"La paz no entiende de colores"
En la capital malague?a, la calle la tomaron fundamentalmente familias, con ni?os y ancianos incluidos, y pandillas de j¨®venes de distintas localidades de la provincia. Hab¨ªa una destacada presencia de inmigrantes, algunos pertenecientes a varios de los m¨¢s de 50 colectivos que suscrib¨ªan la convocatoria. "El deseo de paz no entiende de colores. Es universal", explicaba un joven senegal¨¦s que acompa?aba a un grupo folcl¨®rico de ese pa¨ªs que ocup¨® la tarima de oradores tras la lectura del manifiesto por parte del actor Juan Manuel Lara.
Los senegaleses pusieron ritmo de timbales al grito de paz de los manifestantes -o m¨¢s bien concentrados, porque el itinerario de la marcha estaba tan abarrotado que no se pod¨ªa andar-, hasta que un ciudadano palestino tom¨® el micr¨®fono para agradecer, visiblemente emocionado, "la solidaridad de este pueblo con los que sufren en otros, como Palestina". Hab¨ªa gente de diversa procedencia, pero predominaban los marroqu¨ªes y subsaharianos. "Yo quiero la paz. La paz es importante para el desarrollo de nuestros pa¨ªses", explicaba en un espa?ol imposible un alt¨ªsimo joven de color atrincherado en segunda fila tras la pancarta que abr¨ªa la manifestaci¨®n.
La de M¨¢laga fue una protesta m¨¢s de gente de a pie que de personalidades. Pero no porque no hubiera caras conocidas del mundo de la cultura, la pol¨ªtica o el deporte -el escritor Jos¨¦ Antonio Garriga, el pintor Eugenio Chicano, la nadadora Mar¨ªa Pel¨¢ez, entre otros-, sino porque prefirieron participar como uno m¨¢s. La Uni¨®n de Actores de M¨¢laga llevaba sus propias pancartas, algunas de las cuales derrochaban sarcasmo -"Aznar, la becaria de Bush", rezaba una-. Tambi¨¦n hubo zancudos y monigotes gigantescos de gomaespuma, uno de ellos representando a un maltrecho T¨ªo Sam.
Especialmente emotiva fue la intervenci¨®n de un refugiado iraqu¨ª, que subi¨® al estrado de Sevilla, para pedir que se frenase la "sinraz¨®n" en el "nombre de mi pueblo y de los que van a morir". A pocos metros, sentada sobre las escaleras que conduc¨ªan a la tarima, la marroqu¨ª Zineb dejaba claro en un castellano precario que no quer¨ªa guerra: "La gente pobre se muere".
Otro inmigrante marroqu¨ª, Abdou, de 63 a?os, estaba tan indignado contra la posici¨®n del Gobierno espa?ol que iba a buscar a los periodistas para cont¨¢rselo. "Me parece fatal lo que est¨¢ haciendo Aznar con los ciudadanos espa?oles, y tambi¨¦n la ministra [Ana Palacio]", indicaba, antes de explicar que llevaba 14 a?os viviendo en Sevilla. "Yo soy como los espa?oles, contra los americanos", agregaba. Adem¨¢s de la participaci¨®n individual, a la marcha sevillana se sumaron tambi¨¦n organizaciones como Sevilla Acoge o la Asociaci¨®n de Trabajadores Inmigrantes Marroqu¨ªes en Espa?a.
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