Una estrella en el suelo
Figura emblem¨¢tica e impresionante de las letras portuguesas del siglo XX, para Miguel Torga (S?o Martinho de Anta, Tras-os-Montes, 1907-Coimbra, 1995) la escritura es un acto de conciencia y dignidad humana, y al mismo tiempo un acto de seducci¨®n, y a ella se consagrar¨¢ con la tenacidad y la carnalidad que descubriera en la constancia de su admirado Miguel de Unamuno. El suyo es un coraje ¨ªntimo, un templado orgullo que, sin olvidar el rostro de lo humano, se rebela frente al dolor y al desconsuelo, contra la existencia ef¨ªmera y absurda. S¨®lo entonces es capaz de exaltar la vida, de crear una escritura que se hace as¨ª acto de presencia y de afirmaci¨®n personal. Lo que le distancia de concepciones ingenuamente rom¨¢nticas es la consideraci¨®n del drama existencial como algo perdurable e interminable, la evidencia de que la escritura ha de enfrentarse sin descanso a esa empresa sin apelaciones. Una aceptaci¨®n valiente que, sin negar lo sagrado, no busca el abrigo de lo trascendente, pues la vida misma es el bien supremo. Como toda su obra, la poes¨ªa de Torga tiene mucho de registro personal y existencial; sus poemas son eso, cr¨®nica fiel e imaginativa, en cercan¨ªa ¨ªntima con los elementos terrenales sobre los que levanta su canto.
EL ESP?RITU DE LA TIERRA. ANTOLOG?A PO?TICA. Miguel Torga Selecci¨®n y traducci¨®n de Jos¨¦ Luis Puerto Linteo. Ourense, 2002 293 p¨¢ginas. 18,90 euros
Adem¨¢s de sus libros es-
trictamente po¨¦ticos, sus poemas se integran en los 16 vol¨²menes de su Diario, publicados entre 1941 y 1993. Tal vez el primer poema que escribi¨® en ese Diario, titulado 'Santo y se?a', sea uno de los m¨¢s significativos, pues en ¨¦l encontramos la clave y la esencia de su solidario inconformismo: "Dejen pasar a quien va en su calzada. / Dejen pasar / a quien va lleno de noche y de claridad. / Dejen pasar y no le digan nada". Aqu¨ª se juntan la luz y la penumbra, se afirma esa paradoja que se eleva y desciende constante, y que resume la gloria y la derrota de lo humano. Por eso el poeta pide paso, que dejen libre su camino, pues s¨®lo es alguien "Que va lleno de noche y soledad. / Que va a ser / una estrella en el suelo". Es la pureza extrema de quien se mantiene fiel a s¨ª mismo y todos los hombres, de quien hace par¨¢bola de la vida. La poes¨ªa es entonces un destino vital, por eso la unidad de su escritura, la planta alzada que conforma el mapa de sus poemas. Una poes¨ªa en guardia, expresi¨®n de un Orfeo rebelde cuyas armas son la palabra y el canto: "Canto como quien usa / los versos en leg¨ªtima defensa. / Canto, sin preguntar a la Musa / si el canto es de terror o de belleza".
Su fuerza est¨¢ en el ritmo vital que rige su avance, en la forma sustantiva del poema, en su directa analog¨ªa, en la claridad de la dicci¨®n expresiva de unos versos que no desesperan, que saben descubrir la esperanza en la otra orilla, que saben "que hay una promesa / en el acto de cantar...". Jos¨¦ Luis Puerto ha elaborado una cuidada antolog¨ªa que recorre la tem¨¢tica esencial y el esp¨ªritu po¨¦tico de Torga, una selecci¨®n concebida como un todo que se detiene, sin embargo, en el volumen XIII de su Diario (1983), por lo que se echan de menos algunos poemas significativos de los ¨²ltimos a?os de una obra que finaliza en 1993 con el volumen XVI de ese mismo Diario. Pero aqu¨ª est¨¢ tambi¨¦n la autenticidad y la riqueza de una obra po¨¦tica ejemplar, a la que los lectores podr¨¢n acceder gracias a la fidelidad que muestra esta antolog¨ªa, a su cuidada y casi perfecta traducci¨®n, a su recorrido certero por la obra de un poeta cuyo existir recorre casi de principio a fin la totalidad del siglo XX. Una poes¨ªa que, como en ese poema dedicado A san Francisco de As¨ªs con el que se cierra esta brillante antolog¨ªa, "supo, humanamente, ser del suelo, / aunque elevada en alas y en su vuelo...".
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