Pasi¨®n por las letras
Una mujer de 67 a?os pasa de ser analfabeta a publicar ocho relatos
"Si volviera a nacer me hubiese gustado estudiar Periodismo". ?ste es el sue?o de Isabel Molina, una mujer de 67 a?os de ?beda (Ja¨¦n) que, a pesar de haber abandonado el colegio con s¨®lo nueve a?os de edad, ha publicado hasta la fecha ocho relatos. "Nunca podr¨ªa haberlo imaginado", afirma con una sonrisa que ilumina su rostro.
Isabel reconoce que su infancia, durante los a?os de la posguerra, no fue f¨¢cil porque, entre otras cosas, se vio obligada a dejar de asistir a la escuela para ayudar a su familia. Recuerda la dureza de aquellos a?os, que la llevaron a servir en una casa y despu¨¦s a una f¨¢brica de alfombras, donde descubri¨® la artesan¨ªa del esparto y la cuerda, convirti¨¦ndose en su otra pasi¨®n junto a la de escribir.
Aunque toda su vida la ha dedicado al trabajo y a su familia -"a sacar adelante a mis tres hijas y a atender a mi marido", aclara-, desde peque?a ha llevado "esa cosa dentro" con la que buscaba expresarse. As¨ª, rememora aquellos a?os de su ni?ez cuando la mandaban a comprar pescado y en las trazas del papel que lo envolv¨ªa escrib¨ªa "con lo poco que sab¨ªa" y a la luz del candil lo que se le ocurr¨ªa. Despu¨¦s lo quemaba para que no lo leyese nadie.
Pero fue el asistir durante dos a?os a la Escuela de Adultos de ?beda lo que le proporcion¨® el empuje definitivo que la anim¨® a escribir su primer libro La lucha de una analfabeta (Gr¨¢ficas Minerva, 1998). Aunque afirma que a todos sus libros los quiere por igual, como si fueran sus hijos, a ¨¦ste le tiene un especial cari?o. Fue el que le abri¨® las puertas a un mundo interior que durante mucho tiempo hab¨ªa guardado y al que le buscaba una v¨ªa de expresi¨®n.
El concepto de lucha es muy recurrente en su tem¨¢tica y, sobre todo, en el primer escrito, porque su filosof¨ªa ha sido siempre la recogida en el pr¨®logo de su primer libro: "La lucha es la obligaci¨®n de todo ser humano".
Sin embargo, aunque es consciente de sus limitaciones, a Isabel nunca le ha gustado el que se le considerase como una analfabeta. A pesar de no tener la oportunidad de retomar y ampliar sus estudios, se define como una mujer de una curiosidad insaciable y muy interesada por todo lo que sucede a su alrededor, lo que le ha llevado a aprender todo lo que sabe e incluso a colaborar en algunos diarios locales.
El segundo libro fue Un viaje sin rumbo y me encontr¨¦ con la realidad (1998), un relato imaginario y sencillo que encierra una moraleja como en la mayor parte de sus relatos. Pero Isabel no s¨®lo es autodidacta, sino que tambi¨¦n se autofinancia la publicaci¨®n de los ejemplares de sus obras, que luego regala entre sus paisanos. Es la editora de todos sus libros, exceptuando el tercero, Relatos vividos por un pasado y un presente (1999) que fue publicado con la ayuda del Ayuntamiento de ?beda. En ¨¦l lleva a cabo un recorrido por vivencias personales e historias ligadas a ?beda y a sus gentes, a los que siempre dedica sus libros porque se siente "ubetense hasta los huesos".
A la ¨²ltima obra le siguieron otras dos novelas, Mi destino fue ser hombre adinerado a la fuerza (2000) y Despu¨¦s de tantas dudas encontr¨¦ mi verdadero amor (2001). Todav¨ªa hay que sumar una sexta que no ha pensado publicar. "Ya no me lo puedo permitir", lamenta. Adem¨¢s, necesita la ayuda de alguien a quien dictar. "Mi letra s¨®lo la entiendo yo", afirma entre risas.
Isabel Moreno ha visto su sue?o convertido en realidad y se lo agradece a sus hijas y a su marido, Jos¨¦ Trillo. Pero si algo ocupa un lugar de honor en su coraz¨®n y en las p¨¢ginas de sus libros es ?beda. "Es la ciudad en la que he nacido, crecido y de la que me he servido como tel¨®n para todas mis historias", reconoce Isabel.
El peso de las memorias
Un d¨ªa, Isabel se levant¨® de madrugada a por un vaso de agua y se asom¨® a la ventana. Entonces fue cuando vio toda la calle cubierta por un manto blanco de nieve y esta imagen qued¨® fijada en su retina sin dejarle conciliar el sue?o. De esta manera la escritora ubetense narra el origen y punto de partida de su primer cuento, Andresito y sus amigos los viejecitos en la nieve (2001).
Isabel escribe as¨ª. Cuando algo o alguien le llama la atenci¨®n, siente la necesidad de plasmarlo inmediatamente. Y entonces, esa nueva historia se convierte en su "reto", hasta que consigue poner el punto y final.
Andresito, como Saturnino, el ni?o obediente o Las hormigas trabajadoras, tienen como protagonistas a ni?os. Pero no s¨®lo los m¨¢s peque?os son los principales personajes de sus narraciones. Las personas mayores ocupan un lugar muy importante en su obra. Y lamenta, que hoy d¨ªa se tenga tan olvidados a los mayores. Por eso, cuando Isabel escribe los tiene muy presentes porque "es una pena que sobre todo los m¨¢s j¨®venes no sepan valorar la sabidur¨ªa de los mayores que tanto han vivido y sufrido".
Pero detr¨¢s de esta mujer se esconde "otro luchador". Isabel ha encontrado en la compa?¨ªa de su marido, Jos¨¦ Trillo, un compa?ero "de fatigas". ?l ha sido el encargado de transcribir con la vieja m¨¢quina de escribir los ¨²ltimos escritos de Isabel. Los ordenadores se les resisten y Mar¨ªa prefiere escribir en su cuaderno de notas. "Antes ven¨ªa a ayudarme una chica a la que le dictaba, pero ahora es mi marido al que tengo como secretario", bromea.
Y tanto se ha implicado Jos¨¦ en el trabajo de su mujer que a ¨¦l tambi¨¦n le "ha picado el gusanillo" y ha publicado un libro contando su biograf¨ªa. "Pero ¨¦ste, s¨®lo para la familia", aclara Jos¨¦.
Isabel tambi¨¦n tiene pendientes sus memorias. Ya las ha empezado. "Todav¨ªa queda mucho y no s¨¦ si las terminar¨¦", lamenta. "Necesitar¨ªa la ayuda de alguien para poder sacar a la luz todo lo que me queda por contar", concluye.
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