Una gran presencia de arte espa?ol
Arco 2003 es, fuera de toda duda, incluso compar¨¢ndola con la m¨¢s afortunada de sus antecesoras en la euforia de los ochenta, la mejor edici¨®n hasta ahora de la feria madrile?a. Pero no deja de resultar en todo caso parad¨®jico, para un certamen que tanto ¨¦nfasis ha puesto en asimilar su identidad a la exaltaci¨®n de lo emergente, que el mejor Arco haya resultado finalmente ser, miren por d¨®nde, tambi¨¦n el Arco m¨¢s cl¨¢sico. Cl¨¢sico, no tan s¨®lo porque cuente con la presencia de un n¨²mero sensiblemente mayor de profesionales, y bien notables por a?adidura, especializados en la obra de las grandes figuras de la vanguardia hist¨®rica, sino tambi¨¦n en sentido m¨¢s extenso, en impulso que se proyecta de hecho hasta el presente, dado que la tendencia dominante centra la apuesta en los nombres de referencia y a menudo con obras de inusual envergadura.
No deja de resultar parad¨®jico que el mejor Arco haya resultado finalmente ser el Arco m¨¢s cl¨¢sico
Lo dicho vale tanto para el arte internacional como para la escena creativa espa?ola, que es la que centra nuestro comentario. Y as¨ª, al avanzar una estimaci¨®n detallada de la oferta que Arco pone este a?o al alcance del aficionado, resulta obligado empezar por la menci¨®n a los grandes mitos vertebrales de nuestra modernidad. Y el primero de ellos, obviamente, Picasso, que, entre otras, tiene obras de envergadura en el stand de la Fundaci¨®n Beyeler, pero que ante todo sit¨²a una de las citas inexcusables de la feria en el espacio de Jan Krugier, con un amplio conjunto de obras donde destaca Picasso con una tela del 32, un retrato de Olga del 17, una deslumbrante Cabeza de mujer del 41 y la maqueta de la escultura monumental realizada para Chicago. De Mir¨® hay obras de los a?os treinta, asimismo en Krugier, junto a otras tempranas de inter¨¦s en Gmurzynska, Barbi¨¦ y la parisina 1900-2000. Esta ¨²ltima galer¨ªa presenta, adem¨¢s, un collage de anteguerra de Remedios Varo, en la estela de los de Ernst, as¨ª como un ?scar Dom¨ªnguez notable. Del pintor canario encontramos otra gran tela, La famille, en Guillermo de Osma, de cuya oferta destaca a la par un mar¨ªa blanchard cubista de primer orden. De Julio Gonz¨¢lez hay conjuntos importantes en Marwan Hoss, el citado Krugier y, ante todo, Elvira Gonz¨¢lez.
Y dentro de ese territorio de la vanguardia deben mencionarse todav¨ªa el muy interesante bores del 27 de Gmurzynska, o el m¨¢s tard¨ªo y excelente de Leandro Navarro, los dibujos de Solana en esa misma galer¨ªa, los de Dal¨ª en Oriol o los de Alberto, de Almirante y Guillermo de Osma.
Los nombres mayores de nuestra generaci¨®n abstracta abren, a su vez, otra referencia b¨¢sica en el escenario de la feria. Caso aparte es el espacio monogr¨¢fico que rinde un emocionante homenaje a Chillida en Col¨®n XVI. De T¨¤pies, con obra en muchos stands, deben verse ante todo, a mi juicio, los de Lelong y Elvira Gonz¨¢lez. As¨ª como, en esta ¨²ltima, un esteban vicente de fuste. Millares obliga a visitar de nuevo los espacios de 1900-2000, por una tela germinal del 54, y Krugier. Y deben verse, por supuesto, los saura de Gmurzynska y Lelong, el manolo rivera del 62 de Stefan R?pke, el guerrero de Guillermo de Osma, as¨ª como, de Palazuelo, los papeles de la galer¨ªa Juan Gris o su vigorosa obra ¨²ltima en Soledad Lorenzo.
Destacan a su vez en la feria un antonio l¨®pez del 54 en Marlborough, los arroyo de Carlos Tach¨¦ y Metta, el gran alfaro de ese mismo espacio, un gordillo de Marlborough y las fotos del artista en Rafael Ortiz, am¨¦n del monogr¨¢fico de desnudos de Amable Arias en Diecis¨¦is. El arte de los ochenta se abre con otra de las cumbres de este a?o, el esplendoroso stand que Bruno Bischofberger ha centrado en el barcel¨® m¨¢s reciente. Vienen luego, en representaci¨®n m¨¢s escueta, los campano y broto de Carlos Tach¨¦, los grau, un gran quejido y el savater de Miguel Marcos, el garc¨ªa sevilla de Lelong, un memorable cristina iglesias en Pepe Cobo, las obras de Carmen Calvo en Patrice Trigano o la tela monumental de Curro Gonz¨¢lez en Tom¨¢s March. Recomiendo, adem¨¢s, las esculturas de Blanca Mu?oz en Baukunst y Mar¨ªa Mart¨ªn, un impactante lienzo de Jo?l Mestre en My name's Lolita, los javier alkain de Altxerri, la obra de F¨¦lix Curto en OMR, los verbis de Max Estrella y Rafael Ortiz, as¨ª como el trabajo de Lara Almarcegui o la sorpresa del t¨¢ndem Walter Mart¨ªn-Paloma Mu?oz en Moriarty. Ya por ¨²ltimo, dentro de la abundante oferta de fotograf¨ªa, creo de visita obligada el fontcuberta de Senda, los jorge ribalta de F¨®rum, los vari caram¨¦s de Trinta y, muy especialmente, los cristina garc¨ªa rodero y alberto garc¨ªa alix de Juana de Aizpuru.
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