Sangre y salitre
En septiembre de 1704 y debido a las constantes disputas entre la tripulaci¨®n del Cinque Ports, un marinero escoc¨¦s llamado Alexander Selkirk abandon¨® el gale¨®n y se convirti¨® en el ¨²nico habitante de una de las islas del archipi¨¦lago de Juan Fern¨¢ndez, a unos setecientos kil¨®metros de la costa chilena. El relato de sus aventuras conoci¨® varias versiones, todas ellas de gran ¨¦xito entre los lectores, y fue la fuente en la que Daniel Defoe se inspir¨® para escribir su Robinson Crusoe. Unos cuarenta a?os despu¨¦s del desembarco de Selkirk en la isla del Pac¨ªfico, una expedici¨®n dirigida por el comodoro George Anson recal¨® en ese mismo archipi¨¦lago. Aunque ning¨²n Defoe vendr¨ªa despu¨¦s a inmortalizarla, su traves¨ªa dio tambi¨¦n lugar a una abundante literatura, lo que habla a las claras de la enorme curiosidad que ese tipo de narraciones, ilustrativas de los sue?os de expansi¨®n ultramarina de la corona brit¨¢nica, despertaba en la sociedad de la ¨¦poca.
EL MEJOR BOT?N DE TODOS LOS OC?ANOS
Glyn Williams Traducci¨®n de Jos¨¦ Manuel ?lvarez Fl¨®rez Turner. Madrid, 2002 368 p¨¢ginas. 22,50 euros
Para reconstruir la historia de esa expedici¨®n, el profesor Glyn Williams ha estudiado, junto a muchas otras fuentes documentales, los diferentes relatos que en su momento se publicaron, y de las medias verdades de unos y otros ha tratado de extraer la verdad completa de una aventura mar¨ªtima que fue al mismo tiempo desastrosa y triunfal. La escuadra, formada por siete naves, zarp¨® en septiembre de 1740 del puerto de Spithead con el objetivo de sembrar el caos en las costas del mar del Sur de la Am¨¦rica espa?ola. Asimismo, intentar¨ªa apoderarse del tesoro del gale¨®n que cubr¨ªa el trayecto entre Acapulco y Manila y, si las cosas sal¨ªan como estaba previsto, provocar el desmoronamiento de la autoridad espa?ola en Chile y Per¨². Para ello, sin embargo, se asign¨® al convoy una tripulaci¨®n compuesta en gran parte por inv¨¢lidos que eran enviados a morir y biso?os infantes de marina a los que no pod¨ªa esperar mejor suerte. Una sucesi¨®n de calamidades empez¨® bien pronto a hacer estragos: primero fue el escorbuto, despu¨¦s el hambre, m¨¢s tarde las deserciones y los naufragios. El desastre fue de tal magnitud que, en junio de 1744, cuando el Centurion, ¨²nico barco superviviente, logr¨® regresar a Spithead, s¨®lo 188 de las personas que iban a bordo formaban parte de la expedici¨®n original. De los 1.900 tripulantes iniciales hab¨ªan muerto 1.400, la inmensa mayor¨ªa de hambre o enfermedad.
Para entonces, sin embargo, Anson se hab¨ªa convertido en una aut¨¦ntica celebridad. ?Por qu¨¦? Porque pese a todas esas desgracias hab¨ªa conseguido hacerse con el tesoro que el gale¨®n espa?ol Nuestra Se?ora de Covadonga transportaba a Manila, un bot¨ªn valorado en la fabulosa cantidad de 400.000 libras esterlinas. Entre tanto, las peripecias de Anson le hab¨ªan llevado tambi¨¦n a las paradisiacas islas del mar del Sur, a Macao, a Cant¨®n. El relato de su accidentada pero lucrativa aventura ten¨ªa por fuerza que excitar la fantas¨ªa de los lectores de la ¨¦poca, y la entretenida y rigurosa reconstrucci¨®n que Glyn Williams ha preparado para el lector actual mantiene intactos no s¨®lo el extraordinario vigor de sus episodios, sino tambi¨¦n su penetrante olor a sangre y salitre.
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