"Respet¨¦ al f¨²tbol, pero no me respet¨¦ a m¨ª"
"Hola, M¨¢gico, ?te acuerdas de m¨ª?". "No estoy seguro". "Soy el camarero de la discoteca Metropol, el que te pasaba los cubatas por debajo de la barra y te avisaba de que ven¨ªa a buscarte David Vidal . Cuando llegaba Vidal, el portero de la discoteca apretaba un bot¨®n desde afuera y yo te avisaba para que te escondieras". "Ah, s¨ª, ya recuerdo".
C¨¢diz y uno de sus grandes ¨ªdolos, el salvadore?o Jorge M¨¢gico Gonz¨¢lez, de 44 a?os, se reunieron la semana pasada en la ciudad gaditana para recrear la leyenda. La de un futbolista fant¨¢stico que puso en pie con su arte el estadio Ram¨®n de Carranza en los a?os ochenta, pero tambi¨¦n la de un juerguista empedernido que nunca renunci¨® a vivir como quiso. Lo sigue haciendo, a sus 44 a?os, fiel a su lema de siempre: "Pas¨¢rsela bien sin hacer da?o a nadie". Es dif¨ªcil encontrarlo despierto de d¨ªa, pero si se logra, aparece un personaje educado, tierno y p¨ªcaro, con un sentido del humor muy especial. A veces pierde el hilo de lo que dice, pero ¨¦l lo achaca al sue?o, que lo acecha. De hecho, jalona la entrevista, a las 18.00 del pasado mi¨¦rcoles, con alusiones constantes al sue?o. Invitado por el Ayuntamiento, M¨¢gico regres¨® a su C¨¢diz querido, 14 a?os despu¨¦s de dejarlo, para recibir el calor de una hinchada que lo adora.
"A un partido, no; pero a entrenamientos s¨ª que me he presentado sin haberme acostado"
"Tengo entendido que tengo cuatro hijos, dos en C¨¢diz y dos en Los ?ngeles"
Pregunta. Vamos con su leyenda. Se cuenta que usted evitaba acudir a los entrenamientos cuando se enteraba de que iban a ser muy f¨ªsicos.
Respuesta. No, yo f¨ªsicamente fui muy bueno. Los hac¨ªa sin problemas.
P. ?Se dorm¨ªa en el descanso de los partidos?
R. Son an¨¦cdotas graciosas, pero no entiendo c¨®mo la gente puede creer eso. No s¨¦ qui¨¦n es el genio que lo inventa. Yo he respetado mucho al f¨²tbol, al que no he respetado es a m¨ª mismo.
P. O sea, que no se ha cuidado.
R. Sigo sin cuidarme. Sigo mi vida tan normal, como siempre. Tal vez pueda tener inconvenientes, pero... Tal vez me cuid¨¦ un poco menos que los dem¨¢s porque yo ven¨ªa de un f¨²tbol en el que no hab¨ªa fundamentos ni orientaci¨®n hacia los ni?os. En mi pa¨ªs, los futbolistas salimos de los terrenos bald¨ªos, de las canchitas, y de repente... Es como ir a la universidad sin antes pasar por la escuela.
P. ?D¨®nde habr¨ªa llegado de haberse cuidado?
R. No s¨¦. Gracias a Dios, me siento bien conmigo mismo. No s¨¦ qui¨¦n ser¨ªa ¨¦se que imagina la gente. Me gusta vivir a mi manera. Intent¨¦ llegar lo m¨¢s lejos posible, pero a veces no lo consegu¨ª. No porque no hubiese querido, sino porque a veces me recog¨ªa un poco tarde en casa, alguna vez me pillaba por ah¨ª a deshora, pero eso es una persona normal, ?no? Pero a m¨ª, por ser futbolista, se me ve¨ªa mal, y m¨¢s por ser extranjero y m¨¢s por ser... casi reincidente. Y yo, que ven¨ªa de un f¨²tbol aficionado, me preguntaba por qu¨¦ se me presionaba tanto. Pero poco a poco, a palos, fui d¨¢ndome cuenta de que hab¨ªa que ser profesional.
