J¨®venes dise?adores en el Born
El Born ya no es lo que era. Para bien, seg¨²n unos, o para mal, seg¨²n otros, ese antiguo barrio que viv¨ªa en torno a un mercado cierra, poco a poco, sus viejas tiendas de frutas y verdura, de conservas y pesca salada, de frutos secos y quesos al por mayor, para dejar paso a restaurantes de dise?o, a bares que se llenan cada noche y a infinidad de tiendas de moda y complementos que, en pocos a?os, han invadido los nuevos locales. Los pisos est¨¢n por las nubes: ahora lo que mola es un apartamento renovado en alguna de esas calles que a?os atr¨¢s daba miedo cruzar y que ahora se han convertido en lo m¨¢s chic de Barcelona. Mientras que algunos vecinos se quejan de que no pueden dormir, especialmente en verano, de que la gente est¨¢ en medio de la calle y el bullicio es considerable, otros argumentan que ahora el Born es un barrio con vida. Sea como sea, lo cierto es que se ha convertido en el downtown barcelon¨¦s: all¨ª hay de todo y todo el mundo aspira a ser m¨¢s moderno que el de al lado.
El Born es el 'downtown' barcelon¨¦s: all¨ª hay de todo y todo el mundo aspira a ser m¨¢s moderno que el de al lado
Frente a una de las puertas laterales de la iglesia de Santa Maria del Mar exist¨ªa, hace apenas un a?o, una de las fruter¨ªas m¨¢s deliciosas de la ciudad. Siempre hab¨ªa un alud de turistas que retrataba los pimientos colgados, las calabazas, los racimos de uvas: una explosi¨®n de colores que invitaba a detenerse. Nunca compr¨¦ nada, pero m¨¢s de una vez me par¨¦ a contemplar, como una turista m¨¢s, aquel vergel. Ahora la fruter¨ªa ya no existe, pero los due?os del nuevo negocio no s¨®lo han procurado mantener la piedra original, la madera y los techos policromados, sino que han descubierto los viejos adoquines del suelo, caracter¨ªsticos de un tiempo pasado. Se trata de una tienda de moda femenina, se llama Candela Born y propone el mecenazgo de j¨®venes dise?adores de moda, es decir, pretende ayudar y promocionar a los nuevos talentos creativos locales.
La casualidad, acompa?ada de la efervescencia ol¨ªmpica del 92, hizo que se encontraran un barcelon¨¦s, un venezolano y una neoyorquina, los tres relacionados con la industria textil y el dise?o. Se hicieron amigos y de ello sali¨® el proyecto que se materializ¨® el verano pasado, cuando abrieron Candela Born, algo m¨¢s que una tienda de ropa. "Cuando los nuevos dise?adores salen de la escuela existen dos posibilidades: o tienen la suerte de trabajar para alguien o, si tienen dinero, pagan su propia colecci¨®n, que resulta car¨ªsima si se trabaja en peque?as cantidades", explica Isabel Pena, relaciones p¨²blicas de Candela Born. "Aqu¨ª, los j¨®venes presentan sus dise?os y nosotros les producimos el resto: patronato, costura, promoci¨®n, venta... Incentivamos su creatividad". Isabel no tiene reparos en afirmar que las mejores escuelas de dise?o del pa¨ªs est¨¢n en Barcelona. "Ahora se transmite que el dise?ador sea m¨¢s comercial, que no est¨¦ en las nubes y sepa dibujar un patr¨®n factible, coser una prenda". Candela Born est¨¢ en contacto con esas escuelas, que les asesoran sobre las nuevas promesas.
Candela Born piensa llevar su propuesta m¨¢s all¨¢ de este barrio. Madrid y Girona son las ciudades que suenan, pero tambi¨¦n se est¨¢ negociando con Amberes, Berl¨ªn y Londres. En cada una de estas ciudades se potenciar¨¢ a los creadores locales. Le pregunto a Isabel de d¨®nde sali¨® el nombre de Candela. "Es f¨¢cil, buscamos algo relacionado con la magia, la luz. Adem¨¢s, tenemos al lado el pebetero del Fossar de les Moreres, as¨ª es que Candela le iba que ni pintado".
Es cierto. Mientras uno busca y rebusca entre los modelos colgados, a trav¨¦s de los cristales se ve la llama perpetua del Fossar y se puede leer la cr¨ªptica sentencia: "Al Fossar de les moreres no s'hi enterra cap tra?dor...". Si, por el contrario, el cliente mira hacia la puerta principal, puede contemplar a las viejecitas o al turista que entra en uno de los laterales de Santa Maria del Mar. Todo un privilegio del que son bien conscientes los responsables de Candela Born.
Y ya s¨®lo me queda merodear entre pantalones pirata, cazadoras de cuero y faldas elaboradas con s¨¢banas de nuestras abuelas. Son d¨ªas de cambio entre una temporada y la que se avecina. Los nuevos creadores no se cortan ni un pelo. Cecilia Sorensen, por ejemplo, premio FAD 2002, propone ropa reciclada y combina camiseta de algod¨®n con trozos de camisa a rayas. Transforma una vieja corbata en cintur¨®n, o pega esa corbata en una camiseta, o crea una nueva camisa de una bata de colegio, o un vestido de una s¨¢bana blanca con las iniciales bordadas. Parece ropa para jugar a disfraces, pero me aseguran que, si te la pruebas, ya no te la quitas de encima. ?Hay que ser atrevida! N¨²ria Mora, Id¨®, Raquel Cardona, Mamen Caparr¨®s, Juma... son otros nombres que Candela Born promociona. "Todo lo que hay aqu¨ª son prendas ¨²nicas", afirma Isabel, "como la marca Candanga, que es nuestra propia l¨ªnea, no tan revolucionaria". No era mi intenci¨®n comprar nada, pero me quedo con las ganas de probarme alguna de esas faldas, esos vestidos sacados de una s¨¢bana. Quiz¨¢, alg¨²n d¨ªa, una de esas ancianitas que entran en Santa Maria del Mar a poner un cirio a la Virgen se quede estupefacta al ver que su vieja s¨¢bana la luce, en forma de minifalda, una desenfrenada -o no tanto- jovencita.
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