La libertad de expresi¨®n econ¨®mica
La noticia de que el Servicio de Estudios del BBVA va a trabajar a partir de ahora de puertas adentro y que suprimir¨¢ algunas de sus publicaciones -independientemente de las razones reales por las que ha abandonado su direcci¨®n el excelente economista Miguel Sebasti¨¢n- es mala para los que utilizaban sus datos y an¨¢lisis para las investigaciones y para tener una visi¨®n complementaria de la econom¨ªa a la que dan los organismos gubernamentales.
Adem¨¢s, los servicios de estudios de los bancos Bilbao, Vizcaya y Argentaria (y su prehistoria, el Banco Exterior) -es decir, de las entidades previas al actual BBVA- han sido a lo largo de las ¨²ltimas d¨¦cadas uno de los principales atractivos de estas instituciones privadas, que las hac¨ªan superiores a las de la competencia. Por sus despachos pasaron algunos de los economistas y pol¨ªticos que m¨¢s han influido en el tardofranquismo, la transici¨®n y los a?os de la normalidad democr¨¢tica. Hace unos meses, el otro gran banco espa?ol, el SCH, tambi¨¦n sumergi¨® su servicio de estudios, y su director Fernando Fern¨¢ndez abandon¨® el puesto. Otra p¨¦rdida, teniendo en cuenta que en esas siglas est¨¢ incorporada, entre otras, las del antiguo Hispano Americano, cuyo servicio de estudios tambi¨¦n tuvo un gran protagonismo en el pasado por la calidad de sus informes.
Los tiempos de los servicios de estudio de los bancos Urquijo, Hispano, Bilbao, Vizcaya, Exterior, en cuanto referentes te¨®ricos de la pr¨¢ctica econ¨®mica, han pasado a mejor vida. En este sentido, los economistas y, m¨¢s en general los ciudadanos, hemos perdido libertad de expresi¨®n en el terreno de la econom¨ªa. Esta nueva realidad se puede analizar desde dos puntos de vista: el de la reducci¨®n de costes en la banca, cada vez m¨¢s atenta al negocio principal, y el de la incomodidad que muchos de los an¨¢lisis que se produc¨ªan en su seno despertaban en los poderes p¨²blicos.
Sospechar esta segunda opci¨®n no est¨¢ de m¨¢s. En la conferencia de inauguraci¨®n del curso de la Escuela de Periodismo de la Universidad Aut¨®noma de Madrid/EL PA?S el pasado jueves, el director general de la SER, Daniel Gavela, alertaba de esa secuencia tenue que hace que la informaci¨®n devenga en propaganda, y de la imposibilidad en muchas ocasiones de repreguntar a los pol¨ªticos en sus conferencias de prensa. Algo similar pasa en el mundo de la informaci¨®n econ¨®mica. Es factible enterarse del apoyo de Emilio Bot¨ªn al presidente Lula (porque le interesa); pero no de conocer su opini¨®n respecto a la posici¨®n espa?ola en la guerra de Irak, porque "no soy pol¨ªtico". Francisco Gonz¨¢lez, presidente del BBVA, dijo en la presentaci¨®n de los resultados de la entidad que la salida de Miguel Sebasti¨¢n, de 45 a?os, era similar a la de otros directivos. Pero Sebasti¨¢n hab¨ªa tenido problemas en el pasado (julio de 2001) cuando el servicio de estudios que dirig¨ªa se manifest¨® muy cercano a la reforma fiscal que propon¨ªan los socialistas sobre el tipo ¨²nico en el IRPF (por cierto, ?qu¨¦ fue de ella?). En aquel momento, el Gobierno del PP trat¨® de averiguar los nombres de los economistas, analistas y t¨¦cnicos del Banco de Espa?a, el Consejo Econ¨®mico y Social o el Tesoro que participaban en los grupos de reflexi¨®n propiciados por el PSOE. Rodrigo Rato y Crist¨®bal Montoro descalificaron al servicio de estudios del BBVA y su entonces presidente, Emilio Ybarra, hubo de entrevistarse con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Dos a?os antes, en julio de 1998, Julio Segura, prestigioso economista de ideas progresistas, fue destituido como director de la Fundaci¨®n Empresa P¨²blica, dedicada a la investigaci¨®n econ¨®mica. El entonces ministro de Industria y Energ¨ªa, Josep Piqu¨¦, declar¨® de modo paladino que Segura nunca hab¨ªa compartido la pol¨ªtica del Gobierno respecto al sector p¨²blico y que, en concreto, se hab¨ªa mostrado contrario a la privatizaci¨®n de las empresas p¨²blicas.
Estas deserciones reducen el ¨¢mbito del debate en la sociedad civil. Menos mal que todav¨ªa queda el Servicio de Estudios del Banco de Espa?a. Aunque sea p¨²blico.
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