pearcings y pendientes dorados.
En el certamen se premia la "simpat¨ªa" (perruna) y, justo cuando me estaba preguntando en qu¨¦ consiste, el can del se?or 20 cosecha las primeras risas y aplausos de la ma?ana a causa de su micci¨®n en el cuarto cono. "?Ole...!", dice, arrobada, la chica de mi izquierda. "Rogar¨ªa que se cambiase el cono", interviene el locutor, "o esto ser¨¢ un surtido de orines". Al cabo de un rato, para compensar, nos da una buena noticia: "Os tengo que decir que el diputado Xavier Trias acaba de llegar".
Cuando los canes m¨¢s diminutos no quieren o no pueden saltar la valla, se produce el fen¨®meno del levantamiento de perro (que no entra a concurso). El due?o eleva al animal por la cadena y, tras un recorrido a¨¦reo, lo deposita, vivo, al otro lado. En el eslalon, en cambio, lo arrastra como quien pasa el mocho. Las m¨¢s expertas en el arte de izar sin ahorcamiento son la se?ora 33 y la se?ora 45. Luego act¨²a el se?or 64, que, por una cuesti¨®n elemental de justicia, deber¨ªa recibir la menci¨®n especial del jurado. Es el due?o m¨¢s guapo y con m¨¢s planta del concurso. Su pelo negro es largo, cuidado y brillante.
A punto de terminar, desfila un se?or con una bolsa de la farmacia y un dogo, y una familia monoparental con un chihuahua, creo. El chihuahua se quita el collar, muerde el zapato de la ni?a y la derriba, por lo que tambi¨¦n opta, supongo, al premio de "simpat¨ªa".
Una vez han actuado todos, el jurado se retira a deliberar. "A este le podr¨ªamos dar un premio", oigo que dice uno de los miembros, "pero no nos quedan regalos". El otro a?ade: "Le damos una vacuna y una desparasitaci¨®n, hombre". El de antes pregunta: "Y ?a qui¨¦n vot¨¢is como perro completo? Magda Oranich no lo duda: "?Al d'Atura! Que tenemos que potenciar el perro del pa¨ªs".
Mientras tanto, dos j¨®venes convergentes con cargo me dan conversaci¨®n. "Es que a Trias, ?sabes?, lo que le gusta es conocer la realidad de los barrios". Espero que Pasqual Maragall tome ejemplo, se olvide de besar a los ni?os (ya no se llevan) y procure besar a todos los perros con due?o que se encuentre durante la precampa?a.
A mi lado, una chica le susurra al marido: "Carlos, me da tope pereza cocinar". Y luego cambia de idioma para mandarle a la perra: "Jeu!". Su Carlos le contesta: "Pues compremos algo preparado en el De Paso...". Pero tambi¨¦n cambia de idioma y ordena: "Puma, qu¨¨ se't diu?". Supongo que el gran poeta Miquel de Palol se refiere a esto cuando dice que "el catal¨¢n literario desafina". Aunque, puestos a elegir un titular, yo me quedo con ese otro del pionero Bobby Deglan¨¦. ?l opinaba que el idioma de N¨²ria Feliu y el de Lassie se parecen. ?Qu¨¦ hermoso le habr¨ªa parecido a Bobby que la bandera catalana que rodea la tarima est¨¦ sujeta por sacos de comida para perro, extra light, de la marca Mastery!
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