La meditaci¨®n tambi¨¦n protege la salud
La neurociencia y estudios con lamas tibetanos confirman que la atenci¨®n vigilante reduce el estr¨¦s
Cuando era alumno de Psicolog¨ªa realic¨¦ un experimento para ver si la meditaci¨®n podr¨ªa funcionar como ant¨ªdoto contra el estr¨¦s. Mis profesores se mostraron esc¨¦pticos, mis sistemas de medici¨®n eran malos y mis sujetos eran principalmente alumnos de segundo curso de la universidad. No es raro que mis resultados fueran poco concluyentes. Pero hoy me siento recompensado.
A lo largo de los a?os ha habido cientos de estudios sobre la meditaci¨®n, algunos de los cuales daban a entender que ayudaba a aliviar los efectos adversos del estr¨¦s. Pero hasta el mes pasado no hab¨ªa visto un estudio definitivo que confirmase mi, en otro tiempo poco convincente, hip¨®tesis, al revelar el mecanismo cerebral que probablemente explique la singular capacidad que la meditaci¨®n tiene para tranquilizar.
Una investigaci¨®n reciente ha localizado las zonas cerebrales del estado de ¨¢nimo
El entrenamiento en t¨¦cnicas de meditaci¨®n parece mejorar el sistema inmunitario
Los datos han surgido como uno de los m¨²ltiples frutos experimentales de una colaboraci¨®n extra?a: la del Dalai Lama, el l¨ªder religioso y pol¨ªtico tibetano en el exilio, con algunos de los principales psic¨®logos y neurocient¨ªficos de Estados Unidos. Los cient¨ªficos se reunieron con el Dalai Lama durante cinco d¨ªas en Dhramsala (India) en marzo de 2000, para analizar qu¨¦ pod¨ªan hacer las personas para controlar mejor sus emociones destructivas.
Uno de mis h¨¦roes personales en este acercamiento entre la ciencia y el conocimiento antiguo es Richard Davidson, director del Laboratorio de Neurociencia Afectiva de la Universidad de Wisconsin. Davidson ha descubierto, en una investigaci¨®n reciente con resonancia magn¨¦tica funcional y electroencefalogramas avanzados, los puntos cerebrales correspondientes al estado de ¨¢nimo.
Las im¨¢genes de resonancia funcional revelan que cuando las personas est¨¢n emocionalmente afligidas (ansiosas, enfadadas, deprimidas) las zonas m¨¢s activas del cerebro forman un circuito que converge en la am¨ªgdala, parte de los centros emocionales del cerebro, y la corteza prefrontal derecha, una regi¨®n cerebral importante para la hipervigilancia t¨ªpica de las personas sometidas a estr¨¦s. Por el contrario, cuando las personas se encuentran en un estado de ¨¢nimo positivo (optimistas, entusiastas y con energ¨ªa) esas zonas se mantienen inactivas, y aumenta la actividad en la corteza prefrontal izquierda.
De hecho, Davidson ha descubierto lo que en su opini¨®n es una forma de indicar la gama t¨ªpica de estados de ¨¢nimo de una persona, leyendo los niveles medios de actividad en estas ¨¢reas prefrontales derecha e izquierda. Esa proporci¨®n predice los estados de ¨¢nimo diarios con sorprendente precisi¨®n. Cuanto m¨¢s se incline la proporci¨®n hacia la derecha, m¨¢s infeliz o disgustada tiende a estar la persona, mientras que cuanta m¨¢s actividad se d¨¦ en la parte izquierda, m¨¢s feliz y entusiasta se sentir¨¢.
Tomando las lecturas de cientos de personas, Davidson ha establecido una distribuci¨®n de curva de campana, en la que la mayor¨ªa de las personas se encuentra en el medio. Los relativamente pocos que se sit¨²an en el extremo derecho tienen m¨¢s probabilidades de padecer depresi¨®n cl¨ªnica o trastornos de ansiedad durante su vida. Para los pocos afortunados situados en el extremo izquierdo, los estados de ¨¢nimo problem¨¢ticos son escasos y se recuperan de ellos con mayor rapidez.
Esto puede explicar otro tipo de datos que indican que existe un punto de referencia biol¨®gicamente determinado para nuestra gama de emociones. Un hallazgo, por ejemplo, demuestra que en aquellos suficientemente afortunados como para ganar la loter¨ªa, y en aquellas almas desafortunadas que se quedan parapl¨¦jicas por una accidente, transcurrido aproximadamente un a?o desde el acontecimiento, su estado de ¨¢nimo diario es aproximadamente el mismo que antes de esos sucesos trascendentales, lo que indica que el punto de referencia emocional cambia poco o nada.
Por casualidad, Davidson tuvo la oportunidad de comprobar la proporci¨®n derecha-izquierda en un experto lama tibetano, que result¨® dar el valor m¨¢s extremo hacia la izquierda de las 175 personas que hab¨ªa medido hasta ese momento. Davidson inform¨® de ese notable hallazgo durante la reuni¨®n mantenida entre el Dalai Lama y los cient¨ªficos en India. Pero el resultado, a pesar de ser intrigante, planteaba m¨¢s preguntas de las que respond¨ªa.