P. ?Fumaba mucho?
R. No, lo normal, s¨®lo cuando me tomaba alguna copa, un par de cigarrillos.
P. ?Le gustaban las discotecas?
R. Me siguen alucinando.
P. Su fama de golfo es, pues, merecida.
R. S¨ª, c¨®mo no, golfo en el buen sentido de la palabra. Me lo he pasado bien, he tratado de hacer sentir bien y de no hacerle da?o a nadie.
P. ?Jug¨® muchas veces sin haber dormido la noche anterior?
R. No, a entrenamientos s¨ª he llegado sin haberme acostado.
P. Cierta noche, en un hotel de EE UU, donde se hallaba invitado en una gira con el Bar?a de Menotti, son¨® la alarma de incendios. Todos bajaron a la recepci¨®n menos usted, que sigui¨® en la cama con una chica.
R. S¨ª, es verdad. Fue Maradona que, en broma, activ¨® la alarma. Me enter¨¦ de la jugada y no quise bajar, pero al final me hicieron bajar porque all¨ª la seguridad es muy estricta. Y les dije que yo no hab¨ªa sido.
P. ?Es cierto que David Vidal lo buscaba por las discotecas?
R. Me buscaba por todos lados y por todos lados me encontraba. Pero lo hac¨ªa para que mejorara en el f¨²tbol.
P. ?Fue el t¨¦cnico que m¨¢s rendimiento le sac¨®?
R. Por lo menos la intenci¨®n s¨ª la tuvo.
P. ?Se ausentaba semanas enteras de los entrenamientos?
R. No, no tanto. Tal vez a un par de pr¨¢cticas. Tal vez se refiera a que el club me requer¨ªa, me mandaba una carta, pero pasaba una semana y yo no me presentaba. No quer¨ªa ir porque me iban a re?ir y a incomodar.
P. ?Fue amigo de Camar¨®n?
R. S¨ª, lo admiramos muchos y tengo m¨²sica suya. Sentimos mucho su muerte.
P. Un d¨ªa le regal¨® unos zapatos nuevos al gitano Bohiga.
R. S¨ª, nos ve¨ªamos mucho en el bar de abajo, donde viv¨ªa, la calle Pintor Zuloaga... Disculpa, pero como sigamos la entrevista me voy a quedar dormido, voy cada vez m¨¢s abajo, no es broma... Seguimos: el gitano me los pidi¨® de una manera que me gust¨® y por eso se los di, a pesar de que a m¨ª tambi¨¦n me gustaban. Fui generoso siempre que me dejaron.
P. ?Qui¨¦n le puso el apodo de M¨¢gico?
R. En El Salvador me llamaban Mago, pero ac¨¢ me dijeron que yo era lo que hace el Mago, o sea, algo m¨¢gico. Parece ser que fue Carlos Medina, que escrib¨ªa en el Diario de C¨¢diz en aquella ¨¦poca, o Paco Perea. Uno de los dos.
P. ?Ha cambiado mucho el f¨²tbol en 20 a?os?
R. Sigue siendo muy dif¨ªcil para los futbolistas, aunque parezca f¨¢cil desde afuera... Quiero que me disculpe porque siento una fatiguilla. Una vez m¨¢s no pude coger el sue?o por la noche. Ya van tres noches: deben ser los nervios, la emoci¨®n, no s¨¦.
P. Usted, como jugador, fue muy fr¨¢gil.
R. S¨ª, s¨ª, era muy flaco y esquivo. Evitaba el choque y eso me hac¨ªa buscar la tangente m¨¢s adecuada para salir y ganar la espalda del contrario. Cosas que uno hace sin saber por qu¨¦ ni c¨®mo. S¨ª s¨¦ que era r¨¢pido con las piernas y con la mente. Ahora s¨®lo me queda la segunda.
P. La vaselina fue una de sus especialidades.
R. S¨ª, estaba pendiente del arquero, y si te daba un poco de vidilla en ese aspecto y era confiadillo, uno probaba y a veces sal¨ªa. Tuve suerte con ella. Recuerdo un gol a Sempere en Mestalla.
P. Tambi¨¦n tuvo un regate caracter¨ªstico.
R. S¨ª, uno que en mi pueblo le dec¨ªan la culebra macheteada: cuando recib¨ªa, encaraba y, con un movimiento de tobillo, ense?aba el bal¨®n por un lado y me lo llevaba por el otro. Y luego ven¨ªa la velocidad para ganar la espalda al adversario.
