Media vida en el taller
El 'Columbia' inaugur¨® en 1981 la era de los aviones espaciales reutilizables y la NASA le someti¨® a amplias actualizaciones
El 12 de abril de 1981, el mundo se maravill¨® (as¨ª se desprende de las cr¨®nicas de la ¨¦poca) con el nacimiento de los transbordadores. Ese d¨ªa, el Columbia despegaba de cabo Ca?averal con el comandante John Young y el piloto Robert Crippen a bordo. Cincuenta y cuatro horas, 20 minutos y 32 segundos despu¨¦s aterrizaba en la base de Edwards, en California. Ronald Reagan declar¨®: "Felicidades. Am¨¦rica est¨¢ orgullosa". Era la primera vez que volaba una nave capaz de ir varias veces al espacio. Llegar a este lanzamiento cost¨® 250 millones de d¨®lares, 10 veces m¨¢s de lo previsto.
Problemas econ¨®micos aparte, la NASA se felicit¨® porque la nave hab¨ªa superado el momento m¨¢s cr¨ªtico: la reentrada en la atm¨®sfera. El sistema de losetas de cer¨¢mica que recubr¨ªa la panza de la nave hab¨ªa soportado los 1.600 grados cent¨ªgrados. En el despegue perdi¨® 16 y 481 resultaron da?adas. El desarrollo de las losetas hab¨ªa retrasado el lanzamiento. La lleg¨® en marzo 1979 a Cabo Ca?averal desde la f¨¢brica de Rockwell en California, pero no llevaba todas las losetas puestas.
La primera misi¨®n real del Columbia no lleg¨® hasta 1982, cuando puso en ¨®rbita dos sat¨¦lites canadienses. La nave, que se hab¨ªa empezado a construir en 1975, sirvi¨® en 11 misiones entre 1981 y 1991. Poco m¨¢s de una por a?o (en algunos, ni eso). Los transbordadores se planearon pensando que ser¨ªan rentables si viajaban cada 10 semanas.
En 1991 la NASA someti¨® al Columbia a una inspecci¨®n y a una actualizaci¨®n. El transbordador sufri¨® unas 50 modificaciones en los siete meses que permaneci¨® en los talleres de Rockwell. Los ingenieros le a?adieron un paraca¨ªdas para ahorrar dos kil¨®metros de pista en el frenado; modificaron la instalaci¨®n el¨¦ctrica para que la nave aguantara 28 d¨ªas en el espacio; sustituyeron la mayor¨ªa de las placas de protecci¨®n t¨¦rmica por otras m¨¢s ligeras, resistentes y baratas que la NASA hab¨ªa instalado en los transbordadores Discovery y Atlantis, y le cambiaron la instrumentaci¨®n de vuelo. En junio de 1992, el Columbia volv¨ªa a volar.
S¨®lo dos a?os y seis misiones despu¨¦s, en octubre de 1994, regresaba al taller para sufrir 90 modificaciones. Entre ellas, la mejora del sistema anticorrosi¨®n de las alas, la protecci¨®n t¨¦rmica del tren de aterrizaje y un nuevo sistema de control de la presi¨®n de los neum¨¢ticos. En 1995 volvi¨® al espacio.
Tras cuatro a?os de servicio en los que realiz¨® nueve misiones, entraba de nuevo renqueante en el taller para padecer unas cien modificaciones. Estuvo nueve meses y recibi¨® la moderna cabina del piloto que s¨®lo ten¨ªa (y tiene) el Atlantis. Los 160 kil¨®metros de cable de la nave fueron revisados porque en su ¨²ltima salida un cortocircuito afect¨® a los ordenadores que controlan los motores. La misi¨®n era importante y simb¨®lica y era la primera que comandaba una mujer. Se trataba de llevar en el espacio el telescopio de rayos X Chandra, la mayor carga que jam¨¢s hab¨ªa llevado un transbordador. Al concluir la NASA emiti¨® una nota que dec¨ªa: "El Columbia es hoy un transbordador m¨¢s seguro que en 1981".
Volvi¨® al espacio en enero de 2002. Ya casi nadie (aparte de los familiares de los astronautas) esperaba los aterrizajes. Fue la ¨²ltima misi¨®n del Columbia hasta que menos de un a?o m¨¢s tarde estallaba al reentrar en la atm¨®sfera.
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