No a la guerra
?Qu¨¦ Sadam Hussein es un tirano? Ese no es el aut¨¦ntico problema. Ya lo era igualmente cuando, con apoyo estadounidense, era presentado ante el mundo como dique de contenci¨®n del islamismo iran¨ª, al tiempo que masacraba kurdos mano a mano con el fiel aliado turco. Es de suponer que por aquel entonces le aplicar¨ªan la tradicional doctrina con la que los republicanos norteamericanos han disculpado a dictadores sangrientos como Somoza, Pinochet, Stroessner o Videla: s¨ª, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta. Pero hete ah¨ª que el hijo de tal descarri¨®, a saber por qu¨¦, perdiendo as¨ª el manto protector que asegura la impunidad de los aliados del poder imperial. ?Por qu¨¦ se ha decidido atacar ahora a Irak? ?De verdad puede sostenerse que el r¨¦gimen iraqu¨ª supone una amenaza para la paz y la seguridad internacional? Veamos algunos datos ofrecidos por Ramsey Clark, ex fiscal general de EE UU, uno de los m¨¢s contundentes y activos opositores a la guerra.
Entre enero a febrero de 1991, con ocasi¨®n de la Guerra del Golfo de Bush senior, los aviones aliados efectuaron 110.000 salidas a¨¦reas contra Irak, lanzando sobre su territorio 88.5000 toneladas de bombas (seg¨²n fuentes del Pent¨¢gono). La mayor parte de los bombardeos fueron dirigidos contra la poblaci¨®n civil y sus medios de subsistencia, destruyendo as¨ª los sistemas de aguas y de suministro de energ¨ªa el¨¦ctrica, de comunicaciones y transporte, industriales y comerciales, agr¨ªcolas y ganaderos, de almacenaje de alimentos, mercados y centros econ¨®micos, tesoros arqueol¨®gicos e hist¨®ricos, viviendas, ¨¢reas residenciales, escuelas, hospitales, mezquitas, iglesias y sinagogas. El Pent¨¢gono estableci¨® sus bajas en 156, de las cuales la tercera parte lo fueron por fuego amigo y el resto de manera accidental: EE UU no tuvo ninguna p¨¦rdida en combate.
Tras la rendici¨®n de Irak, las leoninas sanciones impuestas han causado la muerte de m¨¢s de un mill¨®n de personas, especialmente ni?os y ancianos, debido a la malnutrici¨®n o a graves carencias sanitarias. Las sanciones contin¨²an en la actualidad, provocando centenares de muertes diarias. El programa "petr¨®leo por alimentos" resulta insuficiente para detener el deterioro de la salud y el incremento de las tasas de mortalidad entre la poblaci¨®n iraqu¨ª. ?La consecuencia? Como han se?alado algunos analistas, hoy existe en Irak una generaci¨®n raqu¨ªtica de ni?os y ni?as menores de 10 a?os y una poblaci¨®n en general vulnerable y debilitada.
Por otro lado, desde el final de la guerra EEUU no ha dejado de vigilar ni un solo segundo el territorio iraqu¨ª, decretando un amplio espacio de exclusi¨®n a¨¦rea que, en la pr¨¢ctica, ha significado la desaparici¨®n de la soberan¨ªa de Irak sobre una parte de su territorio. Un territorio que es, seguramente, el m¨¢s controlado del planeta. Toda esta situaci¨®n ha tenido un indudable impacto sobre el anta?o poderoso poder militar de Sadam Hussein. Fuentes militares estadounidenses afirmaron en su momento que los masivos bombardeos de 1991 destruyeron el 80% de la capacidad militar de Irak. Posteriormente, las inspecciones de la ONU condujeron a descubrir y desmantelar, si no toralmente s¨ª en su mayor parte, lo que quedaba de la capacidad militar de Irak. En estas circunstancias, frente a lo que sostienen Bush junior y sus conmilitones de esta parte del Atl¨¢ntico, no parece que Irak suponga una grave amenaza para nadie que no sean los propios iraqu¨ªes, a los que, en cualquier caso, no cabe socorrer con una lluvia de bombas.
Ser moral es: a) saber que hay que elegir, tanto como b) saber qu¨¦ hay que elegir. Ambas capacidades est¨¢n hoy amenazadas. La primera, por la ideolog¨ªa de la inevitabilidad: las cosas son como son y no pueden ser de otra manera. La segunda, por la cultura de la desresponsabilizaci¨®n: cada uno es guardi¨¢n de s¨ª mismo, as¨ª que oc¨²pate de tus asuntos privados y deja las cuestiones p¨²blicas a los expertos. La masiva movilizaci¨®n global del pasado d¨ªa 15 es un acontecimiento extraordinario. Millones de personas en todo el mundo han alzado su voz contra la inmoralizaci¨®n organizada. Queremos elegir y elegimos decir no a esta guerra. Si, a pesar de todo, deciden hacerla, no ser¨¢ en nuestro nombre.
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