?Era simplemente una singularidad o un rasgo com¨²n entre los que se hacen monjes? ?O era el entrenamiento de los lamas lo que podr¨ªa empujar el punto de referencia hacia la gama de la felicidad perpetua? Y, de ser as¨ª, ?se puede sacar del contexto religioso para beneficio de todos?
Una respuesta tentativa a esta ¨²ltima pregunta la ha proporcionado un estudio realizado por Davidson en colaboraci¨®n con Jon Kabat-Zinn, fundador de la Cl¨ªnica para la Reducci¨®n del Estr¨¦s Basada en la Atenci¨®n Vigilante (una modalidad de meditaci¨®n), perteneciente a la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, Worcester, EE UU.
La cl¨ªnica ense?a a adoptar una actitud de atenci¨®n vigilante (una modalidad de meditaci¨®n) a los pacientes con enfermedades cr¨®nicas de todo tipo, para ayudarles a controlar mejor sus s¨ªntomas. En un art¨ªculo aceptado para su publicaci¨®n en la revista Psychosomatic Medicine, los resultados sugieren que el punto de referencia de la emoci¨®n puede cambiar. En la atenci¨®n vigilante, las personas aprenden a controlar sus estados de ¨¢nimo y sus pensamientos y a dejar a un lado aquellos que podr¨ªan hacerlos caer en la angustia. Davidson opina que esto puede fortalecer una gama de neuronas de la corteza prefrontal izquierda que inhibe los mensajes de la am¨ªgdala que conducen las emociones perturbadoras.
Otro beneficio para los trabajadores, seg¨²n Davidson, fue que la atenci¨®n vigilante parec¨ªa mejorar la solidez de su sistema inmune, como demostraba la cantidad de anticuerpos contra la gripe que presentaban en sangre tras recibir una inyecci¨®n de gripe. De acuerdo con Davidson, otros estudios indican que, si las personas de dos grupos experimentales se exponen al virus de la gripe, aquellos que han aprendido t¨¦cnicas de atenci¨®n vigilante experimentan s¨ªntomas menos graves. Cuanto mayor sea la inclinaci¨®n hacia la izquierda del punto de referencia emocional, mayor ser¨¢ la respuesta de su sistema inmune.
Microexpresiones faciales
Los resultados preliminares obtenidos en algunos laboratorios muestran la influencia que un entrenamiento intenso de la mente puede suponer para las capacidades humanas. Algunos de los datos m¨¢s llamativos proceden del trabajo del cient¨ªfico Paul Ekman, director del Laboratorio de Interacci¨®n Humana de la Universidad de California, San Francisco, que estudia la expresi¨®n facial de las emociones. Ekman ha desarrollado un sistema para calcular en qu¨¦ medida puede una persona detectar los estados de ¨¢nimo telegrafiados por otra mediante cambios r¨¢pidos y ligeros de los m¨²sculos faciales.Como describe en su pr¨®ximo libro Emotions revealed, estas microexpresiones (acciones faciales extrarr¨¢pidas, algunas de ellas de una vig¨¦sima de segundo) desnudan nuestros sentimientos m¨¢s ¨ªntimos. No somos conscientes de ellas; cruzan nuestro rostro de manera espont¨¢nea e involuntaria, y de esa forma revelan a quienes sepan leerlas la emoci¨®n que experimentamos en ese momento, sin censura alguna.Quiz¨¢ por suerte, hay una trampa: casi nadie sabe interpretar esos momentos. Aunque el libro de Ekman explica c¨®mo podemos aprender a detectar estas expresiones en s¨®lo unas horas de entrenamiento, sus pruebas demuestran que la mayor¨ªa de la gente (incluidos jueces, polic¨ªas y psicoterapeutas) no es especialmente h¨¢bil para leer las expresiones.Pero cuando Ekman llev¨® al laboratorio a los monjes tibetanos, observ¨® que uno obten¨ªa la puntuaci¨®n m¨¢s alta en la lectura de tres de las seis emociones analizadas, y el otro obtuvo la puntuaci¨®n m¨¢s alta en cuatro de ellas. Y un profesor estadounidense de meditaci¨®n budista obtuvo la puntuaci¨®n m¨¢s alta en las seis, algo considerado muy raro. Normalmente, adivinando al azar, se obtiene una respuesta correcta de cada seis.Estos resultados, junto con la insistencia del Dalai Lama, animaron a Ekman a dise?ar el programa El cultivo del equilibrio emocional, que combina m¨¦todos extra¨ªdos del budismo, como la atenci¨®n vigilante, con entrenamiento sin¨¦rgico extra¨ªdo de la psicolog¨ªa actual, como la interpretaci¨®n de las microexpresiones, e intenta ayudar a las personas a controlar mejor sus emociones.
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