Del agua y la ginebra
Cuando dos cosas se parecen como un vaso de agua se parece a otro de ginebra, tienden a confundirse. Es una ilusi¨®n a la que se ha recurrido mil veces en el cine o el teatro. No deb¨ªa suceder lo mismo con la aplicaci¨®n de la ley. Y, sin embargo, sucede. Tanto el magistrado de la Audiencia Nacional Juan del Olmo -utiliz¨¢ndolo como "precedente estricto"- como las posteriores valoraciones que se han hecho del cierre del peri¨®dico Egunkaria, han asociado y confundido ese hecho con el cierre en su d¨ªa de Egin. Y, sin embargo, si el primero era agua, el segundo era ginebra (o viceversa, como prefieran).
La libertad de prensa es uno de los grandes bienes de la pr¨¢ctica y cultura democr¨¢ticas a proteger con firmeza. Ya en su d¨ªa, nos qued¨® un regusto amargo por el cierre de Egin. Y a¨²n hoy, resulta inquietante saber que no ha culminado el proceso de su enjuiciamiento. Sin embargo, Egin, desde que saliera a la calle en septiembre de 1977, form¨® parte del entramado del MLNV. Sus escisiones internas se saldaron con relevos en el Consejo de Administraci¨®n y la Junta de Fundadores en 1979 y con la expulsi¨®n de la direcci¨®n del grupo af¨ªn a Euskadiko Ezkerra, que evolucionaba hacia una socialdemocracia no violenta. Egin, a pesar de albergar formas de expresi¨®n art¨ªstica o cultural alternativas, formada parte del entramado de ETA-militar y KAS (como lo fue HB). Si todo ello le llev¨® a delinquir como tal empresa, es lo que queda a¨²n por demostrarse, pero resulta muy veros¨ªmil. Y, en todo caso, fomentaba una cultura de odio fascistizante, inadmisible en democracia.
El impulso que hace surgir el diario Egunkaria en 1990 es otro. Habida cuenta de la escasa presencia del euskera en los medios de comunicaci¨®n (incluso en aquellos que pretend¨ªan promoverlo, como Deia o Egin, y hoy Gara), un grupo de euskalzales promueve, con fuerte apoyo institucional posterior, un peri¨®dico ¨ªntegramente en vascuence. Podr¨¢ discutirse si mereci¨® la pena, pero es evidente que si un idioma aspira a normalizar su presencia en la sociedad, necesita de un peri¨®dico de informaci¨®n general que se publique cotidianamente en ese idioma. Es el modo de mantenerlo y de ir estandarizando expresiones y corrigiendo voces que envejecen o se emplean mal. Si Mitxelena hizo el esfuerzo por la unificaci¨®n filol¨®gica del euskera, lo l¨®gico es que el esfuerzo se contin¨²e por otros medios pac¨ªficos como es un peri¨®dico. Egunkaria no formaba parte del entramado del MLNV. En absoluto.
Pero, presuntamente, la serpiente puso su huevo en el peri¨®dico (interviniendo el Consejo de Administraci¨®n e imponiendo la direcci¨®n). Presuntamente..., y hasta probablemente. Escuchar a su iluminado y fan¨¢tico director, Martxelo Otamendi, resultaba hiriente para cualquier dem¨®crata. Pero Egunkaria no era el peri¨®dico de Martxelo ni un proyecto de ETA: era una extendida y justa demanda de todo el mundo euskalzale. ?Qu¨¦ todo ese mundo estaba consintiendo una manipulaci¨®n partidaria del peri¨®dico?; ?que nunca protest¨® por sus primeras planas equiparables a las de Egin? Es cierto. (Vade retro, Atxaga: ?es esto mucho peor que el franquismo?) Pero ¨¦se es un asunto que se adentra en el terreno de la ¨¦tica, que en una sociedad democr¨¢tica nunca se refleja en el C¨®digo Penal. Egunkaria era turbia como el agua turbia. Pero no era ginebra como lo era Egin.
Si para detener a Mario Conde no fue necesario cerrar Banesto, si para condenar -no s¨®lo procesar- a Gil y Gil no ha sido necesario suspender los partidos del Atl¨¦tico de Madrid, ?por qu¨¦ cerrar Egunkaria? P¨®nganse interventores judiciales, pero d¨¦jesele publicar. Me temo que s¨¦ y sabemos por qu¨¦ se cierra. Y es de una gravedad extrema, porque entre unos y otros est¨¢n logrando crear dos mundos antes s¨®lo intuidos y que ten¨ªan voluntad de integraci¨®n. S¨®lo espero que los irresponsables y los c¨ªnicos no rematen el trabajo de ETA y hagan inhabitable este lugar.
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