C¨®mo Cuba conquist¨® Am¨¦rica
Boxeo, mafia, rock and roll, Broadway, Marylin, Sinatra. El siglo XX estaba a punto de rebasar su primera mitad y la tierra de las oportunidades se llamaba Am¨¦rica. Decenas de m¨²sicos caribe?os -en su mayor¨ªa cubanos y dominicanos- percut¨ªan sus tambores en peque?os tugurios frecuentados por otros negros del lugar, que hab¨ªan inventado algo llamado jazz. Lo que sigue, como sabemos, es una exuberante polinizaci¨®n de estilos, y constituye un cap¨ªtulo fundamental de la cultura popular contempor¨¢nea.
Como homenaje a esos d¨ªas y a esos hombres se acaba de editar Atitetoca, un recopilatorio con piezas furiosas de colosos de la m¨²sica afrocubana como Willie Bobo, Israel L¨®pez, Cachao, Mon Rivera, Louie Ram¨ªrez, Jos¨¦ Mangual Jr., Poncho S¨¢nchez y el percusionista Armando Peraza. Este ¨²ltimo -una de esas leyendas que encaja en el esquema cl¨¢sico del autodidacta, criado en la calle e inseguro acerca de su fecha de nacimiento- recuerda aquellos tiempos para Babelia. El punto de arranque es 1949; Peraza llega a Nueva York con su amigo Mongo Santamar¨ªa, y encuentra trabajo en la orquesta de un paisano adelantado llamado Machito. "La escena en Nueva York era incre¨ªble", rememora. "Hay que recordar que ¨¦stos eran los d¨ªas de la segregaci¨®n. Pero en el Palladium no hab¨ªa limitaciones raciales, las devolv¨ªan de una patada en el culo all¨¢ de donde viniesen. Todo el mundo socializaba y hablaba este nuevo lenguaje llamado mambo: negros, blancos, latinos, asi¨¢ticos, ricos, pobres. Era una verdadera democracia, a menos que no supieras bailar: entonces quedabas marginado al fondo del club, a Siberia. La ubicaci¨®n del Palladium fue otro factor clave en el nacimiento del latin jazz, porque la mayor¨ªa de los clubes de jazz de moda estaban a unas manzanas de all¨ª, y as¨ª exist¨ªa esta polinizaci¨®n cruzada de jazzeros y beboppers: los jazzeros ven¨ªan a por ritmos latinos al Palladium y los latinos cog¨ªan los riffs de jazz en el Birdland y el Bop City". En este ambiente se desenvolvieron los pioneros: "Chano Pozo fue el primer conguero en tocar jazz/bebop americano, con la banda de Dizzy Gillespie en los cuarenta. ?l nos abri¨® la puerta a todos. El maravilloso Mario Bauza combin¨® su conocimiento de los ritmos cubanos con sus diez a?os de entrenamiento en instrumentaci¨®n de jazz y arreglos, y... voil¨¢: as¨ª naci¨® el latin jazz".
"Cada noche", prosigue el octogenario percusionista, "la escena era tan densa que pod¨ªas cortarla con un cuchillo. Pod¨ªas encontrarte al m¨¢s c¨¦lebre y al m¨¢s infame. A Marlon Brando, que adoraba tocar congas y bongo; a Sammy Davis Jr., Elizabeth Taylor, Ava Gardner y Rita Hayworth. A los poetas beat: William S. Burroughs, Allen Ginsberg, Jack Kerouac. A artistas como Jackson Pollock. Los m¨²sicos latinos estaban, por supuesto: Mario Bauza, Machito, Tito Puente, Arsenio Rodr¨ªguez, Eddie y Charlie Palmieri. M¨²sicos de jazz como Charlie Parker, Miles Davis, Dizzy Gillespie, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Stan Getz, Lester Young, Charles Mingus, Dexter Gordon, Billie Holliday y un jovenc¨ªsimo Quincy Jones. Vi a Quincy hace un par de meses en Los ?ngeles, en un homenaje a Herbie Hancock y pasamos un buen rato recordando los buenos tiempos del Palladium. A ¨¦l le encantaba aquello y dec¨ªa que ver a las bandas cubanas era tan fascinante como ver por primera vez La guerra de las galaxias. Era como si esta gente y esta m¨²sica hubiera llegado de alg¨²n planeta remoto y maravilloso".
Atitetoca ha sido recopilado por David Lapof, un joven neoyorquino afincado en Espa?a, bajo un criterio muy original: todos los temas del disco incluyen un solo. Muchos de ¨¦stos fueron presenciados por Peraza. "?El mejor? ?Esa pregunta lleva veneno! Elegir¨¦ la v¨ªa diplom¨¢tica y te dir¨¦ que un solo del que fui testigo en Cuba y que hizo un bongocero llamado Yeyito Iglesias. ?l y yo fuimos considerados entre los mejores bongoceros de La Habana en los a?os cuarenta. La gente se mataba para vernos. Yeyito era fant¨¢stico, pero nunca se fue de Cuba. En aquellos tiempos, a los que toc¨¢bamos percusi¨®n no se nos consideraba m¨²sicos. Viv¨ªamos en el subsuelo de la escala econ¨®mica, al contrario que aquellos que hab¨ªan estudiado m¨²sica. Era m¨¢s una cuesti¨®n de esnobismo que racial, porque tambi¨¦n hab¨ªa cubanos blancos que tocaban la percusi¨®n y a quienes pagaban tan mal como a nosotros los negros. Al final re¨ªmos los ¨²ltimos porque sin nuestra presencia en la m¨²sica en aquellos primeros a?os, la m¨²sica cubana no hubiera sido tan popular en todo el mundo como lo es hoy".
Peraza -que dio por finaliza-
da su carrera en 1990, tras haber militado durante los ¨²ltimos 17 a?os en la banda del guitarrista Carlos Santana, y que vive en San Francisco- habla con conocimiento de causa, pues sigue de cerca la escena tropical de 2003: "Me siento muy orgulloso de la m¨²sica que est¨¢ saliendo de Cuba ahora mismo. Los m¨²sicos j¨®venes est¨¢n bien educados y son creativos. Me gustan Maraca, NG La Banda, Orishas (adoro el rap cubano), Los Van Van, Reve, Cubanismo, El M¨¦dico de la Salsa. En realidad, adoro todo tipo de m¨²sica cubana..., lo llevo en la sangre, me imagino. Tambi¨¦n me gusta la m¨²sica brasile?a, el hip-hop, la electr¨®nica, la india... Me gusta de todo y todo lo que sea m¨²sica. Qu¨¦ puedo decir, soy m¨²sico".
"He visto muchos cambios y modas musicales a lo largo de mi vida", cuenta el maestro. "He visto utilizar ritmos e instrumentos cubanos en todo tipo de m¨²sica; por raro que quede, ya siempre ves unas tumbadoras. Desde que el mundo es una aldea global y no hay lugares inaccesibles, las diferentes m¨²sicas del mundo se est¨¢n solapando y absorbiendo unas a otras. Me parece algo hermoso, retener tu autenticidad pero mantener una mente musical abierta". Se despide: "Estoy seguro de que Atitetoca ser¨¢ disfrutado por j¨®venes y mayores. No puedes equivocarte cuando le das a la gente algo que puedan bailar". Y termina: "Sal¨²dame a Jerry Gonz¨¢lez. ?Y que viva la m¨²sica latina!".

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