P. El f¨²tbol es el ¨²nico deporte en el que un gordito (Maradona) y un flacucho (usted) han estado entre los mejores.
R. Maradona puede ser rechoncho, pero era un superdotado. Fue el m¨¢s grande, junto a Johan Cruyff y su Naranja Mec¨¢nica. Fueron mis ¨ªdolos. Para m¨ª, en cambio, el f¨²tbol fue una forma de pas¨¢rsela bien y disfrutar.
P. Pero usted, como Maradona, fue un malabarista que daba toques con los pies hasta a un paquete de tabaco.
R. S¨ª, le pod¨ªa dar 15 o 20 toques, no recuerdo, pero creo que Diego era m¨¢s habilidoso.
P. Jug¨® el Mundial de Espa?a 82 con El Salvador. ?C¨®mo lo recuerda?
R. Fue lindo y feo porque Hungr¨ªa nos gan¨® 10-1. Pero me sirvi¨® para que el C¨¢diz me solicitara.
P. ?Cu¨¢l es su actual situaci¨®n econ¨®mica?
R. Normal, no tengo quejas de momento, y espero morir sin tenerlas. Me dedico a pas¨¢rmela lo mejor posible sin hacerle da?o a nadie. Tranquilamente en casa.
P. Pero, ?en qu¨¦ trabaja?
R. En nada, pr¨¢cticamente en nada.
P. ?Y de qu¨¦ vive? ?Es muy austero?
R. Obvio, porque si no hago nada... Bueno, hago algunos comerciales de televisi¨®n. Ya quisiera yo tener un negocio, aunque fuera un prost¨ªbulo. Puedo vivir, incre¨ªblemente, pero puedo vivir, tal vez sea por mi mismo conformismo.
P. ?C¨®mo empez¨® en el f¨²tbol?
R. Somos ocho hermanos y yo soy el menor. He tragado f¨²tbol desde siempre. Mis padres trabajaban en una f¨¢brica de sacos de hilos. Por cierto, una familia muy pobre, que les costaba mucho mantenernos. Y casi todos los hermanos de la misma edad y en aquellos tiempos en nuestro pa¨ªs, ya se puede imaginar.
P. ?Su padre disfrut¨® de su ¨¦xito?
R. Espero que s¨ª.
P. ?Vive?
R. Se puede decir que s¨ª. ?l fue un ejemplo de padre, cosa que no supe imitarle con mis hijos.
P. ?Cu¨¢ntos hijos tiene usted?
R. Tengo entendido que cuatro, dos ac¨¢ y dos en Los ?ngeles, California.
P. ?D¨®nde reside usted ahora?
R. De momento en J¨²piter, con el sue?o que tengo. No, vivo en San Salvador, la capital, donde nac¨ª.
P. ?Y ha venido a C¨¢diz s¨®lo por el homenaje en el partido frente al Bar?a?
R. No ha habido ning¨²n homenaje. No hubiese venido. A m¨ª no me gustan los homenajes. No me gusta el protagonismo.
P. ?Le gustar¨ªa ser entrenador?
R. No puedo serlo porque no ir¨ªa al entrenamiento.
P. ?No hace nada de ejercicio?
R. S¨ª, un poco en la playa, para no ponerse m¨¢s feo de lo que uno es.
P. Pero usted dice que es un feo con la belleza de un indio.
R. Me gusta escuchar eso, s¨ª, s¨ª. Aunque mis abuelos son espa?oles, yo soy indio, me siento orgulloso. Adem¨¢s tengo todos los rasgos: la nariz...
P. Aparte del f¨²tbol, su otra gran pasi¨®n han sido las mujeres.
R. S¨ª, claro, que s¨ª. Primero mi madre, mi primera novia y... hablando de mujeres y traiciones, sigamos consumiendo la botella, como dice la canci¨®n mexicana. Para m¨ª, son el alucine. Estoy intentando tener una relaci¨®n estable, a ver si tengo suerte. Tuve una esposa, pero nunca me sent¨ª casado.
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